El inquietante avance del kirchnerismo
A siete meses de las legislativas, se deben evitar los riesgos de librar batallas que no se corresponden con la urgencia del momento
El presidente de Argentina, Alberto Fern¨¢ndez, vive tiempos dif¨ªciles. La crisis no da tregua ¡ªel PIB cay¨® casi un 10% en 2020 y la inflaci¨®n interanual en febrero fue del 40,7%¡ª, y el plan de inmunizaci¨®n contra la covid no termina de arrancar por falta de vacunas. La combinaci¨®n de crisis estructural y pandemia ha tenido efectos devastadores en el fr...
El presidente de Argentina, Alberto Fern¨¢ndez, vive tiempos dif¨ªciles. La crisis no da tregua ¡ªel PIB cay¨® casi un 10% en 2020 y la inflaci¨®n interanual en febrero fue del 40,7%¡ª, y el plan de inmunizaci¨®n contra la covid no termina de arrancar por falta de vacunas. La combinaci¨®n de crisis estructural y pandemia ha tenido efectos devastadores en el frente externo: los bonos argentinos en d¨®lares han perdido el 31% de su valor desde agosto, cuando se anunci¨® la reestructuraci¨®n de la deuda. Las dificultades pasadas y nuevas que se avizoran, sin embargo, parecen pasar inadvertidas entre los grupos que integran el Frente de Todos, una alianza entre peronistas kirchneristas, peronistas tradicionales y movimientos de izquierda m¨¢s o menos atomizados.
Hace dos a?os, la expresidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner declin¨® su candidatura en favor de Fern¨¢ndez, a quien propuso acompa?ar como vicepresidenta. Con una mochila cargada de causas judiciales y un estilo confrontativo que termin¨® por espantar al voto de clase media, Kirchner entendi¨® que deb¨ªa salir de la primera l¨ªnea. La apuesta fue exitosa en las urnas, pero tras un a?o y tres meses la influencia cada vez m¨¢s evidente de la expresidenta ha terminado por lastrar a Fern¨¢ndez. Las evidencias se acumulan. El presidente perdi¨® semanas atr¨¢s a su ministra de Justicia, Marcela Lozardo, una persona de su m¨¢xima confianza, y puso en su lugar a Mart¨ªn Soria, un hombre de la expresidenta. El cambio no fue menor: est¨¢ en marcha una reforma judicial que los cr¨ªticos consideran a la medida de las necesidades judiciales de Kirchner, quien a su vez se proclama v¨ªctima de una confabulaci¨®n de jueces, medios y opositores.
El kirchnerismo no solo avanza hacia espacios que el presidente hab¨ªa reservado para s¨ª. Kirchner tambi¨¦n maneja sus propias estrategias y tiempos pol¨ªticos. Bast¨® una carta en Facebook donde advert¨ªa, sin dar nombres, sobre ¡°ministros que no funcionan¡± para que un terremoto pol¨ªtico acompa?ara al Gabinete durante semanas. El mi¨¦rcoles pasado no dud¨® en interferir desde Buenos Aires en las conversaciones que el ministro de Econom¨ªa manten¨ªa con el FMI para una moratoria en los pagos. Ese mismo d¨ªa, Argentina abandon¨® el Grupo de Lima para Venezuela.
Este tipo de interferencias no hacen m¨¢s que cuestionar a Fern¨¢ndez, justo en momentos en que los problemas se acumulan. Al presidente le cuesta cada vez m¨¢s mostrarse como ese l¨ªder dialogante y respetuoso de las instituciones que hace dos a?os tanto sedujo al electorado. Dentro de siete meses se celebrar¨¢n las elecciones legislativas de medio t¨¦rmino, claves para delinear una nueva relaci¨®n de fuerzas. La gravedad de la crisis debe alcanzar para advertir sobre los riesgos de promover posiciones extremas y de librar batallas que no se corresponden con la urgencia del momento.