Una pregunta inc¨®moda
?A qui¨¦n tienen que pedir justicia los palestinos de Gaza y de los territorios ocupados de Cisjordania cuando ven vulnerados sus derechos?
El cambio es radical. Apenas queda rastro del estilo y de las ideas anteriores, especialmente en la comunicaci¨®n p¨²blica, donde se ha regresado a las mejores tradiciones de transparencia y rendimiento de cuentas ante los periodistas. Concentrado en su cuenta de Twitter y en sus tempestuosas ruedas de prensa, con Donald Trump se devaluaron e incluso desaparecieron las comparecencias diarias de sus portavoces.
No era una cuesti¨®n meramente formal, sino de comportamiento democr¨¢tico. ...
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El cambio es radical. Apenas queda rastro del estilo y de las ideas anteriores, especialmente en la comunicaci¨®n p¨²blica, donde se ha regresado a las mejores tradiciones de transparencia y rendimiento de cuentas ante los periodistas. Concentrado en su cuenta de Twitter y en sus tempestuosas ruedas de prensa, con Donald Trump se devaluaron e incluso desaparecieron las comparecencias diarias de sus portavoces.
No era una cuesti¨®n meramente formal, sino de comportamiento democr¨¢tico. Ha dicho Joe Biden que Estados Unidos va a predicar con la fuerza del ejemplo m¨¢s que con el ejemplo de la fuerza. Si no lo hiciera o al menos lo intentara, ser¨ªa escasa su credibilidad cuando critica a Putin por el encarcelamiento de Navalni, a Xi Jinping por el genocidio contra los uigures o a los militares de Myanmar por su sangriento golpe de Estado.
La democracia exige a los gobiernos que admitan las preguntas inc¨®modas. Encerrado en su realidad paralela, Trump no admit¨ªa que le pincharan su burbuja y humillaba a quienes le preguntaban. De un gobernante como Biden, en cambio, no se espera tan solo que admita las preguntas sino que las responda de forma adecuada y convincente.
Matt Lee, corresponsal de Associated Press en el Departamento de Estado, formul¨® el pasado 3 de marzo, no una sino seis veces, una pregunta que el portavoz, Ned Price, no supo responder m¨¢s que con vaguedades y tartamudeos y que ha quedado ya inscrita como crucial a la hora de dilucidar la pol¨ªtica de la nueva Administraci¨®n dem¨®crata hacia Oriente Pr¨®ximo.
No puede ser m¨¢s sencilla: ?a qui¨¦n tienen que pedir justicia los palestinos de los territorios ocupados cuando ven sus derechos vulnerados? Poco pueden esperar de la Autoridad Palestina o del poder de facto de Ham¨¢s en Gaza. No les atienden las autoridades israel¨ªes, al contrario, son muy escasos los delitos contra sus propiedades y personas perseguidos por los tribunales. Estados Unidos, tal como se encarg¨® de recordar el portavoz, no reconoce la legitimidad del Tribunal Penal Internacional, la ¨²nica instancia judicial que puede y quiere investigar los cr¨ªmenes de guerra cometidos en Palestina, hasta el punto de que Trump estableci¨® un r¨¦gimen de sanciones contra sus magistrados que Biden todav¨ªa no ha levantado.
Para el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, esta pregunta corresponde solo a una campa?a antisemita. Hasta tal punto es inc¨®moda la pregunta y hasta tal punto se ha banalizado el antisemitismo.