Mejorar la alerta
Una mayor anticipaci¨®n y contundencia en los mensajes habr¨ªa ayudado a interiorizar la gravedad de la amenaza
Buena parte del territorio espa?ol sufre la embestida de una excepcional tormenta. La nevada, la m¨¢s intensa en d¨¦cadas, ha provocado una situaci¨®n de grave emergencia, paralizando los transportes, especialmente en Madrid. El escenario es de extrema dificultad, con cadenas de suministro bloqueadas y servicios p¨²blicos muy golpeados en sus capacidades. La previsi¨®n de una prolongada ola de fr¨ªo complica el escenario, y agrava la angustia ciudadana, especialmente de las personas en situaci¨®n fr¨¢gil o de dependencia.
Es obvio que las Administraciones no pueden disponer de medios adecuados para fen¨®menos tan excepcionales como este. Pero s¨ª cabe esperar que los protocolos de alerta ciudadana y de preparaci¨®n de los servicios sean eficientes. En otros pa¨ªses, las autoridades tienen afianzadas praxis de alerta muy incisivas, con contundentes comparecencias de l¨ªderes pol¨ªticos o difusi¨®n masiva de mensajes v¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles. En el caso de la tormenta Filomena s¨ª hubo alertas previas, pero hubiese sido oportuna una mayor anticipaci¨®n y contundencia. La ciudadan¨ªa de las ¨¢reas afectadas afronta con toda probabilidad la perspectiva de vivir los pr¨®ximos d¨ªas sin acceso ¡ªo con acceso m¨ªnimo¡ª a suministros b¨¢sicos. Es razonable creer que buena parte no interioriz¨® adecuadamente la gravedad de la perspectiva. En ello, la responsabilidad es de las autoridades, no de los ciudadanos.
Circunstancias como estas involucran a Administraciones de distinto tipo ¡ªy distinto color¡ª. Competencias y responsabilidades se reparten entre ellas. La prioridad, obviamente, es superar la emergencia con todos los recursos disponibles. Despu¨¦s, habr¨¢ que aprender lecciones, doblemente importantes ya que es racional esperar cada vez m¨¢s fen¨®menos climatol¨®gicos extraordinarios en el futuro. En esa tarea, ser¨ªa preciso no utilizar la habitual aproximaci¨®n de pol¨¦mica partidista que nubla la perspectiva de pr¨¢cticamente cualquier debate en este pa¨ªs. Por ¨²ltimo, convendr¨¢ desmontar desde la racionalidad y con contundencia cualquier argumento que aproveche el fr¨ªo para el negacionismo del cambio clim¨¢tico.
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