Salvemos vidas
Argentina ha asumido que dificultar el acceso al aborto no salva vidas, las condena
El a?o que acaba nos ha acostumbrado a contar muertes. Pero tambi¨¦n nos deber¨ªa hacer evidente que cada muerte no contada es una vida salvada. Que cada pol¨ªtica que aprobamos, cada inversi¨®n que hacemos para tratar de evitar fallecimientos cuenta. Tenemos, eso s¨ª, que medir su efectividad para poder ajustarla y tomar decisiones, manteniendo un objetivo claro: mejorar vidas. En Sudam¨¦rica y el Caribe, solo uno de cada cuatro abortos pueden ser considerados como seguros seg¨²n un estudio publicado en The Lancet en 2018. En Centroam¨¦rica apenas un 18%. En Norteam¨¦rica o Europa, esta cifra se multiplica: 90%, 95%. La diferencia es que en estas regiones la norma, la renta y el sistema sanitario permiten acceso a procedimientos m¨¦dicos de mayor calidad. Sin embargo, la cantidad de interrupciones del embarazo practicadas no es necesariamente mayor en estos pa¨ªses que en Am¨¦rica Latina (v¨¦ase las estimaciones publicadas por Susheela Singh, tambi¨¦n en The Lancet). Argentina acaba de convertirse en la naci¨®n m¨¢s grande de la regi¨®n latinoamericana que deposita la decisi¨®n de interrumpir el embarazo en manos de la vida m¨¢s inmediata, n¨ªtida e incontrovertiblemente afectada por dicho acto: la mujer. Con ello, asume en su ley lo que ya indican los datos: que dificultar el acceso al aborto no salva vidas; las condena. Las condena no s¨®lo en la seguridad inmediata posparto de madre e hijo; tambi¨¦n en el resto de la trayectoria vital. El Turnaway Study, centrado en EE UU, encontr¨® que ante una denegaci¨®n de aborto, se volv¨ªa m¨¢s probable que las mujeres se mantuvieran junto a parejas abusivas, empeoraba su salud mental y la de sus hijos, y aumentaba significativamente la probabilidad de que ¨¦stos acabasen viviendo bajo el umbral de la pobreza. Tendemos a entender la ¡°vida¡± como algo discreto, que existe o no, y preservable por s¨ª mismo. Pero si 2020 nos ha ense?ado algo es que la vida es una posibilidad sujeta a incertidumbre, un jard¨ªn de senderos que se bifurcan infinitamente. Algunos de estos senderos terminan produciendo un camino m¨¢s fruct¨ªfero y beneficioso. Los datos nos deber¨ªan ayudar a distinguir los senderos mejores. Y en este caso indican hacia la autonom¨ªa a las mujeres. La moral, por cierto, no est¨¢ separada de esta perspectiva, sino que la abraza bajo el paraguas de la libertad. La de escoger el propio camino de la manera m¨¢s segura posible. @jorgegalindo
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