Terremoto pol¨ªtico en Chile
Las elecciones para la Convenci¨®n Constituyente evidencian el profundo rechazo a los partidos tradicionales
Chile ha celebrado este domingo unos comicios de trascendental importancia para conformar la Convenci¨®n Constituyente, la asamblea encargada de elaborar una nueva Constituci¨®n que sustituya a la promulgada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). P...
Chile ha celebrado este domingo unos comicios de trascendental importancia para conformar la Convenci¨®n Constituyente, la asamblea encargada de elaborar una nueva Constituci¨®n que sustituya a la promulgada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Pese a las reformas implementadas desde el retorno de la democracia en 1990, el texto forjado durante el r¨¦gimen no era desde luego el m¨¢s adecuado para responder a los desaf¨ªos actuales y a los anhelos ¡ªsobre todo en materia de justicia social¡ª de gran parte de la sociedad chilena. La canalizaci¨®n institucional del malestar y deseo de cambio debe ser celebrada.
En lo que supone un aut¨¦ntico terremoto pol¨ªtico, los votantes han elegido una asamblea de 155 componentes en la que los partidos tradicionales tendr¨¢n una situaci¨®n de clara debilidad. Las urnas han castigado duramente a las formaciones protagonistas desde la restauraci¨®n de la democracia. El bloque de centroderecha ¡ªactualmente en el Gobierno bajo la presidencia de Sebasti¨¢n Pi?era¡ª obtuvo un 23,9% de los votos y 37 representantes. Peor resultado ha tenido la lista de la oposici¨®n de centroizquierda, con un 16,1% de los votos y apenas 25 esca?os.
El rev¨¦s de este rechazo a los partidos tradicionales es el vigor de las candidaturas independientes: logran 48 esca?os. El tiempo dir¨¢ si representar¨¢n un ¨²til elemento de oxigenaci¨®n y est¨ªmulo del sistema o un factor de dispersi¨®n. Muy significativo ha sido tambi¨¦n el avance de la izquierda que abander¨® las protestas sociales de los ¨²ltimos meses: con 28 esca?os, ha quedado por encima del centroizquierda tradicional. No ha sido su ¨²nico gran triunfo. En las elecciones municipales y regionales que coincid¨ªan en la votaci¨®n, el Partido Comunista ha ganado la alcald¨ªa de Santiago.
Se configura as¨ª un cuadro de alta fragmentaci¨®n. En s¨ª mismo no tiene por qu¨¦ ser malo si los representantes elegidos tienen la altura de miras de entender que es un mandato para buscar consensos equilibrados entre distintos puntos de vista.
Hay que subrayar la absoluta normalidad que, como viene siendo habitual en Chile, ha presidido todo el proceso electoral a pesar de la tensi¨®n en las calles que ha precedido ¡ªy forzado¡ª al proceso de reforma. Cabe destacar una participaci¨®n de apenas el 43%, un hecho que debe hacer reflexionar a los miembros de la Convenci¨®n de la necesidad de involucrar en el proyecto a una amplia base del electorado. Pero el dato tiene que ponerse en el contexto de un historial reciente de afluencia a las urnas no especialmente elevado. En cualquier caso, en Chile ha echado a andar un mecanismo ordenado y transparente de profunda renovaci¨®n institucional con pocos precedentes en el mundo. Es preciso reconocer la madurez y valent¨ªa de su sociedad para afrontar el camino
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