Erdogan devuelve la moneda
Europa est¨¢ falta de visi¨®n a largo plazo para el Mediterr¨¢neo
La debilidad estrat¨¦gica del flanco sur de la Uni¨®n Europea, puesta en evidencia abiertamente por Turqu¨ªa en el Mediterr¨¢neo, no es una sorpresa. Hablamos de una Europa que ha ido paulatinamente ampli¨¢ndose, que ha acogido en su seno a buena parte de los pa¨ªses del este y que est¨¢ apostando por integrar a otros cinco pa¨ªses balc¨¢nicos. Sin embargo, desde 1963, Turqu¨ªa no hab¨ªa abandonado su estatus de pa¨ªs asociado al proceso de construcci¨®n europea, a pesar de haber depositado oficialmente su candidatura, desde 1987, y sin haber dejado de llamar a la puerta de la integraci¨®n hasta la llegada al poder, en 2003, del Partido de la Justicia y el Desarrollo de Recep Tayyip Erdogan.
Las negociaciones sobre las condiciones de adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea fueron ralentizadas tras la victoria del partido islamista y finalmente congeladas, a petici¨®n del Parlamento Europeo, con motivo de la crisis migratoria y la represi¨®n masiva desatada por Erdogan despu¨¦s del intento de golpe de Estado en 2016. Sin embargo, no son las causas reales de la paralizaci¨®n de la entrada de Turqu¨ªa en la UE, sobre todo cuando se admite la actitud de los pa¨ªses del Este de Europa sobre la inmigraci¨®n y los derechos humanos (Polonia, Hungr¨ªa, etc¨¦tera)
Seguramente, junto a las razones que se centran en ser una naci¨®n de confesi¨®n musulmana, determinadas por la reelecci¨®n del mandatario turco, as¨ª como su deriva autoritaria innegable, se han barajado otras no abiertamente declaradas: las consecuencias que puede tener el peso demogr¨¢fico de Turqu¨ªa sobre el equilibrio entre los grandes pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (punto de vista de Francia y Alemania nunca compartido por el Reino Unido).
Frente a la denegaci¨®n reiterada de las expectativas turcas por parte de la UE, el presidente Erdogan ha sacado sus conclusiones. Sin renunciar formalmente a la candidatura de Turqu¨ªa a la Uni¨®n, reorienta totalmente su estrategia, dise?ando a su pa¨ªs un destino fundamentalmente mediterr¨¢neo y asi¨¢tico, apostando tambi¨¦n por Rusia e Ir¨¢n. Y ha estrenado, tanto respecto a Europa como a su aliado norteamericano dentro de la OTAN, una autonom¨ªa de movimientos en su entorno medioriental y en ?frica del norte y subsahariana.
Turqu¨ªa se ha convertido, en unos 15 a?os, en potencia econ¨®mica, comercial y militar, capaz de competir con la Uni¨®n Europea. Est¨¢ presente en conflictos abiertos en zonas estrat¨¦gicas (Libia, Siria, norte de Irak), controla la ruta migratoria del Este y de Oriente Pr¨®ximo, y ahora proclama su derecho a la explotaci¨®n de fuentes energ¨¦ticas (gas) en el mar Egeo, provocando la reacci¨®n de Grecia.
Las maniobras militares emprendidas por Grecia, Chipre, Francia e Italia, no servir¨¢n para disuadir a Turqu¨ªa, porque se sabe ¡ªAlemania lo subray¨®¡ª que la soluci¨®n ser¨¢ pol¨ªtica. Es la verdadera paradoja de la Uni¨®n Europea: la puerta cerrada pertinazmente a los turcos se cierra, a su vez, a los intereses europeos. Y genera una situaci¨®n peligrosamente conflictiva. Europa est¨¢ falta de visi¨®n a largo plazo para el Mediterr¨¢neo. De momento, Erdogan est¨¢ devolviendo la moneda. Tampoco es una respuesta muy esperanzadora.
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