Puritana
Esto que nos pasa no puede estar pas¨¢ndonos. Sin embargo, nos pasa y, a todas luces, es inmoral
No voy a hablar en t¨¦rminos de lucha de clases porque hablar en esos t¨¦rminos es un honor que ya solo se le concede a Warren Buffett, y porque los partidos de izquierda renunciaron a su vocabulario para que los partidos de derecha se pudieran erigir en representantes de la fam¨¦lica legi¨®n. No hay m¨¢s que revisar el perfil de ciertos votantes de Vox y el precioso ¨¢lbum vikingo que nos dej¨® el asalto al Capitolio. Como la izquierda est¨¢ acoquinadita mientras la derecha se desacompleja mintiendo porque ella lo vale, hoy hablar¨¦ en t¨¦rminos de moral. Vivimos una pandemia; Filomena nos acaba de aplastar con su manto blanco helando el coraz¨®n del vecindario sin luz de la Ca?ada Real y matando de fr¨ªo a las personas que viven en la calle. Ya solo nos falta un ataque alien¨ªgena o la invasi¨®n de alg¨²n reino vecino sensible al autoexilio del em¨¦rito. Mientras, en la cadena de televisi¨®n p¨²blica de la comunidad cuya presidenta afirma que en situaciones catastr¨®ficas las presidentas han de estar no en medio, sino encima ¡ªfantasmag¨®rica, pesada e imperialmente¡ª evidenciando su cuestionable asimilaci¨®n de las ense?anzas de Barrio S¨¦samo, su nula comprensi¨®n del poder jer¨¢rquico no dimanante de Dios Padre y del significado de la empat¨ªa; en la televisi¨®n p¨²blica de esta comunidad, en la que lo p¨²blico se pretende desacreditar continuamente y se propone a la ciudadan¨ªa salir a la calle con palas para quitar nieve como si fu¨¦ramos intr¨¦pidos vaqueros, defensores del rancho y el rifle, emiten un programa de exhibici¨®n de casoplones. Mansiones de ochocientos metros habitadas por dos personas que acuden a subastas y anticuarios para jugar a las casitas. Chal¨¦s con piscina azul. Gimnasios. Mesas de billar. Camitas con dosel. Lo cl¨¢sico y lo vanguardista entremezclados. Minimalismo decorativo: cada hueco o ausencia cuestan miles de euros. Exhibici¨®n hortera del buen gusto. De la falta absoluta de ¨¦l.
Cuando me pregunto por la finalidad de estos programas, no me sale la vena resentida ni cuestiono la propiedad privada ¡ªno quiero que me encierren en un manicomio¡ª, pero, en un gesto moral y defensivo, me pongo en modo monja laica, pagana misionera, Hepburn derramando el whisky de Bogie en el r¨ªo, y no s¨¦ si estos programitas intentan publicitar euromillones y las casas de apuestas; demostrarnos que existe gente muy lista cuya listeza queda galvanizada en el ADN de las mejores familias, que los privilegios siempre son logros de la inteligencia y del trabajo, y que usted, que mira con estupor los casoplones, es un poquito soplagaitas¡ Puede que el programa est¨¦ patrocinado por una plataforma inmobiliaria que quiere ayudar a ricos empobrecidos o por un eje del mal criptocomunista que incita, bajo la m¨¢scara de equipo de creatividad televisivo, a la okupaci¨®n y el asalto. Acaso se trabaje un objetivo aspiracional de ¡°usted puede, p¨®ngase¡±; o quiz¨¢ el programa sea un catalizador de la depresi¨®n ¡ªsoy una mierda, soy una mierda¡¡ª, de la envidia cochina, de la idea de que hay otros mundos ¡ªde Yupi¡ª, pero est¨¢n en este, o del rupestre negacionismo: ni estas casas ni el coronavirus existen, y una mujer niega que esta nieve sea nieve. La quema con un mechero: ¡°No se derrite. Pl¨¢stico puro¡±. Esto que nos pasa no puede estar pas¨¢ndonos. Sin embargo, nos pasa y, a todas luces, es inmoral.
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