Pol¨ªticos lud¨®patas
Si queremos que la pol¨ªtica deje de ser un casino, quitemos los dados a quienes nos gobiernan
?Qu¨¦ gobiernos de nuestro pa¨ªs lo est¨¢n haciendo mejor? Con la excepci¨®n de las personas m¨¢s ideologizadas, creo que la mayor¨ªa coincidir¨ªamos en que las administraciones que est¨¢n gestionando la pandemia de forma m¨¢s razonable son las m¨¢s peque?as y silenciosas: los ayuntamientos y las autonom¨ªas con menor peso pol¨ªtico. Est¨¦n gobernadas por la izquierda o la derecha, han buscado soluciones originales a la crisis; por ejemplo, activando la capi...
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?Qu¨¦ gobiernos de nuestro pa¨ªs lo est¨¢n haciendo mejor? Con la excepci¨®n de las personas m¨¢s ideologizadas, creo que la mayor¨ªa coincidir¨ªamos en que las administraciones que est¨¢n gestionando la pandemia de forma m¨¢s razonable son las m¨¢s peque?as y silenciosas: los ayuntamientos y las autonom¨ªas con menor peso pol¨ªtico. Est¨¦n gobernadas por la izquierda o la derecha, han buscado soluciones originales a la crisis; por ejemplo, activando la capilaridad de sus servicios sociales ante los retrasos en la llegada de las ayudas de instancias superiores.
Su gran virtud es su escaso pedigr¨ª. Sus dirigentes pol¨ªticos no se pasan las ma?anas en los plat¨®s de televisi¨®n descalificando a sus adversarios y las tardes perge?ando crisis de gobierno. Porque, ya sea por ley o costumbre, la clase pol¨ªtica de estas administraciones no puede tirar los dados a mitad de la legislatura. No pueden convocar elecciones anticipadas con la calculadora de las encuestas en la mano. Y, como no controlan el tiempo que les queda en el cargo, se tienen que dedicar a gobernar.
En el extremo opuesto tenemos a la sant¨ªsima trinidad de las administraciones ¡ªel Gobierno central, la CAM y la Generalitat¡ª junto a un creciente grupo de autonom¨ªas con ¨ªnfulas de grandeza. Su ¨¦lite pol¨ªtica, en el Gobierno y la oposici¨®n, invierte esfuerzos ingentes en manipular los tiempos pol¨ªticos, retrasando investiduras, acelerando mociones de censura, precipitando elecciones y arrastrando al pa¨ªs a una permanente campa?a electoral. M¨¢s pendientes de la partida de p¨®quer con sus rivales que de los problemas de sus ciudadanos, no son tan gobernantes como lud¨®patas de la pol¨ªtica.
Por suerte, hay cura para esta adicci¨®n: la abstinencia electoral. Como en otras democracias, podr¨ªamos obligar a que todas las elecciones ¡ªgenerales, auton¨®micas y locales¡ª se celebraran el mismo d¨ªa (por ejemplo, el primer domingo de mayo) cada cuatro a?os. Desprovistos del bot¨®n nuclear, nuestros presidentes deber¨ªan centrarse en gestionar la cotidianidad con los socios que tuvieran a mano, les gustaran m¨¢s o menos. Obviamente, en circunstancias excepcionales podr¨ªa haber elecciones en medio de la legislatura, pero entonces sus convocantes pagar¨ªan el alto precio de interrumpir los cuatro a?os de paz. Si queremos que la pol¨ªtica deje de ser un casino, quitemos los dados a los pol¨ªticos. @VictorLapuente