La f¨¢brica de la guerra
La guerra en el Alto Karabaj, un nuevo episodio de la pugna entre Rusia y Turqu¨ªa por sus respectivas esferas de influencia
Bastan dos ingredientes. De un lado, la base material: una regi¨®n inestable, llena de conflictos congelados, fronteras discutidas y minor¨ªas enfrentadas. Del otro, las condiciones internacionales: la debilidad de las instituciones multilaterales, la avidez de las potencias regionales, la ausencia de liderazgos por parte de las superpotencias. As¨ª se rompen los equilibrios que manten¨ªan la estabilidad de las regiones m¨¢s conflictivas. El efecto del actual desplazamiento de las placas tect¨®nicas del poder mundial es una guerra abierta como la que acaba de estallar en el Alto Karabaj, en la que se enfrentan armenios y azer¨ªes, con resultados pavorosos en bajas militares y en ataques a la poblaci¨®n civil.
El combate no enfrenta tan solo a los hombres, sino tambi¨¦n a dos principios incompatibles: el de autodeterminaci¨®n de los pueblos, reivindicado por la poblaci¨®n armenia mayoritaria en el enclave monta?oso dentro de la rep¨²blica de Azerbaiy¨¢n; y el de la preservaci¨®n de las fronteras internacionalmente reconocidas, reivindicado por el Gobierno de Bak¨² para la anexi¨®n del Alto Karabaj. Azuza a los combatientes el agravio hist¨®rico, entreverado de choque de civilizaciones, la cristiana de Armenia y la musulmana de Azerbaiy¨¢n; protegida la primera por Mosc¨², la Tercera Roma del nacionalismo ruso heredero de Bizancio; y la segunda por Ankara, que Erdogan pretende convertir en capital de la primera superpotencia isl¨¢mica.
La sed de revancha consume a ambas partes. La cuenta pendiente de los armenios con el imperio otomano es antigua y pesada. Fueron v¨ªctimas del primer genocidio del siglo XX, de memoria y balance pol¨¦micos y rechazados por los turcos. La cuenta de los azer¨ªes es m¨¢s reciente, pero tambi¨¦n amarga: la derrota rotunda en la ¨²ltima guerra, la que libraron las dos rep¨²blicas vecinas y mellizas entre 1988 y 1994. As¨ª es como avanzan sus peones quienes quieren ampliar su esfera de influencia, como es el caso de Turqu¨ªa, y quienes pugnan por mantenerla, como es el caso de Rusia, ambas potencias enceladas en conflictos por procuraci¨®n que les enfrenta en Libia, en Siria y ahora en el C¨¢ucaso.
En la primera ocasi¨®n en que se encienden en el siglo XXI esos viejos rescoldos del XX, no pod¨ªa faltar a la cita la tecnolog¨ªa. La acci¨®n fulminante de los drones azer¨ªes est¨¢ decantando los combates. Contrasta la prudencia de Putin con la agresividad de Erdogan. Tambi¨¦n con la impotencia de Europa y la inhibici¨®n de Trump, oportunidad que todos aprovechan para mover r¨¢pidamente sus piezas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.