De la pol¨ªtica de bloques al cord¨®n sanitario
La eficacia de aislar a la extrema derecha depende de que todos los partidos rechacen sus pol¨ªticas

La campa?a electoral de Madrid est¨¢ llevando a la pol¨ªtica espa?ola a unos niveles de crispaci¨®n sin precedentes. Desde el pasado viernes, las estrategias de los partidos pol¨ªticos han derivado de forma casi un¨¢nime en una confrontaci¨®n de dicotom¨ªas conceptuales (democracia o fascismo; comunismo o libertad) que trascienden las l¨®gicas convencionales de unas elecciones auton¨®micas. El actual clima pol¨ªtico de polarizaci¨®n que vive la sociedad espa?ola es ciertamente muy elevado. Sin embargo, no se trata de un fen¨®meno nuevo. Durante la primera legislatura de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, los decibelios de la confrontaci¨®n pol¨ªtica subieron de forma muy sustancial especialmente en torno a dos cuestiones: el Estatut de Catalu?a y el proceso de paz en el Pa¨ªs Vasco. En ese momento, se emple¨® el t¨¦rmino de crispaci¨®n para describir ese clima de confrontaci¨®n, pero su naturaleza era similar al que hoy conocemos como polarizaci¨®n afectiva, o de rechazo al adversario pol¨ªtico.
No hay duda de que Espa?a es un pa¨ªs altamente polarizado. No obstante, en los ¨²ltimos meses esta polarizaci¨®n est¨¢ mutando de naturaleza. Si bien los sentimientos de animadversi¨®n y rechazo a los adversarios pol¨ªticos se estructuraban hasta hace poco en t¨¦rminos partidistas, en la actualidad la polarizaci¨®n se basa cada vez m¨¢s en la confrontaci¨®n de bloques ideol¨®gicos. La sinton¨ªa que sienten los ciudadanos con los partidos dentro de cada grupo ideol¨®gico es cada vez mayor. Las simpat¨ªas mutuas entre los votantes del PSOE y Unidas Podemos o entre los votantes del PP y Vox han aumentado. En cambio, el rechazo y confrontaci¨®n entre bloques ideol¨®gicos no ha cesado de crecer. La polarizaci¨®n es, pues, cada vez m¨¢s bipolar entre izquierda y derecha.
La campa?a electoral madrile?a ha pivotado en estas coordenadas de confrontaci¨®n de bloques ideol¨®gicos y de pactos de no agresi¨®n entre las formaciones de la misma orilla ideol¨®gica. No obstante, desde el viernes pasado se ha instaurado una estrategia en el espacio de la izquierda que potencialmente puede cortocircuitar esta visi¨®n de bloques: el cord¨®n sanitario a la extrema derecha.
?Los cordones sanitarios son eficaces para poner freno a la extrema derecha? En realidad, no existe un consenso claro sobre los efectos de esta estrategia. Por un lado, existen motivos para creer que aislar a este tipo de formaciones puede darles aliento, pues los ayuda a legitimar su discurso populista de confrontaci¨®n entre unas ¨¦lites pol¨ªticas desconectadas del ciudadano corriente. Por otro lado, tampoco existe la certeza de que normalizar a la extrema derecha fomente que estas formaciones pierdan atractivo electoral. Asimilar su discurso o normalizarlo tambi¨¦n puede provocar que el resto de los partidos acaben compitiendo en las coordenadas en las que la extrema derecha se siente c¨®moda y tiene una ventaja competitiva.
M¨¢s all¨¢ de si los cordones sanitarios permiten contener o dar aliento a la extrema derecha en t¨¦rminos electorales, lo que s¨ª evitan es que estas formaciones influyan en las pol¨ªticas p¨²blicas. En este sentido, quienes se plantean la deseabilidad de los cordones sanitarios no deber¨ªan centrarse tanto en el dif¨ªcil objetivo de que estas formaciones desaparezcan del arco parlamentario como en evitar que condicionen las pol¨ªticas p¨²blicas y la actividad de las instituciones.
Desde el pasado viernes los partidos de la izquierda han apostado de forma un¨¢nime por la estrategia del cord¨®n sanitario. Esta estrategia, por definici¨®n, conlleva una vocaci¨®n de transversalidad ideol¨®gica, pues su eficacia depende de que todos los partidos, sin excepciones, cooperen en aislar a la extrema derecha. Los partidos de la izquierda deben entender que la estrategia del cord¨®n sanitario implica inevitablemente abandonar la f¨¦rrea pol¨ªtica de bloques que vive nuestro pa¨ªs. En efecto, un cord¨®n sanitario eficaz implica buscar de forma proactiva mayor¨ªas parlamentarias ideol¨®gicamente transversales para evitar que la gobernabilidad recaiga en manos de la extrema derecha.
Existe pues cierta paradoja en los acontecimientos acaecidos en la campa?a electoral madrile?a durante los ¨²ltimos d¨ªas. A primera vista, la pol¨ªtica de confrontaci¨®n entre bloques ideol¨®gicos parece haber alcanzado niveles hist¨®ricos. Sin embargo, la estrategia de aislar a la derecha radical conlleva impl¨ªcito romper esta misma pol¨ªtica de bloques. Probablemente, durante esta semana de campa?a electoral seguiremos viendo la dif¨ªcil coexistencia entre la estrategia de confrontaci¨®n ideol¨®gica y la del cord¨®n sanitario. Pero tras las elecciones, la izquierda, en caso de no ganar la mayor¨ªa de esca?os, deber¨¢ afrontar la decisi¨®n de ofrecer pactos de legislatura o gobierno al PP con el fin de aislar a Vox.
No hay duda de que el PP se mantiene en la pol¨ªtica de bloques, pues no considera ni oportuno ni deseable aislar a Vox. Sin embargo, la posici¨®n de los partidos de la izquierda se encuentra en una encrucijada: o bien apuesta por intensificar la estrategia de confrontaci¨®n de bloques ideol¨®gicos, o bien acepta que es necesario fomentar los pactos transversales que implican los cordones sanitarios. Pero ambas estrategias son dif¨ªcilmente combinables.
Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Carlos III de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.