Una convenci¨®n constitucional paritaria para un nuevo pacto social en Chile
El 52% de la poblaci¨®n se declara esperanzada ante el proceso constituyente para reemplazar la Carta Magna de Pinochet por una democr¨¢tica e inclusiva
Chile vive un momento hist¨®rico, es la frase que se repite en medios de comunicaci¨®n y redes sociales en los ¨²ltimos d¨ªas. Y es cierto, nos encontramos en esos momentos en que, en el contexto de una crisis de m¨²ltiples dimensiones, el curso de nuestra historia puede cambiar profundamente, o tal vez seguir el patr¨®n de desarrollo en el que ven¨ªamos. Y esa sensaci¨®n de estar viviendo un momento hist¨®rico nos produce distintas emociones, donde predomina la esperanza, luego de meses en que la rabia y la indignaci¨®n moviliz¨® a miles de chilenos en 2019 a exigir un profundo cambio al modelo de desarrollo y al sistema pol¨ªtico.
A pesar de que por mucho tiempo los estudios sobre la pol¨ªtica no inclu¨ªan el campo de las emociones ¡ªpor considerarlas irracionales¡ª, diversos intelectuales le han dado relevancia en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Robert Dahl (2006) plantea que el deseo de igualdad pol¨ªtica es una premisa b¨¢sica de la democracia, y las motivaciones de las personas de cambiar el status quo para alcanzar dicha igualdad pol¨ªtica, abarca un amplio campo de emociones, desde altruismo, compasi¨®n, empat¨ªa y simpat¨ªa, hasta envidia, odio, rabia e indignaci¨®n. Por tanto, las emociones tienen un rol respetable en la pol¨ªtica. Martha Nussbaum (2014) plante¨® la pregunta ?por qu¨¦ el amor es importante para la justicia? Y se?ala que las emociones pol¨ªticas ¡ªaquellas hacia lo p¨²blico¡ª son muy importantes para el desarrollo de las instituciones. Las emociones pueden servir de motor para crear instituciones justas y para mejorarlas. Adem¨¢s, cuando estas ¨²ltimas encarnan las intuiciones y experiencias transmitidas por unas emociones positivas, facilitan la experimentaci¨®n de esas mismas emociones.
Seg¨²n resultados de una encuesta elaborada por Ipsos y Espacio P¨²blico de marzo 2021, el proceso constituyente evoca emociones positivas en la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, siendo la esperanza (52%) la que logra una mayor asociaci¨®n entre los encuestados, seguida por la alegr¨ªa (46%). En el mismo sentido, la acad¨¦mica Kathya Araujo plante¨® que el resultado del plebiscito, a pesar de que voto? la mitad del padr¨®n, refleja una inflexi¨®n de esperanza.
Y la esperanza est¨¢ presente porque por primera vez en nuestra historia redactaremos una Constituci¨®n democr¨¢tica e inclusiva, en una Convenci¨®n Constitucional que ser¨¢ paritaria, con esca?os reservados para pueblos ind¨ªgenas y participaci¨®n de partidos pol¨ªticos junto a independientes. Llegar a este momento ha sido un camino largo y no sin dificultades. El actual proceso constituyente en Chile es resultado de un acuerdo social amplio de cambio constitucional que se fue expresando en luchas sociales desde 2006 y que tienen su mayor expresi¨®n en octubre de 2019, donde protestas masivas y hechos de violencia, paralizaron al pa¨ªs por m¨¢s de un mes. Este proceso tiene tambi¨¦n un antecedente pol¨ªtico. En 2016 la Presidenta Michelle Bachelet convoc¨® a la ciudadan¨ªa a un proceso constituyente basado en di¨¢logos ciudadanos que nos mostr¨® la disposici¨®n de la ciudadan¨ªa a participar ¨C participaron m¨¢s de 200.000 personas en instancias de deliberaci¨®n-, y una nueva agenda social que expresaba ya el profundo cambio que vivimos como pa¨ªs. Sin embargo, no se logr¨® el acuerdo pol¨ªtico para que esos di¨¢logos ciudadanos se trasladaran a una deliberaci¨®n en un ¨®rgano constituyente espec¨ªfico, y con el cambio de gobierno en 2018, el proceso qued¨® suspendido.
