Waterloo
Mi esperanza es que Puigdemont no pueda reeditar su primogenitura secesionista porque sus seguidores decepcionados le dejen en la estacada, prefiriendo ERC, la CUP o la abstenci¨®n
Comienza la campa?a catalana en las peores condiciones posibles. La victoria de Illa es improbable porque s¨®lo la pronostica un CIS que ya perdi¨® toda su credibilidad, aunque ojal¨¢ me equivoque. Solo queda por tanto el duelo entre las dos almas del separatismo, la trumpista del pr¨®fugo en Waterloo y la indecisa del inquilino de Lledoners. ?Cu¨¢l vencer¨¢? Aunque mejor ser¨ªa preguntarse, ?qui¨¦n perder¨¢? Mi intuici¨®n me dice que el fugado. Y lo intuyo as¨ª por la misma raz¨®n que impedir¨¢ a Trump volver a ganar la presidencia en 2024: porque se ha evaporado su carisma tras convertirse en un pat¨¦tico perdedor.
Weber sostuvo que el carisma de un l¨ªder no se debe a sus cualidades sino a la fe de sus seguidores, como demuestra el caso de Trump. Pero tambi¨¦n se?al¨® que, por ciega que sea esa fe, el carisma se esfuma con las derrotas; y puso el ejemplo de Napole¨®n, que a pesar de creerlo invencible, los franceses dejaron de creer en ¨¦l tras su doble derrota: la primera en Leipzig, que le hizo abdicar por primera vez, y la segunda en Waterloo, tras sus Cien D¨ªas de fuga de Elba. Pues bien, a Trump le ha pasado algo parecido aunque sin ninguna grandeza, s¨®lo haciendo el rid¨ªculo con bravucona grandilocuencia.
Primero fue derrotado el 3 de noviembre por siete millones de votos populares y 74 votos electorales. Entonces emprendi¨® cien d¨ªas figurados de fuga de la realidad tratando de negar su derrota hasta que fue derrotado por fin en su Waterloo del D¨ªa de Reyes, cuando se produjo el pat¨¦tico gatillazo de su asalto fallido al Congreso. Y as¨ª, como expresidente doblemente perdedor, ya no se puede creer en ¨¦l. Por eso, con su credibilidad de mat¨®n y abusador en jefe por los suelos, no creo que se atreva a presentarse a una futura e inveros¨ªmil reelecci¨®n. Y si lo hace, no creo que sea capaz de volver a enga?ar a demasiada gente.
Pues bien, al pr¨®fugo de Waterloo puede pasarle igual. La comparaci¨®n es leg¨ªtima porque toda la ¨¦pica secesionista, con sus hechos alternativos de las leyes de desconexi¨®n y transitoriedad, el referendo del 1 de Octubre y la DUI, son tan fraudulentos e ilegales como el MAGA (Make America Great Again) de Trump, pues s¨®lo se sostienen por la fe de sus seguidores. Al igual que Napole¨®n, con quien sin duda desea compararse, Puigdemont se refugi¨® en su figurado exilio de Elba tras sufrir su primera derrota, pues no fue capaz de ejecutar la proclamaci¨®n de la rep¨²blica y se fug¨® a Waterloo tras ser intervenida la Generalitat por aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Despu¨¦s logr¨® rehacerse al superar a ERC en las elecciones del 21-D, imponiendo a su vicario Torra al frente de la Generalitat. Pero estos cuatro a?os de est¨¦ril mandato han sido como los Cien D¨ªas del Emperador retornado, tras los que ahora le llega en Waterloo su hora de la verdad. Mi esperanza es que no pueda reeditar su primogenitura secesionista porque sus seguidores decepcionados le dejen en la estacada, prefiriendo ERC, la CUP o la abstenci¨®n. Pero quiz¨¢s est¨¦ confundiendo mis deseos con la aciaga realidad.
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