La covid-19 y los ¡°locos a?os veinte¡±
2021 es la antesala de mayores desequilibrios y desencuentros globales. Salvo que se haga algo, bien y a tiempo
?Despu¨¦s de la pandemia, qu¨¦? Hay una previsi¨®n singular: que vendr¨ªa una fase de desenfreno sexual y derroche. Como en los a?os 20 del siglo pasado luego de la llamada ¡°gripe espa?ola¡±.
As¨ª lo sostiene Nicholas Christakis, profesor en la Universidad de Yale. Suena sugerente ¨Cy hasta divertido-, pero es una arriesgada generalizaci¨®n sobre un mundo tremendamente desigual. Aunque, es verdad, la pandemia ha tocado a todos. Contagiando incluso a veteranos como Trump, Johnson, Macron, Bolsonaro, L¨®pez Obrador o Carlos Slim.
Entre los diez pa¨ªses con m¨¢s alta mortalidad por mill¨®n de habitantes ¨Csobre los 221 pa¨ªses afectados- destacan el Reino Unido (quinto), Italia (s¨¦ptimo) y EE UU (d¨¦cimo). Los 660.000 decesos ocurridos solo en estos tres pa¨ªses equivalen al 30% del total de fallecimientos en el mundo. Cierto que el impacto es mayor entre las comunidades pobres y ¨¦tnicamente discriminadas, pero las muertes tocan a todos los escalones sociales.
En el otro extremo, a pesar que Am¨¦rica Latina tiene escasamente el 8,2% de la poblaci¨®n mundial, la suma de fallecimientos ocurrida solo en los cinco pa¨ªses con m¨¢s poblaci¨®n (Brasil. M¨¦xico, Colombia, Argentina y Per¨²) representa casi el 25 % del total de los ocurridos por la covid-19.
As¨ª que entre tres pa¨ªses ricos del norte y cinco de Am¨¦rica Latina se da cuenta del 55% del total de fallecimientos oficialmente registrados. Cifra que, por cierto, no creo refleje fielmente la realidad dada la imprecisa contabilidad, por ejemplo, en el ?frica subsahariana donde en los dos pa¨ªses con m¨¢s alta poblaci¨®n (Nigeria y Etiop¨ªa), que llegan al total de 330 millones (igual a la de EE UU), no suena veros¨ªmil que el n¨²mero ¡°total¡± de fallecidos sea de 3,730 (como Honduras ¡).
Pero, cuidado, ser¨ªa facilista concluir que la pandemia impacta igual en los pa¨ªses ricos y en los que eufem¨ªsticamente algunos llaman ¡°en v¨ªas de desarrollo¡±. Las condiciones son muy distintas en asuntos claves como la salud p¨²blica y la econom¨ªa.
En cuanto a las condiciones institucionales de los sistemas de salud, la brutal incapacidad de responder en el sur, que ha quedado en evidencia, es resultado del marginal espacio que el tema ha tenido en las pol¨ªticas p¨²blicas y los presupuestos.
Esto se extiende ahora a la vacuna. La escandalosa desigualdad global en su administraci¨®n hace que mientras en pocos pa¨ªses disponen ya m¨¢s del 95% del total de vacunas, all¨ª podr¨¢n vacunar este a?o a quienes lo necesitan. Viene siendo lento e ineficiente su proceso de aplicaci¨®n en casi toda Europa y EE UU, s¨ª, pero la vacuna est¨¢; o estar¨¢ pronto.
Para los dem¨¢s, el lento y muy desigual acceso a la vacuna diferir¨¢ su aplicaci¨®n generalizada; para algunos pa¨ªses, estiman algunos que hasta 2023-2024. La facilidad Covax anuncia 337 millones de dosis (es decir menos de 170 millones de personas ¡°vacunables¡±) para el primer semestre. Parece mucho, pero ser¨ªa solo una parte de los 2.000 millones de dosis previstas para todo el a?o.