El acuerdo pol¨ªtico amplio reci¨¦n se cristaliza en noviembre de 2019, como resultado de las movilizaciones sociales de octubre de ese mismo a?o. El Acuerdo por la Paz y la Nueva Constituci¨®n fue suscrito por 11 de los 17 partidos con representaci¨®n en el Congreso, lo que permiti¨® alcanzar el qu¨®rum de 2/3 que requer¨ªa la reforma constitucional para convocar a un plebiscito por el cambio constitucional. La ciudadan¨ªa ratific¨® el camino democr¨¢tico con un 51% de participaci¨®n en el plebiscito constitucional de octubre de 2020, donde un 80% aprob¨® la redacci¨®n de una nueva constituci¨®n a trav¨¦s de una Convenci¨®n Constitucional.
Que la Convenci¨®n Constitucional fuese inclusiva fue una segunda batalla de las fuerzas sociales en el marco del debate legislativo. La legitimidad del proceso constituyente se juega no solo en la elecci¨®n de los convencionales, si no que este ¨®rgano logre representar la diversidad y posibilidad de cambio en que se sustenta la esperanza. En marzo de 2020 se aprueba la legislaci¨®n para la paridad de la Convenci¨®n, y en diciembre de 2020 se aprueba la ley de esca?os reservados para pueblos ind¨ªgenas. Estas innovaciones democr¨¢ticas son las nuevas reglas del juego que permiten incluir a nuevos actores, y eso se vio reflejado en la gran cantidad de candidaturas inscritas para la Convenci¨®n Constitucional. Un estudio del Observatorio Nueva Constituci¨®n muestra que entre las 1468 candidaturas para 155 esca?os, existe diversidad de perfiles, donde el 77% de candidatas/os no tienen experiencia pol¨ªtica ni p¨²blica previa. Los programas presentados por los candidatos a Convencionales incluyen una nueva agenda, y se ve que el debate se orienta hacia una sociedad m¨¢s justa, democr¨¢tica e inclusiva.
En momentos previos a asistir a mi local de votaci¨®n me inunda la emoci¨®n de que por primera vez me encontrar¨¦ frente a una papeleta que tendr¨¢ un equilibrio de candidatas mujeres junto a los candidatos hombres. Y me vienen recuerdos, de escuchar a mis abuelas contando sus historias de participaci¨®n en el movimiento sufragista a principios del siglo XX, cuando la demanda era el derecho a voto. Escuchar los recuerdos de mi madre y t¨ªas sobre la dictadura, la lucha por la recuperaci¨®n democr¨¢tica y el rol de las mujeres en ese proceso, por ampliar nuestros derechos y libertades. Recuerdo cuando en 2006, nos pusimos la banda presidencial y fuimos con mi hija a celebrar a las calles el triunfo de la elecci¨®n de la primera mujer presidenta de Chile. Tambi¨¦n reflexiono sobre el trabajo que realizamos junto a l¨ªderes sociales y pol¨ªticas por la ley de cuotas en 2015, en un gobierno liderado por Michelle Bachelet, y por la paridad alcanzada en 2020 luego de una amplia movilizaci¨®n de organizaciones feministas y de mujeres. Y eso me llena de esperanza. Tambi¨¦n de saber que los pueblos ind¨ªgenas tendr¨¢n su propia papeleta verde, y 17 esca?os para representar sus ideas y propuestas en la Convenci¨®n Constitucional.
Lo distintivo y significativo de este proceso, es que est¨¢ en nosotros, ciudadanas y ciudadanos, definir ese futuro. En un par de d¨ªas ya sabremos qui¨¦nes ser¨¢n las 155 personas que nos representar¨¢n. Las y los Convencionales Constituyentes tendr¨¢n el desaf¨ªo de construir los acuerdos para un nuevo pacto social, donde puedan establecer mecanismos de participaci¨®n ciudadana durante la deliberaci¨®n constitucional, y la transparencia necesaria para la reconstrucci¨®n de la confianza. La democracia, como plantea Martha Nussbaum, se construye con el amor al bien, a la esperanza de un futuro mejor, como un muro contra el odio y la rabia.
Pamela Figueroa es doctora en Estudios Americanos, acad¨¦mica de la Universidad de Santiago (USACH) y coordinadora Acad¨¦mica del Observatorio Nueva Constituci¨®n.
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