Argentina, un oasis del derecho al aborto en Am¨¦rica Latina
En una de las regiones m¨¢s restrictivas en cuanto a los derechos reproductivos, quienes deciden interrumpir sus embarazos pueden pagar con c¨¢rcel o con sus propias vidas
Este mi¨¦rcoles, Am¨¦rica Latina despierta inspirada por una nueva ola verde. Esta vez s¨ª, el Senado argentino ha aprobado un proyecto que permite el acceso libre y legal al aborto hasta la semana 14 de gestaci¨®n, dos a?os despu¨¦s de rechazar una propuesta similar. El cambio ha sido posible tras meses de discusi¨®n p¨²blica, impulsada por las j¨®venes, que hicieron que el aborto dejase de ser un tab¨² y avanzase la despenalizaci¨®n social, haciendo que algunos legisladores cambiaran de opini¨®n. Con esta votaci¨®n, se suma al pu?ado de pa¨ªses latinoamericanos que garantizan el derecho de las mujeres a decidir cu¨¢ndo y c¨®mo ser madres, algo hasta ahora reservado a las que viven en Cuba, Uruguay, Guyana y la Guayana Francesa, el Estado mexicano de Oaxaca y la Ciudad de M¨¦xico.
Los colectivos feministas ven hoy un poco m¨¢s cerca que la interrupci¨®n segura del embarazo deje de ser un privilegio reservado a quienes tienen recursos, pero el caso argentino no deja de ser un oasis en el acceso al aborto en Am¨¦rica Latina. En una regi¨®n con cinco pa¨ªses que lo proh¨ªben sin excepciones (El Salvador, Honduras, Nicaragua, Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª), el debate tiene otras caras como las de las decenas de salvadore?as condenadas hasta a 30 a?os de prisi¨®n por p¨¦rdidas gestacionales o las hondure?as que atienden de manera clandestina una l¨ªnea telef¨®nica que ayuda a mujeres a acabar con sus embarazos de manera segura, a¨²n a riesgo ser encarceladas. Tambi¨¦n son historias como la de ¡®Esperancita¡¯, una adolescente de 16 a?os que falleci¨® en 2012 en Rep¨²blica Dominicana tras ser diagnosticada con leucemia al inicio de un embarazo y a la que retrasaron la quimioterapia para no afectar al feto. Este a?o, la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) admiti¨® el caso de la joven a la que negaron el aborto terap¨¦utico.
¡°Argentina es una esperanza para toda Am¨¦rica Latina¡±, dice desde El Salvador la presidenta de la Agrupaci¨®n Ciudadana por la Despenalizaci¨®n del Aborto Morena Herrera, quien ha seguido el debate en el Senado argentino durante toda la noche conectada a trav¨¦s de WhatsApp con activistas de otros pa¨ªses de la regi¨®n. ¡°Es un proceso que mueve las posibilidades en Am¨¦rica Latina. Pienso que es muy importante por los argumentos, por la fundamentaci¨®n, porque en Argentina se ha mostrado que toda la problem¨¢tica de la clandestinidad e ilegalidad del aborto es un problema de salud que debe ser tratado como tal y que provoca mayores desigualdades porque afecta mucho m¨¢s a las mujeres que viven en situaci¨®n de vulnerabilidad, que son la mayor¨ªa en nuestros pa¨ªses¡±.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, s¨®lo uno de cada cuatro abortos que se realizan en Am¨¦rica Latina se hace de manera segura y cada vez es m¨¢s com¨²n que las mujeres interrumpan sus embarazos recurriendo a m¨¦todos clandestinos o a medicinas como el misopostrol (tradicionalmente usado para tratar ¨²lceras g¨¢stricas), adquiridas fuera de los sistemas formales de salud. Adem¨¢s, el Instituto Guttmacher, una organizaci¨®n no gubernamental, estimaba que, hasta 2017, m¨¢s del 97% de las mujeres de la regi¨®n en edad reproductiva viv¨ªan en pa¨ªses con leyes de restrictivas, lo que no impidi¨® que registraran unos 6.5 millones de abortos anuales entre 2010 y 2014.