El hecho es que ha quedado como papel mojado lo acordado en la Asamblea General de la ONU en abril sobre ¡°acceso equitativo¡± a las ¡°futuras vacunas¡± contra la covid-19. En este cuadro de procesos desiguales de vacunaci¨®n, ?qu¨¦ viene? Pues parece no advertirse una verdad contundente: no habr¨¢ fin a la pandemia mientras la vacunaci¨®n no sea global.
Segundo, la econom¨ªa. A nivel mundial se ha contra¨ªdo -4,4%, pero el impacto ha sido mayor en buena parte del ¡°sur global¡±.
La pandemia en EE UU redujo su PBI el 2020 en -2,4%; mientras que en la ¡°eurozona¡± baj¨® -5,1% abri¨¦ndose all¨ª, s¨ª, un a?o de recesi¨®n. En el sur ha sido peor. En Am¨¦rica Latina, por ejemplo, el pron¨®stico m¨¢s reciente del FMI sugiere que ha ca¨ªdo 8,1% lo que est¨¢ ya impactando en el aumento de la pobreza (a 37,3%).
Unos, sin embargo, tienen c¨®mo salir de la crisis; otros no. Planes y recursos brillan en un lado; son inexistentes en el otro. Los pa¨ªses ricos producir¨¢n este a?o, para s¨ª mismos, una enorme inyecci¨®n fiscal. La que se defini¨® en tiempos de Trump para EE UU por 900.000 millones de d¨®lares, que con Biden aumentar¨¢ a casi 2 mil millones de millones. En Europa, se ha aprobado ya el mayor paquete de est¨ªmulo jam¨¢s financiado a trav¨¦s del presupuesto de la UE: 1,8 bill¨®n de euros que ayudar¨¢n a reconstruir una Europa ¡°m¨¢s ecol¨®gica, digital y resiliente¡±. Qu¨¦ bueno.
Pero en el ¡°sur global¡±, cero. En Am¨¦rica Latina no solo no hay inyecci¨®n fiscal sino inmanejables d¨¦ficits. Tampoco un Plan Marshall ¨Co an¨¢logo- previsto. Si 2020 fue de vacas flacas, este 2021 que est¨¢ empezando, ser¨¢ de vacunos agonizantes¡
El momento es, pues, dram¨¢tico. Por lo que es antesala no de unos locos y fulgurantes a?os 20, sino de mayores desequilibrios y desencuentros globales. Salvo que se haga algo; bien y a tiempo.
Un paso necesario ser¨ªa apostar al nuevo clima multilateralista que ha puesto en el escenario la gesti¨®n Biden. Que deber¨ªa incluir que los pa¨ªses del sur y, dentro de ellos, los latinoamericanos, recuperen su capacidad de articulaci¨®n y de gesti¨®n; organiz¨¢ndose a s¨ª mismos para avanzar al menos en tres direcciones.
Una primera y central: invertir en serio en la salud de la poblaci¨®n. Aqu¨ª, en el ¡°sur global¡±, se deber¨¢ al menos triplicar los recursos anuales para que el sistema de salud deje gradualmente de ser tan precario. A ahorrar mucho y priorizar estos gastos. Poco quedar¨¢, pues, para el derroche.
Segundo, batallar para que lo acordado en la Asamblea General de Naciones Unidas en abril sobre la vacuna no quede en el papel. Lo de Covax, bien, pero, ?cuidado!, se espera demasiado. Est¨¢ ya llegando muy tarde y de a pocos y no basta. Tendr¨ªa que trasladarse completo ¨Co en su gran mayor¨ªa- en el primer semestre para que tenga impacto.
Tercero, lo crucial: recursos financieros extraordinarios para enfrentar la recesi¨®n y crisis en buena parte del sur global. De lograrse esto no vendr¨¢, por cierto, el desenfreno o el derroche al que alude Christakis. Pero s¨ª una poblaci¨®n mejor alimentada, con mejor salud, estabilidad institucional y rutas viables de afirmaci¨®n democr¨¢tica.
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