La agenda latinoamericana y Biden
La reactivaci¨®n del multilateralismo es muy buena para Am¨¦rica Latina pero para que sea una realidad nuestros pa¨ªses deben dejar de mirarse al ombligo
?Al fin! 08.18 de la ma?ana, mi¨¦rcoles 20 de enero, despega el Marine One de la Casa Blanca llev¨¢ndose a Trump, volte¨¢ndose, as¨ª, una p¨¢gina lamentable de la historia estadounidense. La polarizaci¨®n y tensiones que atraviesan el pa¨ªs no se resolver¨¢n m¨¢gicamente con la sucesi¨®n presidencial. Pero se aleja su principal y sistem¨¢tico promotor en el maltratado pa¨ªs del Bill of Rights.
El crucial llamado de Biden a la unidad en su discurso inaugural marca lo que ser¨¢, sin duda, un eje de su gesti¨®n. Bien por eso. Ya resta?ar las heridas lacerantes dejadas por el predecesor. Pero simult¨¢neamente ya va adoptando medidas sustanciales que desactivando varias minas antipersonales de aislacionismo, ataque al medio ambiente y desconsideraci¨®n de los derechos ciudadanos.
En cuanto a Am¨¦rica Latina, ?hacia d¨®nde va una posible agenda com¨²n ¨Co concertada- con EE UU? Tema accesorio en la campa?a electoral, pese a lo cual Biden se dio tiempo de adelantar posiciones alentadoras en temas urticantes como el migratorio o la captura de la presidencia del BID por un asesor del expresidente.
Esta es una oportunidad para la regi¨®n. En dos planos.
De un lado, construir conjuntamente una agenda en torno a aspectos sustanciales como la democracia, el medio ambiente, los derechos humanos y el desarrollo econ¨®mico.
Por otro lado, la exigencia de que en la regi¨®n latinoamericana se den pasos efectivos de concertaci¨®n y articulaci¨®n para superar la dram¨¢tica fragmentaci¨®n prevaleciente para poder construir una agenda de interacci¨®n con los EE UU. Los pasos que sobre medio ambiente y contra el calentamiento ya dio Biden a pocas horas de asumir son muy alentadores y positivos para esa interacci¨®n.
Cuatro asuntos sustantivos resaltan.
Primero, la afirmaci¨®n de la democracia. Es preocupante el crecimiento y vigorizaci¨®n de las corrientes autoritarias. Reafirmar principios y valores democr¨¢ticos es esencial pero no puede entenderse como la mera reiteraci¨®n ret¨®rica de palabras vac¨ªas. Ello supone la afirmaci¨®n de principios fundamentales y el seguimiento de amenazas y realidades concretas.
Uno de ellos es, por ejemplo, la situaci¨®n en Venezuela. El trumpismo fue exuberante en la ret¨®rica, en sanciones econ¨®micas unilaterales -que a quien perjudicaban era principalmente al pueblo venezolano- y en est¨¦riles bravatas intervencionistas. Am¨¦rica Latina, por su lado, actu¨®, pero parecer¨ªa haberse agotado la viabilidad de apuestas como las del Grupo de Lima. Es importante ¨Cy viable, ahora- revisar todo esto.
Hay, por supuesto, una exigencia ineludible para el restablecimiento de la democracia en Venezuela: la unidad de la oposici¨®n democr¨¢tica y su papel medular para vertebrar una soluci¨®n pol¨ªtica negociada. En esa perspectiva, una articulaci¨®n entre el Grupo de Lima, el Grupo de Contacto, la iniciativa de Oslo y los EE UU podr¨ªa reforzar ese proceso, que corresponde esencialmente a la sociedad venezolana, involucrando a los dem¨¢s actores internacionales concernidos.
Segundo, la apuesta por el multilateralismo, espacio medular en las relaciones internacionales. Que ya estaba jaqueado, es verdad. Pero Trump llev¨® las cosas al extremo petardeando todo lo imaginable: OMS, OTAN, Acuerdo de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el tratado comercial As¨ªa-Pac¨ªfico (TPP), etc.
Est¨¢ en la agenda de Biden y en el inter¨¦s de Am¨¦rica Latina hacer que el multilateralismo se reactive y funcione. Y ya empez¨® por retornar a la OMS, al Acuerdo de Par¨ªs sobre el medio ambiente y restablecer m¨¢s de 100 disposiciones sobre materia ambiental del Gobierno de Obama que Trump hab¨ªa dejado sin efecto.
Esta reactivaci¨®n del multilateralismo es muy buena para Am¨¦rica Latina pero para que sea una realidad nuestros pa¨ªses deben dejar de mirarse al ombligo y apostar por el relanzamiento de mecanismos de integraci¨®n o cooperaci¨®n regional o subregional latinoamericana que languidecen y que deben jugar un papel efectivo en la dinamizaci¨®n del multilateralismo.
Cuando corresponda, articul¨¢ndose con EE UU o Europa, por ejemplo, en la afirmaci¨®n de los derechos humanos (EE UU debe regresar al Consejo de Derechos Humanos) o el medio ambiente. Y, por supuesto, apuntando a agendas concertadas entre latinoamericanos de cara a la cumbre hemisf¨¦rica que debe realizarse en EE UU este a?o.
Tercero, las migraciones. La orden de Biden de detener de inmediato la construcci¨®n del ¡°muro de Trump¡± es positivo paso previo a otros ya en agenda. Entre ellos la regularizaci¨®n de 11 millones de migrantes que ya est¨¢n en EE UU. Muy bien. Pero el asunto no quedar¨¢ all¨ª pues las migraciones seguir¨¢n.
Se requiere una revisi¨®n sobre qu¨¦ hacer. Que se haya designado a Roberta Jacobson para, entre otros asuntos, coordinar la ¡°frontera sur¡± es bueno. Calificada diplom¨¢tica, que conoce muy bien la regi¨®n, podr¨ªa abrir una din¨¢mica distinta a la destructiva que ha estado vigente. En esto corresponde a la regi¨®n una ¡°voz latinoamericana¡±; hay que construirla.
Cuarto, el desarrollo interno y la derrota de la pobreza en Am¨¦rica Latina, ingrediente ineludible en una agenda regional. Siempre, y m¨¢s ahora con el desastre que est¨¢ dejando la pandemia.
Muy bien que se piense en Washington, ?al fin!, en un plan serio de apoyo al Tri¨¢ngulo Norte en Centroam¨¦rica, factor relevante en las recientes ¡°olas¡± migratorias. Pero hay que apuntar, aunque suene fantasioso, a toda la regi¨®n, jaqueada por la pobreza que ha crecido: una suerte de Plan Marshall, o semejante. Acaso el ¨²nico freno, por lo dem¨¢s, frente a las migraciones que llegan caminando hasta las fronteras de Texas o Arizona.
Recursos de diversas fuentes e instituciones de la banca multilateral podr¨ªan ser herramientas eficaces y sustantivas. En ello la revisi¨®n de una presidencia del BID indebidamente otorgada (la carta de Trump) ser¨ªa un paso saludable; que se resolver¨ªa con una amable invitaci¨®n a ¡°un paso al costado¡± o, si no funcionara ello, a una revisi¨®n de las normas internas que decidir¨ªan la mayor¨ªa de pa¨ªses accionistas.
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