Regular las tecnol¨®gicas
Corresponde al poder pol¨ªtico definir un marco m¨¢s eficaz de gesti¨®n de los contenidos en las plataformas digitales
La decisi¨®n de Facebook y Twitter de vetar las cuentas de Donald Trump tras el asalto al Capitolio es un acierto que debe ser aplaudido. A la vez, esta tard¨ªa reacci¨®n es el s¨ªmbolo de la nefasta gesti¨®n de las plataformas digitales en cuesti¨®n de control de contenidos que intencionadamente desestabilizan las democracias. Sometidos a un vendaval de cr¨ªticas, los gigantes digitales han introducido paulatinamente algunas mejoras. Pero estas resultan totalmente insuficientes, como demuestra la situaci¨®n en EE UU. Tras difundir sin pausa a lo largo de su presidencia noticias falsas, insidias y mensajes polarizadores al borde del discurso del odio, Trump utiliz¨® sus cuentas en redes sociales en las ¨²ltimas semanas para convencer a sus seguidores de que en realidad ha ganado ¨¦l las elecciones y un contubernio filocomunista se las ha robado.
La difusi¨®n de mentiras y la incitaci¨®n a subvertir el resultado oficial ha desembocado en un asalto al Congreso. Este es solo el ¨²ltimo de una inquietante serie de episodios que, a trav¨¦s de las redes, amenazan las democracias.
El veto a Trump en Twitter fue primero por un d¨ªa; en la noche del viernes la cuenta fue suspendida permanentemente. Facebook ha decidido suspender sus publicaciones dos semanas, ¡°hasta que se haya completado la transferencia pac¨ªfica de poder¡±, seg¨²n un anuncio del fundador y presidente ejecutivo, Mark Zuckerberg. El magnate explic¨® que han permitido a Trump usar la plataforma durante a?os porque ¡°el p¨²blico tiene derecho al acceso m¨¢s amplio posible al discurso pol¨ªtico, incluso si es controvertido¡±.
Naturalmente, el control de los contenidos es un asunto delicad¨ªsimo que ata?e a la libertad de expresi¨®n, que es precisamente uno de los pilares de la democracia. Por ello mismo, son los poderes p¨²blicos los que deben marcar de forma clara e incisiva las reglas del juego a las tecnol¨®gicas. El actual marco legislativo de EE UU es insatisfactorio. La secci¨®n 230 de la Ley de 1996 de Decencia en las Comunicaciones exonera a las plataformas de las normas que afectan a los medios tradicionales y sustancialmente les concede una competencia de autorregulaci¨®n. Este marco pensado hace un cuarto de siglo debe ser reformado. Las plataformas se han convertido en gigantes con un poder¨ªo extraordinario para plasmar las convicciones de la ciudadan¨ªa; responden a una inevitable l¨®gica de maximizaci¨®n de ingresos. La pol¨ªtica debe intervenir para mejorar la regulaci¨®n, establecer mecanismos de transparencia y rendici¨®n de cuentas.
La UE ha dado un paso en ese sentido con una propuesta de la Comisi¨®n que redobla las exigencias a las plataformas en el control de los contenidos que publican y en la transparencia, con sanciones muy elevadas. Es un paso en la direcci¨®n adecuada. La resistencia de las plataformas ser¨¢ fuerte. Pero es preciso reformar y avanzar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.