Subversi¨®n ideol¨®gica en Cuba
Biden no abjurar¨¢ del Destino Manifiesto ni pulverizar¨¢ el embargo pero es meritorio que acometa su contrarrevoluci¨®n sin coces ni mala sangre
Desechadas la inteligencia y las ense?anzas de la historia, las coces de Trump sobre Cuba comenzaron con la denuncia de que una veintena de funcionarios de la Embajada en La Habana sufr¨ªan mareos, confusi¨®n mental y hablaban en arameo porque la dictadura hab¨ªa trastornado sus sentidos y raz¨®n con sonidos propagados por microondas: un sofisticado ataque ac¨²stico que no quedar¨ªa impune. Poco import¨® que las universidades de Berkeley, en California, y Lincoln, en el Reino Unido, demostraran que los zumbidos escuchados en las residencias diplom¨¢ticas correspond¨ªan al frotamiento de las alas esclerotizadas del grillo antillano durante el cortejo. El archivo de la distensi¨®n de Obama estaba servido. Al igual que la explosi¨®n del acorazado Maine fue el casus belli de EE UU para expulsar a Espa?a del Caribe, el ritual insectil justific¨® el endurecimiento del embargo para arruinar al vecino comunista, devolverlo a la lista de pa¨ªses colaboradores del terrorismo y perjudicar a Biden, que se estrena haci¨¦ndose esperar. Vuelta a empezar con el palo, la zanahoria y los ajustes t¨¢cticos de una apuesta a largo plazo que pretende el desarraigo revolucionario de Cuba y desarrollar el embri¨®n de una alternativa moderada, cuyo nacimiento depender¨¢ de que los ancianos de Sierra Maestra asuman las pantuflas.
La normalizaci¨®n bilateral anunciada el 14 de diciembre de 2014 se concret¨® a?o y medio despu¨¦s de conversaciones secretas, probablemente reanudadas por la Casa Blanca para proseguir el desaf¨ªo planteado por Obama a Ra¨²l Castro: la subversi¨®n ideol¨®gica de la sociedad cubana. La meta es la entrada de Friedman, Hayek y Chanel en el palacio de la Revoluci¨®n con un plan y un calendario regulables: en lugar de amenazas, intercambios y ayudas para estimular las aspiraciones econ¨®micas y c¨ªvicas de los cubanos y transformarlas en exigencias pol¨ªticas, en sindicatos y partidos.
Salvo que se acepte otra eternidad de penurias, el r¨¦gimen deber¨¢ renunciar a la falsa disyuntiva entre socialismo y capitalismo y asumir los riesgos del emprendimiento privado y la libre asociaci¨®n y expresi¨®n de ideas. Las rupturas radicales o la bomba nuclear sobre el comit¨¦ central son enso?aciones. Solo queda la soluci¨®n interna desprovista de ret¨®ricas de guerra fr¨ªa, represi¨®n e injerencias contraproducentes. Bienvenida la confraternizaci¨®n de EE UU con los grupos de debate cultural, las redes sociales, la atemorizada intelectualidad reformista y el activismo por los derechos civiles, pol¨ªticos y laborales, constre?ido a la marginalidad social o la c¨¢rcel. La defensa de las libertades es obligada aunque las reclame un imperio m¨¢s concernido por la hegemon¨ªa planetaria que por los derechos humanos y la democracia, cuya vulneraci¨®n ignora o bendice en los pa¨ªses aliados. Biden no abjurar¨¢ del Destino Manifiesto ni pulverizar¨¢ el embargo, pero es meritorio que acometa su contrarrevoluci¨®n sin coces ni mala sangre.
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