Por eso, la activista salvadore?a espera que los debates escuchados en Argentina se puedan retomar en pa¨ªses como el suyo donde, dice, no solo se penaliza el aborto, sino que se persigue a las mujeres que tienen p¨¦rdidas de embarazos involuntarias y particularmente a las que viven en situaciones de pobreza. ¡°Estoy esperanzada en que abra la posibilidad de reflexionar m¨¢s all¨¢ de s¨ª quiero o no quiero el aborto. Es una problem¨¢tica m¨¢s profunda¡±, apunta.
Adem¨¢s de poder acabar en prisi¨®n, las mujeres que deciden interrumpir su embarazo en los pa¨ªses donde est¨¢ completamente prohibido muchas veces ponen en riesgo su salud, una tendencia que ha identificado la ginec¨®loga dominicana y defensora de los derechos de las mujeres Lilliam Fondeur. ¡°En Rep¨²blica Dominicana, como en todos los pa¨ªses del mundo, la mujeres que quieren interrumpir su embarazo lo interrumpen, a¨²n poniendo en riesgo su vida¡±, explica. Y lamenta que, pese a que en su pa¨ªs llevan m¨¢s de 25 a?os promoviendo la legalizaci¨®n del aborto en las tres causales b¨¢sicas (riesgo de vida de la madre, inviabilidad del feto, o que el embarazo sea fruto de una violaci¨®n o incesto) el Congreso no lo haya aprobado todav¨ªa algo que repercute en que el pa¨ªs tenga unas tasas de mortalidad materna ¡°inaceptables¡±.
Entre los pa¨ªses que han legalizado el aborto y los m¨¢s restrictivos hay una amplia gama de causales por las que se permite o impide a las mujeres decidir sobre sus cuerpos. Por ejemplo, Bolivia y Colombia contemplan el aborto si no est¨¢ asegurada la viabilidad del feto, en casos de violaci¨®n, incesto, o si existe amenaza para la vida, la salud f¨ªsica o mental de la mujer. En otros pa¨ªses, como Chile, donde el aborto se despenaliz¨® solo hace tres a?os, esa posibilidad se les da a las mujeres cuya vida est¨¦ en riesgo o que demuestren la inviabilidad del feto, mientras que en Guatemala y Paraguay, la mujer solo puede abortar si se demuestra que su vida corre peligro. Eso casi equivale a una prohibici¨®n de facto que adquiere un cariz si cabe m¨¢s restrictivo en Venezuela, donde solo se permite en casos de riesgo de fallecimiento de ¡°la parturienta¡±.
Venezuela: anticonceptivos como ¡°ayuda humanitaria¡±
La ley venezolana permite el aborto s¨®lo en caso de riesgo de muerte de ¡°la parturienta¡±, pero no hay una norma ni un protocolo de actuaci¨®n para la interrupci¨®n del embarazo. Sin embargo, la definici¨®n de parturienta ¡ªy no de mujer¡ª lo ubica en ese momento de dar a luz. El C¨®digo Penal venezolano tiene consideraciones mucho m¨¢s arcaicas y establece reducciones a las penas (de seis meses a dos a?os de prisi¨®n para las mujeres que abortan y de uno a tres a?os a quienes lo ejecutan) ¡°en caso de que el autor del aborto lo hubiere cometido por salvar su propio honor o la honra de su esposa, de su madre, de su descendiente, de su hermana o de su hija adoptiva¡±. Eso se conoce como aborto honoris causa en la jerga legal.
Frente a la GAN. Caracas.
