A lomos del peligro
En Llinars y Rennes el a?o ha empezado con dos macrofiestas ilegales de horas y horas. Lo que plantea si los organizadores de raves son m¨¢s eficaces que los responsables p¨²blicos
El a?o raro se ha desvanecido y transformado en otro igual de extra?o. El nuevo a?o raro ha nacido como un beb¨¦ de progenitores desconocidos y no parece que su familia, que es mundial, nada menos, quiera hacerse cargo de la criatura. Suele pasar m¨¢s de lo que deseamos creer, pero en este caso los lloros del beb¨¦ universal llegan sin reparos a la grand¨ªsima mayor¨ªa de sus ?qu¨¦? parientes, vecinos, conciudadanos, no se sabe bien qu¨¦ somos ni qui¨¦nes.
Beb¨¦ abandonado a su suerte, el amigo 2021 lleva unos d¨ªas as¨ª, mareando la perdiz a lomos del peligro. A lo tonto a lo tonto, naci¨® de un parto gigantesco, ya fuera en esa intemperie entre campo y ciudad que es Llinars del Vall¨¨s o en la Rennes de la dulce Francia donde cada d¨ªa se suicida un agricultor. As¨ª empez¨® a caminar el ni?o a?o, con una fiesta ilegal de 1.000 personas amontonadas durante cuarenta horas en el Vall¨¨s que los organizadores pensaban alargar hasta este lunes 4 y otra de 2.500 fiesteros en Rennes que dur¨® dos noches. ?Di que s¨ª, criatura! En presente comprimido vivimos.
No he estado nunca en una macrofiesta y no hace falta que me busquen en una, por m¨¢s desesperada que pueda estar y lo puedo estar bastante. Porque, la verdad, estos partos colectivos a lomos del peligro suenan a desesperaci¨®n, no soy la ¨²nica que estos d¨ªas lo piensa y lo escribe. Suenan a mucha jeta, s¨ª, pero es que la arrogancia ante el peligro es parte de la acci¨®n desesperada. El a?o que vivimos peligrosamente, cu¨¢ntas veces no se ha usado en vano el t¨ªtulo de este film de 1982. Pues mira, ya hemos pasado uno y estamos iniciando otro.
No estar¨¦ nunca en una cosa as¨ª porque soy una boba que no tolera el ruido, eso para empezar. Una vez, para escribir sobre la macrodiscoteca Florida, de Fraga, tuve que hacer un sacrificio monumental en pro de hablar de lo que conoces y no de lo que te cuentan. Suerte que un amigo me acompa?¨®, sola no hubiera podido ni dar dos pasos. Y encima lleg¨® la bofia, por una redada de drogas. Todo muy educado, en realidad, gracias al propietario, el se?or Joan Arnau de grata memoria para tanta gente. Pero esto es una pandemia, las drogas que no son el virus (es un decir) imagino que importar¨ªan poco en Llinars cuando (por fin) los mossos llegaron. O en Rennes, donde hab¨ªa 1¡ä5 veces m¨¢s gente. No, nunca me encontrar¨¢n ah¨ª. No soporto el ruido ni puedo estar con tanta gente a la vez, ni siquiera cuando de joven iba a conciertos multitudinarios, que disfrutaba dando vueltas por el recinto. En fin, que no.
Como no estuve en Llinars (ni en Rennes) nada puedo decir del asunto, que lo cuente quien lo conozca, no por lo que le cuente la polic¨ªa. Qu¨¦ s¨¦ yo, que lo cuente el actor que fue el profesor Merl¨ª en la tele y de filosof¨ªa y de j¨®venes algo se le habr¨¢ injertado. A lomos del peligro.
Que lo cuente el periodismo, claro. Los ilegales, ?eran todos tan j¨®venes c¨®mo han aparecido en fotos y v¨ªdeos? Y si lo son, ?qu¨¦ dice todo esto de ellos, de ellas? Tal vez vale la pena poner el foco ah¨ª. El a?o que vivimos peligrosamente ha estigmatizado a los j¨®venes y en t¨¦rminos generales se les considera una poblaci¨®n irresponsable e insolidaria. Pero su panorama general es este: viven en el presente y basta. No solo por ser j¨®venes. La estructura social, el modelo productivo, las formas colectivas de organizaci¨®n ha reducido su espacio a la m¨ªnima expresi¨®n, y as¨ª resulta que llevamos dos o tres generaciones que no tienen v¨ªnculo con el pasado. Nada les conecta con el pasado y tampoco disponen de un discurso (el relato, ay) que les d¨¦ proyecci¨®n de futuro. Es lo que cuentan estudiosos de la geograf¨ªa humana e historiadores del presente. O sea que: a vivir peligrosamente. La tan manida idea proviene y no est¨¢ de m¨¢s recordar del poeta y panfletista Marinetti y los artistas del futurismo de la era mussoliniana, para quienes la guerra era higi¨¦nica. Pero, insisto, poco sabemos de quienes son ni de sus edades, m¨¢s all¨¢ de dos datos de los organizadores de lo de Llinars, una holandesa de 29 y un tarraconense de 22.
No solo los j¨®venes. A lomos del peligro, cabalgando peligrosamente el ni?o a?o, beb¨¦ pand¨¦mico universal, va un mont¨®n de gente con mayores responsabilidades que los organizadores de raves. No les hable nadie de c¨®mo afrontar mejor el desastre ni la fase en que sea que estamos, ni la vacunaci¨®n, ni las urgencias del colectivo sanitario. Los que organizan raves lo hacen mejor. Que les quiten lo bailado a los de Llinars y Rennes que nadie detuvo hasta cuarenta horas o dos noches despu¨¦s.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y cr¨ªtica cultural
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