Un Govern friki o efectivo
El cotidiano desorden callejero es un term¨®metro exacto del desgobierno catal¨¢n: de lo que da de s¨ª un gobierno entre Junts y Esquerra
El cotidiano desorden callejero es un term¨®metro exacto del desgobierno catal¨¢n: de lo que da de s¨ª un Govern entre Junts y Esquerra. Hasta el quinto d¨ªa de altercados el consejero de Interior, Miquel S¨¤mper ¡ªun waterl¨®omano¡ª, no se atrevi¨® a definirlos como ¡°vandalismo¡±, dando por bueno su inicio y su bondad pro libertad de expresi¨®n... incluido el apedreamiento de El Peri¨®dico de Catalunya.
El grupo de Laura Borr¨¤s lo ¨²nico que ha hecho estos d¨ªas ha sido culpar del desorden, sin haberse concluido la investigaci¨®n oficial, a la ¡°inaceptable respuesta¡± de los Mossos, sin criticar la violencia de bastantes manifestantes. Es lo que tiene el unilateralismo cerril. Sabe de criminalizar al Estado; de perseguir a disidentes, botiflers y traidores; de atacar a las empresas del Ibex; de quejarse de esa Europa que no le dedica monumentos; de defenderse de las imputaciones que recibe por corrupci¨®n desvi¨¢ndolas a la condena por malversaci¨®n contra Oriol Junqueras. Entiende de destruir. Por eso machaca, si conviene, a su derechista S¨¤mper, como antes purg¨® a sus liberales ?ngels Chac¨®n y Miquel Buch. Junts solo sirve como picadora Moulinex.
El l¨ªder de Esquerra, Pere Aragon¨¦s, es el mejor colocado para encabezar el nuevo Govern ¡ªaunque le ganara Salvador Illa¡ª porque puede optar a dos alianzas distintas. Una, con Junts y eventuales aditamentos: la CUP (que reniega), los Comunes (que la niegan). La de Junts es la opci¨®n friki al desgobierno: la que ataca ¡°gestionar la autonom¨ªa¡±; la que contradice sus promesas de pragmatismo y di¨¢logo con el Gobierno; la que quiere seguir chantaje¨¢ndole, por d¨¦bil y traidor. La que impedir¨ªa toda obra de gobierno, porque ni est¨¢ en eso, ni sabe, ni le interesa.
Un Govern con la sospechosa Borr¨¤s; o con su siguiente en la lista, Joan Canadell, admirador confeso de Donald Trump; o con Ramon Tremosa, que defend¨ªa como Matteo Salvini abrir las pistas de esqu¨ª en vez de confinar, solo para reventar a la consejera de Salud, la republicana Alba Verg¨¨s, jam¨¢s gobernar¨¢. Encarnan la par¨¢lisis a que conduce un programa imposible.
La otra opci¨®n, la de un Govern efectivo, admite variantes, todas cuantas eviten enfangarse con el unilateralismo. Una coalici¨®n de izquierdas (que asegura no querer); un Gobierno en minor¨ªa (con Comuns y abstenci¨®n del PSC); un Ejecutivo con independientes... Requiere tambi¨¦n, como prerrequisito, rehabilitar las instituciones: el Parlament. Y compartirlo, buscando para presidirlo alguien de ¡ªo aceptable para¡ª el partido ganador.
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