No olvidar a los sirios
Al cumplirse una d¨¦cada de conflicto, la comunidad internacional debe mantener la presi¨®n sobre el r¨¦gimen
Un decenio despu¨¦s de su estallido, la guerra siria ¡ªuno de los conflictos contempor¨¢neos m¨¢s sangrientos e inhumanos¡ª se halla en estado de coma inducido a causa de la pandemia. Mientras, una comunidad internacional aquejada de fatiga de guerra parece olvidar el drama de los cientos de miles de muertos, torturas y desapariciones masivas y que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n est¨¢ desarraigada y sufriendo graves penurias. Las potencias globales y regionales que han alentado a los contendientes, y que tambi¨¦n se involucraron en el campo de batalla, se han decantado por la estabilizaci¨®n de los frentes tras la propagaci¨®n de la covid-19. El presidente Bachar el Asad no puede esconder tras una aparente victoria militar el fracaso que representa la p¨¦rdida del control sobre m¨¢s de un tercio del territorio nacional y la ruina de un pa¨ªs cuya econom¨ªa ha retrocedido d¨¦cadas. Pese a que las armas callaron hace un a?o, el r¨¦gimen sigue haciendo o¨ªdos sordos a la v¨ªa pol¨ªtica ofrecida por Naciones Unidas para consensuar una reforma constitucional previa a la convocatoria de elecciones cre¨ªbles.
La comunidad internacional debe mantener la presi¨®n sobre Damasco para que acepte de una vez que no existe salida militar para una guerra interminable y desbloquee su participaci¨®n en el Comit¨¦ Constitucional Sirio, constituido en Ginebra desde 2019 junto con representantes de la oposici¨®n y la sociedad civil. Pero el mundo, y los Estados occidentales en particular, no puede dejar de dar amparo a m¨¢s de cinco millones de refugiados y de sostener a sus pa¨ªses de acogida, ni relajar el esfuerzo humanitario para asistir a m¨¢s de seis millones de desplazados internos. Sin abandonar a su suerte a los m¨¢s vulnerables, el mensaje para El Asad tiene que ser inequ¨ªvoco: no tendr¨¢ reconocimiento entre las naciones ni apoyo para resurgir de la devastaci¨®n si no se sienta a negociar con quienes se rebelaron contra la opresi¨®n hace 10 a?os. En este contexto, son bienvenidos los primeros destellos de justicia universal para Siria, llegados desde Alemania con la reciente condena a un exagente del r¨¦gimen por detenci¨®n ilegal y torturas.
EDITORIAL | A?o de lecciones
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