Palabras

Una de las cosas admirables que tiene Francia es el tozudo af¨¢n de apoyar en la cultura su pol¨ªtica tanto nacional como internacional. El homenaje a Samuel Paty, el profesor decapitado por un asesino islamista, tuvo lugar en la Sorbona y el presidente Macron dej¨® claro que la batalla contra el terrorismo, no en su pr¨¢ctica criminal que corresponde a polic¨ªas y jueces sino en su motivaci¨®n ideol¨®gica, debe darse en la escuela y el arte. La matriz esencial de ese rearme es la lengua francesa, prioridad absoluta en la educaci¨®n porque representa la unidad de los ciudadanos frente al separatismo (Macron llama al enemigo por su nombre) de los fan¨¢ticos que privilegian su peculiaridad religiosa o ¨¦tnica contra la armon¨ªa legal del pa¨ªs. El acceso de todos al conocimiento de la lengua y su uso cultural insustituible es la base del laicismo republicano que a nadie excluye. Las dem¨¢s lenguas habladas en Francia son protegidas, naturalmente, pero sin desplazar al veh¨ªculo principal de comunicaci¨®n democr¨¢tica. No se combate la fragmentaci¨®n porque sea mala en s¨ª ¡ªque a veces lo es¡ª sino porque se defiende algo mejor.

En Espa?a, desgraciadamente, estamos en las ant¨ªpodas de esta lucidez pol¨ªtica. Un sabio recientemente desaparecido, Gregorio Salvador, public¨® en 1987 un libro admirable: Lengua espa?ola y lenguas de Espa?a. Desde su propio t¨ªtulo realza la importancia cultural y, dir¨ªa yo, existencial de nuestra lengua com¨²n mientras se?ala las artificiosas hipertrofias al servicio de intereses fragmentadores de otras lenguas, leg¨ªtimas dentro de sus l¨ªmites. Obra pionera, clarividente, en parte continuada por su malogrado disc¨ªpulo Juan Ram¨®n Lodares, que deber¨ªa entregarse a cada diputado al asumir el cargo. Pues bien, hoy est¨¢ descatalogada: para regalarla a un amigo he debido pedirla por Internet a una librer¨ªa de Berl¨ªn...