Homenaje
Saben con exactitud lo que han de odiar y el signo de su enemigo. No yerran. El Palau es un s¨ªmbolo de civilizaci¨®n que les ha de resultar insufrible y lo embistieron
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El concierto comenz¨® con el poema de H?lderlin en el que imagina a los dioses adormecidos sobre nubes doradas que mecen aires de pausados giros, pero la orquesta y el coro dan un brusco cambio para reconocer nuestro destino como aguas empujadas por el despe?adero y rompi¨¦ndose de pe?a en pe?a sin descanso hasta desaparecer. El coro, por la pandemia, canta encaramado en los anfiteatros y el dolor llega de muy alto.
Luego era Schiller quien convocaba a las nenias, aquellos cantos f¨²nebres romanos, para advertirnos de que todo lo bello perece, que lo hermoso es ef¨ªmero y ni siquiera los dioses logran mantener en vida a los que aman. Canta a Eur¨ªdice, Adonis y Aquiles, muertos en el umbral del Averno sin que sus amantes divinos puedan impedirlo. La orquesta y el coro dan un nuevo giro y cantan con gran potencia que s¨®lo se salvan aquellos a quienes una voz canta su memoria, justamente lo que estaba haciendo esa magn¨ªfica orquesta que ha reconstruido David Afkham.
S¨ª, s¨®lo el himno puede salvarnos, pero entonces surge el piano sobre el escenario y el joven Trifonov ataca el primer concierto para orquesta de Beethoven. Elegante, sobrio, y a velocidad mozartiana, el concierto nos devuelve el ¨¢nimo combativo, la afirmaci¨®n de la vida, la sonrisa. La Orquesta Nacional de Espa?a y sus coros son un verdadero prodigio en el actual panorama mundial.
?Por qu¨¦ se lo cuento? Pues porque aquella noche las hordas salvajes atacaban, en Barcelona, el Palau de la M¨²sica. Ellos saben con exactitud lo que han de odiar y el signo de su enemigo. No yerran. El Palau es un s¨ªmbolo de civilizaci¨®n que les ha de resultar insufrible y lo embistieron. Dicen ser antisistema, pero es obvio que ahora tienen mucho dinero y apoyo institucional. A¨²n odian m¨¢s.
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