— Melanie Agrinzones (@Miaulanie_) December 29, 2020
Nohelia de @Uquira_ ???#EstamosConLasPibas pic.twitter.com/J6xofLIFU1
¡°Estamos muy atr¨¢s en esto de la autonom¨ªa reproductiva de las mujeres¡±, dice Magdymar Le¨®n, psic¨®loga cl¨ªnica y activista de la Asociaci¨®n Venezolana para una Educaci¨®n Sexual Alternativa (Avesa). ¡°Est¨¢ penalizado el aborto, no tenemos educaci¨®n integral, el acceso a los m¨¦todos anticonceptivos y servicios de planificaci¨®n familiar ha disminuido much¨ªsimo en medio de la crisis humanitaria y cuando hay estas restricciones se generan m¨¢s embarazos no deseados y m¨¢s abortos inseguros¡±. Como si fuera un pa¨ªs en guerra, Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria compleja y dentro del plan de respuesta que desarrolla las Naciones Unidas, en el pa¨ªs se han repartido m¨¦todos anticonceptivos, que en el tiempo de m¨¢s escasez entre 2017 y 2018 solo se consegu¨ªan en el mercado negro, y ahora son impagables en las farmacias. Hace unos meses, en el estado T¨¢chira se congregaron decenas de mujeres, a¨²n con las restricciones de la pandemia, para recibir implantes hormonales para evitar embarazos como parte de la ayuda humanitaria. ¡°Se han hecho esfuerzos, pero no es suficiente. Llegan hasta donde llegan, como la comida, como las medicinas, como la gasolina¡±, dice Le¨®n.
Un embarazo no deseado ni planificado condena a las mujeres de Venezuela ¡ªdonde el 96% de la poblaci¨®n vive en pobreza¡ª a hundirse a¨²n m¨¢s en la precariedad. Pese a ello, en marzo de este a?o, Nicol¨¢s Maduro las invitaba ¡°a parir seis hijos¡±, como dijo en una alocuci¨®n televisiva el l¨ªder chavista. Le¨®n se?ala que aunque no hay estad¨ªsticas, existe la percepci¨®n de que han aumentado los abortos con m¨¦todos inseguros, al igual que el abandono de ni?os en la calle o que son entregados en refugios. ¡°La mujer inicia el procedimiento en casa de forma insegura, con hierbas o introduciendo en sus vaginas un objeto, como los ganchos, y van al centro de salud para ser atendidas¡±. Luego, todos los abortos figuran como espont¨¢neos.
Ahora, el debate en Argentina tambi¨¦n da esperanzas a las activistas venezolanas. Para Le¨®n, legalizarlo en su pa¨ªs permitir¨ªa establecer un marco general no solo para el derecho de las mujeres, sino para la educaci¨®n y el acceso a mejor planificaci¨®n e informaci¨®n, lo que ayudar¨ªa a prevenir embarazos no deseados, si se les da los recursos necesarios.
Las religiones, un lastre para los avances
En Brasil, donde abortar es solo legal en tres supuestos, (violaci¨®n, embarazo de riesgo para la mujer o malformaciones cerebrales del feto), la mujer que quiere poner fin a un embarazo no tiene un camino f¨¢cil por delante ni aunque cumpla con las causales previstas por la ley. Eso se debe a que hay una presi¨®n permanente de influyentes grupos conservadores, la mayor¨ªa religiosos, para complicar el acceso a ese derecho. La presi¨®n y las dificultades se dan de varias maneras, entre ellas las artima?as surgidas desde el propio Congreso que, de vez en cuando intenta impulsar nuevas restricciones a las reglas.
Otra traba cr¨®nica son los profesionales de salud que recurren a la objeci¨®n de conciencia para negarse a atender a las mujeres en esos casos. Solo la mitad de los Estados brasile?os tienen cl¨ªnicas especializadas en ese procedimiento, una situaci¨®n que ha empeorado con la pandemia. Con la llegada del ultraconservador Jair Bolsonaro al poder, en 2019, tambi¨¦n se sumaron nuevas restricciones a trav¨¦s de normas, como una del Ministerio de Salud que obliga al profesional que atienda un caso de violaci¨®n a comunic¨¢rselo a la polic¨ªa, un paso adicional que no est¨¢ previsto en la ley. En septiembre, el caso de una ni?a de 10 a?os, que qued¨® embarazada tras ser abusada por un t¨ªo y que quiso poner fin a su embarazo, conmovi¨® a Brasil. Perseguida por grupos religiosos de su peque?a ciudad, con apoyo de los ultraconservadores del Gobierno y sus seguidores, la menor fue obligada a viajar casi 1.500 kil¨®metros para poderse abortar en otro Estado.
