Inaceptable paso de Boris Johnson
Otro gesto unilateral de Londres mina su credibilidad y la relaci¨®n con la UE
La tensi¨®n entre Bruselas y Londres ha vuelto a escalar a cuenta de la compleja situaci¨®n de Irlanda del Norte tras el Brexit. Por segunda vez en menos de un a?o, el Gobierno brit¨¢nico de Boris Johnson ha incumplido lo pactado. Johnson ha anunciado unilateralmente, sin ambages y sin aviso previo a Bruselas, una pr¨®rroga de seis meses en el periodo de gracia concedid...
La tensi¨®n entre Bruselas y Londres ha vuelto a escalar a cuenta de la compleja situaci¨®n de Irlanda del Norte tras el Brexit. Por segunda vez en menos de un a?o, el Gobierno brit¨¢nico de Boris Johnson ha incumplido lo pactado. Johnson ha anunciado unilateralmente, sin ambages y sin aviso previo a Bruselas, una pr¨®rroga de seis meses en el periodo de gracia concedido al tr¨¢fico de ciertas mercanc¨ªas (como las destinadas a los supermercados) que llegan a Irlanda del Norte procedentes del resto del Reino Unido. Esta manera de proceder es inaceptable y con raz¨®n la Comisi¨®n Europea ha reaccionado poniendo en marcha los preparativos para un procedimiento de infracci¨®n y el Parlamento Europeo ha dejado en el aire, sin fecha, la ratificaci¨®n del Acuerdo de Comercio y Cooperaci¨®n que desde el 1 de enero regula de manera provisional las relaciones entre la UE y el Reino Unido.
La exenci¨®n temporal de controles, que expira el 1 de abril, pretend¨ªa dar tiempo a que las autoridades y empresas brit¨¢nicas se adaptasen a la nueva realidad pos-Brexit, en la que Irlanda del Norte a efectos comerciales sigue siendo parte del mercado interior europeo. El objetivo de esa f¨®rmula es preservar el clima que se logr¨® con los Acuerdos de Paz de 1998 que pusieron fin a d¨¦cadas de violencia entre protestantes (unionistas) y cat¨®licos. La permanencia de Irlanda del Norte en el mercado europeo garantiza la libre circulaci¨®n de bienes entre las dos partes de la isla sin necesidad de controles que podr¨ªan haber quebrado la convivencia.
El precio que Johnson acept¨® pagar por tener a la vez ese imprescindible resultado en Irlanda y el corte limpio con la UE en el que se empecinaba fue la de establecer una l¨ªnea fronteriza a efectos comerciales en el mar que separa a Irlanda del Norte del resto del pa¨ªs y deja a esa provincia brit¨¢nica en gran parte supeditada a las normas y controles de Bruselas. Es una soluci¨®n que Theresa May dijo que ning¨²n primer ministro brit¨¢nico habr¨ªa aceptado jam¨¢s.
Ahora que las consecuencias de esa decisi¨®n quedan claras, el Gobierno de Johnson parece incapaz de asumir el resultado de sus propios compromisos y opta otra vez por desmarcarse de lo acordado como v¨ªa para calmar la creciente tensi¨®n en Irlanda del Norte (ya lo hizo el a?o pasado con un proyecto legislativo que luego retir¨®).
Bruselas ha ofrecido a Londres colaboraci¨®n y se ha mostrado dispuesta a buscar de manera conjunta soluciones pragm¨¢ticas a las complicaciones que est¨¢n surgiendo. Pero no puede aceptar que Londres haga quiebros unilaterales. La relaci¨®n entre la UE y el Reino Unido debe construirse sobre el respeto a lo pactado ¡ªen definitiva, al derecho internacional¡ª y la confianza mutua entre ambas partes. Las violaciones de los acuerdos por parte de Johnson minan la credibilidad internacional del Reino Unido y socavan peligrosamente la posibilidad de forjar una relaci¨®n estable y duradera con la UE.
Irlanda y sus ciudadanos a ambos lados de la frontera merecen permanecer en un entorno de convivencia sereno. Ello requiere una relaci¨®n de confianza entre Londres y Bruselas. Los pasos de Johnson no ayudan.