Tratar con dictadores
Aunque sea un desliz, Draghi ha dado en el blanco. ?C¨®mo encontrar el equilibrio entre principios e intereses en el trato con los tiranos?
Mario Draghi ha demostrado, una vez m¨¢s, que es un maestro de la palabra. Con una frase y dos ideas, el primer ministro italiano ha formulado la dificultad pol¨ªtica m¨¢s seria con la que se enfrentan las democracias en una globalidad cuarteada y multipolar en la que avanza el autoritarismo y retrocede la democracia: ¡°Con los dictadores, llam¨¦mosles por lo que son, con los que uno necesita colaborar, hay que ser f...
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Mario Draghi ha demostrado, una vez m¨¢s, que es un maestro de la palabra. Con una frase y dos ideas, el primer ministro italiano ha formulado la dificultad pol¨ªtica m¨¢s seria con la que se enfrentan las democracias en una globalidad cuarteada y multipolar en la que avanza el autoritarismo y retrocede la democracia: ¡°Con los dictadores, llam¨¦mosles por lo que son, con los que uno necesita colaborar, hay que ser franco al expresarles la diferencia de visi¨®n y estar preparados a cooperar a la hora de asegurar los intereses del propio pa¨ªs¡±.
A los dictadores no les gusta que les llamen dictadores. Todav¨ªa menos cuando se sienten legitimados por las urnas. No debe extra?ar su reacci¨®n intemperante. Si a los dictadores (como Erdogan) no se les llama dictadores, a los genocidios no se les llama genocidios (como el que est¨¢n sufriendo los uigures) y a los intentos de asesinato no se les llama intentos de asesinato (como el que Navalni sufri¨® y sigue sufriendo con las condiciones carcelarias a que ha sido sometido), todo quedar¨¢ igualado, dictaduras y democracias, negocio redondo para los dictadores, avalados por las realidades alternativas.
Erdogan fue elegido en las urnas, pero su principal adversario, Selahattin Demirtas, est¨¢ en la c¨¢rcel. Es una cruel caricatura esa democracia musulmana que dec¨ªa seguir la senda de la democracia cristiana. Mario Draghi no ha sido elegido por los ciudadanos, pero fue investido por los diputados y senadores, representantes de la soberan¨ªa popular. Leg¨ªtimo, democr¨¢tico e incluso popular y, gracias al Estado de derecho, la independencia de la justicia, la legalidad internacional y el compromiso europeo con los derechos humanos, todo lo que le falta a Erdogan, cuenta con toda la autoridad para cantar las cuarenta a los dictadores, como hizo tambi¨¦n Biden con Putin.
Trump solo llamaba dictadores a los dictadores cuando le interesaba para sus tratos comerciales. En caso contrario, les daba la raz¨®n: concedi¨® ante Putin que tambi¨¦n los gobernantes estadounidenses mataban, asinti¨® ante la anexi¨®n de Crimea y la liquidaci¨®n de las libertades de Hong Kong, y solo evoc¨® el genocidio contra los uigures cuando quiso convertir a China, su adversario favorito, en culpable de la pandemia.
Puede que sea un desliz, pero Draghi ha dado en el blanco. Sus palabras contienen la pregunta que va a definir nuestra ¨¦poca: ?c¨®mo encontraremos el equilibrio entre los principios y los intereses en el trato con los tiranos?