En otros pa¨ªses, como Rep¨²blica Dominicana o El Salvador, las activistas tambi¨¦n achacan al poder de los grupos conservadores y religiosos a que no se hayan podido cambiar las leyes y el C¨®digo Penal para permitir el aborto en algunas excepciones, como cuando la vida de la madre est¨¢ en peligro u otras circunstancias extremas. ¡°Nosotros en teor¨ªa tenemos un Estado laico, pero eso es solo teor¨ªa. El poder de la iglesia y el conservadurismo van en la misma l¨ªnea de restringir los derechos de las mujeres¡±, apunta la ginec¨®loga dominicana Lilliam Foundeur. Y aunque ella cree que el caso argentino puede ayudar a generar un precedente, opina que, en el caso de su pa¨ªs, el cambio deber¨¢ ser promovido por la propia sociedad.
¡°La poblaci¨®n que tiene acceso a esa informaci¨®n que viene de Argentina, que para nosotros est¨¢ lejos, va viendo un poco de luz sobre todo para las nuevas generaciones¡±, apunta Foundeur. ¡°Pero yo creo que el cambio tiene que venir de abajo, que la poblaci¨®n tiene que presionar a los gobernantes para que cambien. Un grupo privilegiado, como somos las defensoras de los derechos de la mujer, desde arriba, no vamos a hacer los cambios. Para eso es importante que llegue la informaci¨®n m¨¢s all¨¢ del titular a trav¨¦s de las redes sociales¡±.
Chile, el ¨²ltimo en salir de la lista de los m¨¢s restrictivos
En Chile, desde los ¨²ltimos meses de la dictadura de Augusto Pinochet en 1989 hasta septiembre de 2017, el aborto estuvo totalmente prohibido. En esas casi tres d¨¦cadas, el pa¨ªs tuvo el r¨¦cord de las legislaciones de mayor dureza en el mundo sobre los derechos reproductivos de las mujeres. Hace tres a?os, en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, se promulg¨® la ley de interrupci¨®n del embarazo en tres causales: peligro de vida de la madre, inviabilidad fetal y violaci¨®n. Desde entonces, se han llevado a cabo 1.524 procedimientos, de acuerdo a las cifras actualizadas hasta junio pasado. Es un n¨²mero bastante inferior a lo que se proyectaba. Los expertos estimaban unas 70.000 interrupciones del embarazo clandestinas anualmente, algo que, en parte se explica por las barreras de acceso y porque esas causales humanitarias dejan fuera a muchas mujeres.
¡°Hasta junio de 2020, hubo una disminuci¨®n de al menos un 20% respecto al mismo per¨ªodo de 2019. Podr¨ªa explicarse por la pandemia, cuando a lo menos un 25% no pudo acceder a prestaciones sobre interrupci¨®n voluntaria del embarazo, seg¨²n muestra nuestra encuesta sobre el per¨ªodo¡±, explica Javiera Canales, coordinadora del ¨¢rea legal de Corporaci¨®n Miles, que capacita a profesionales y judicializa casos de chilenas que han visto negado el acceso a los abortos. La abogada indica que en Chile existen en teor¨ªa 69 unidades de alto riesgo obst¨¦trico donde se pueden realizar abortos, de las que 67 est¨¢n habilitadas. En algunas de ellas, denuncia, rigen protocolos que suman requisitos diferentes a la ley para interrumpir los embarazos, con total discrecionalidad. Aunque la cifra de m¨¦dicos del sistema p¨²blico que declaran objeci¨®n de conciencia para practicar abortos por la causal de violaci¨®n ha disminuido a un 46%, el porcentaje sigue siendo muy alto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.