Covida
En la vida real de las personas m¨¢s castigadas por la pandemia se lleva el ¡®nesting¡¯ y el ¡®coliving¡¯; suena ¡®sexy¡¯, pero es estar preso en casa como en un nido y vivir amontonados en el poco espacio que la pobreza impone

No es otra forma femenina de covid, sino un tipo de convivencia que he estado practicando desde hace cosa de un a?o. Llegaron sin darse a conocer, y los primeros d¨ªas iban con discreci¨®n, quiz¨¢ porque nosotros est¨¢bamos entonces a todas horas pegados al televisor y la prensa, con guantes en las manos y antifaz en la cara. Pero fueron ganando confianza, y terreno, hasta que la lascivia, que no sabe callar, les delat¨®. No voy aqu¨ª a jactarme de ornit¨®logo, pero s¨ª me tengo por fisonomista. Una tarde de tedio, despu¨¦s de fijarme mucho, ca¨ª en la cuenta de que la pareja era siempre la misma, sin alterne: unos enamorados colomb¨®filos que hab¨ªan elegido mi terracita como nido okupa; de edad indefinida y sexo indescifrable, aunque procrearon m¨¢s de una vez en el largo encierro y fueron buenos padres con sus huevecillos. Quiz¨¢ todas las palomas felices se parecen.
Sus jolgorios ruidosos no eran lo m¨¢s molesto. Al fin y al cabo uno ha sido tambi¨¦n joven, y ha hecho sus pinitos en las onomatopeyas del amor. Pero es que me dejaban la barandilla hecha un asco, cada ma?ana, pues adem¨¢s de refocilarse a las claras, lo refrendaban con sus secreciones. As¨ª que tom¨¦ medidas de expulsi¨®n, fracasadas hasta que la due?a de una droguer¨ªa me aconsej¨® que me dejara de pinchos, mallas o sprays repelentes: a las palomas les arredra el agua. Mis peque?os lagos artificiales les sorprendieron, es cierto, pero no son tontas: se bebieron el agua y destrozaron los lebrillos de pl¨¢stico a picotazos. Pens¨¦ en Los p¨¢jaros de Hitchcock. Y ahora he sabido por el telediario que en la vida real de las personas m¨¢s castigadas por la pandemia se lleva el nesting y el coliving, miserias sociales que en ingl¨¦s suenan sexy, sin ser otra cosa que estar preso en casa como en un nido y vivir amontonados en el poco espacio que la pobreza impone.
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