El capitalismo y el amor
Avaricia, envidia u otros sentimientos inmorales parecen mejores candidatos para explicar el orden econ¨®mico global. Pero varios cient¨ªficos destacan el papel crucial del amor
La fuente del capitalismo es el amor. Si te preguntas por qu¨¦ vivimos en un sistema capitalista, seguramente la ¨²ltima palabra que te viene a la cabeza es amor. Avaricia, envidia u otros sentimientos inmorales parecen mejores candidatos para explicar el orden econ¨®mico global. Pero varios cient¨ªficos, como Joseph Henrich o Deirdre McCloskey, destacan el papel crucial del amor.
Hace tiempo que sabemos que las democracias capitalistas se fundan en unos rasgos culturales concretos: individualismo, confianza en los desconocidos e intolerancia hacia el nepotismo. Pero no est¨¢ claro por qu¨¦ esos valores, tan contrarios al tribalismo que ha caracterizado a la humanidad desde el amanecer de los tiempos, florecieron al final del medievo en Europa, posibilitando el despegue de Occidente ¡ªcuando tanto China como el mundo isl¨¢mico parec¨ªan mejor preparados¡ª. Y ah¨ª es donde entra el amor.
Y la Iglesia. En el siglo VI, Roma inicia una gigantesca campa?a propagand¨ªstica a favor de que el matrimonio ¡ªque hasta entonces era un arreglo forzado que serv¨ªa a los intereses de los clanes familiares¡ª se convirtiera en la uni¨®n voluntaria de dos corazones. La Iglesia impuso que las novias tuvieran que dar su consentimiento con un expl¨ªcito ¡°s¨ª, quiero¡±. Se acabaron las bodas apa?adas entre primos y la poligamia: los hombres (poderosos) tomando a varias esposas, una pr¨¢ctica desgraciadamente presente en muchas culturas humanas.
Esto llev¨® a una revoluci¨®n dom¨¦stica. En lugar de convivir con diversas generaciones bajo un mismo techo, y depender psicol¨®gica y econ¨®micamente de clanes familiares extensos, los europeos pasaron a formar familias nucleares mon¨®gamas al casarse (por amor) con extra?os. Este nuevo paisaje social alter¨® las formas de relacionarse. Para sustituir al generosamente protector, e infinitamente tirano, jefe del clan, los europeos empezaron a crear asociaciones voluntarias. Las ciudades se llenaron de gremios profesionales que aseguraban a sus miembros, sociedades mercantiles que facilitaban el comercio en todo tipo de mercados, e instituciones de gobierno que priorizaban la democracia y el m¨¦rito por encima de las lealtades tribales.
Esta modernizaci¨®n fue m¨¢s r¨¢pida en unos sitios (como el norte de Italia) que en otros (el sur) y sigue incompleta, tanto en Europa como en el resto del mundo. Pero continuar¨¢. Amor omnia vincit @VictorLapuente
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