La degradaci¨®n de la libertad
No hay que imaginar mucho para saber cu¨¢nto divertir¨ªa a Javier Krahe asistir a la demostraci¨®n de estulticia y desfachatez de la pol¨ªtica que se arroga ser la defensora de la libertad
Caminando hacia la librer¨ªa en la que presentar¨ªa la biograf¨ªa del m¨²sico Javier Krahe de Federico de Haro (Javier Krahe. Ni feo, ni cat¨®lico, ni sentimental. Reservoir Books), iba yo viendo los autobuses y los carteles de propaganda que han llenado Madrid con la palabra Libertad y pensaba en qu¨¦ dir¨ªa Krahe de seguir vivo, ¨¦l que fue una de las escasas personas que yo he conocido libres de verdad: libre de ambici¨®n profesional y econ¨®mica, de pensamiento, de obra, hasta de compromiso con la sociedad. ?Qu¨¦ habr¨ªa dicho Javier Krahe de la mujer que se autodefine con la palabra que tanto le defini¨® a ¨¦l sin que nunca la utilizara en sus canciones, que, sin embargo, eran libres por definici¨®n: ¡°Gracias a mi conducta vagamente antisocial/ temo no verme nunca encaramado a un pedestal/ No alegrar¨¢ mi efigie el censo de monumentos,/ no vendr¨¢n las palomas a rociarme de excrementos/ Y es una pena, la verdad¡¡±?
Javier Krahe ya no est¨¢, s¨ª sus canciones, pero tampoco hay que imaginar mucho para saber cu¨¢nto le divertir¨ªa asistir a la demostraci¨®n de estulticia y desfachatez que la pol¨ªtica que se ha arrogado ser la defensora ¨²nica de la libertad de los madrile?os (y de los espa?oles, y de los europeos, si se lo permiten) nos regala cada d¨ªa en un ejercicio de autosuperaci¨®n que est¨¢ dejando en rid¨ªculo a todos los fil¨®sofos del siglo XXI y anteriores que han hecho de la libertad su objeto de estudio ?Hay algo m¨¢s profundo que identificar la libertad con una cerveza, idea m¨¢s incuestionable que reducir la de la libertad a la improbabilidad de encontrarte por la calle con un exnovio o exnovia gracias a la cantidad de gente que vive en la misma ciudad que t¨²? ?Puede alguien rebatir a esa mujer que, cuando se viene arriba y eso sucede a menudo, resume su pensamiento diciendo que la libertad es hacer lo que te da la gana, eso s¨ª, ¡°a la madrile?a¡±? ?Que qu¨¦ es ¡°a la madrile?a¡±? La pregunta ofende: con chuler¨ªa. Por eso digo que Javier Krahe hasta encontrar¨ªa divertida a la autora de esas manifestaciones, que considerar¨ªa grandes hallazgos filos¨®ficos, a la altura de los de Wittgenstein o Heidegger, incluso les pondr¨ªa m¨²sica y los cantar¨ªa. Puestos a ser libres, mejor tomarse a cachondeo las tonter¨ªas de los pol¨ªticos que dolerse con ellas y por ellas.
Hannah Arendt, otra de las pensadoras de cabecera de la presidenta de la Comunidad de Madrid imagino, habl¨® de la banalizaci¨®n del mal para referirse al nazismo, pero no ser¨¦ yo quien compare esa definici¨®n de Arendt con las que de la libertad lleva haciendo tiempo la presidenta de Madrid para intentar seguir si¨¦ndolo, pues parece que los madrile?os le dan la raz¨®n seg¨²n las encuestas. Si la mitad de mis vecinos est¨¢n de acuerdo con ella en que la libertad es poder tomar una ca?a en una terraza con los amigos al acabar el trabajo o pasear por la calle sin miedo a encontrarte a tu expareja es que el equivocado soy yo y lo mejor que puedo hacer es callarme. O eso o lo que har¨ªa Javier Krahe, que es apoyarse en la barra del bar y, con un whisky en la mano, recitar a Don Quijote: ¡°La libertad, Sancho, es uno de los m¨¢s preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre¡¡±.
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