La loter¨ªa del lugar

Mi hijo peque?o, a un mes de los 13, tiene hoy un examen. Se ha levantado un poco nervioso, pero tambi¨¦n estaba contento porque le queda poco para empezar unas largas vacaciones de piscina, baloncesto y alguna escapada. El mayor, camino de los 17, se ha levantado algo m¨¢s tarde. Es un d¨ªa importante porque, gracias a su esfuerzo, hoy tiene el ¨²ltimo examen. En cambio, si hubieran nacido en otro lugar, hicieran lo que hicieran sus padres, es probable que estuvieran en otras circunstancias. ...

Mi hijo peque?o, a un mes de los 13, tiene hoy un examen. Se ha levantado un poco nervioso, pero tambi¨¦n estaba contento porque le queda poco para empezar unas largas vacaciones de piscina, baloncesto y alguna escapada. El mayor, camino de los 17, se ha levantado algo m¨¢s tarde. Es un d¨ªa importante porque, gracias a su esfuerzo, hoy tiene el ¨²ltimo examen. En cambio, si hubieran nacido en otro lugar, hicieran lo que hicieran sus padres, es probable que estuvieran en otras circunstancias. Tal vez corriendo para saltar un muro o sobrepasando un espig¨®n; o aferrados a una balsa sin saber si su torpe nado servir¨¢ para mantenerlos con vida; o solos y abrazados a la desconocida del chaleco y la cruz que les ayuda sin pedir nada a cambio; o dando las gracias a un vecino por un bocadillo. S¨ª, nacer en un lugar u otro del mundo es como la loter¨ªa, y al que le toca le toca.

Antonio Larrey L¨¢zaro. Boadilla del Monte (Madrid)

Confuso

Tal vez muchos de nosotros, los mayores, estemos presos en nuestra egolatr¨ªa. Mientras, las generaciones m¨¢s j¨®venes est¨¦n presas de las proezas de los modernos medios de comunicaci¨®n que tantas veces dificultan la concentraci¨®n y matan la creatividad. Puede ser que los mayores hayamos abandonado la sabidur¨ªa en nuestro pasado, y que las nuevas generaciones confundan ahora la ciencia con la destreza. Por eso, creo m¨¢s necesario que nunca que EL PA?S y otros nobles medios de comunicaci¨®n sean los traductores de los lenguajes particulares (el de las nuevas generaciones y el nuestro) a un lenguaje com¨²n. Para que todos podamos disfrutar en paz de una vida que bien merece vivirse.

Ceferino Fern¨¢ndez Su¨¢rez. Illas (Asturias)

Vivir la paternidad

Recientemente he tenido la suerte de convertirme en pap¨¢. Esta maravillosa vivencia ha sido salpicada por una peque?a mota que nos ha dejado un ligero sabor agridulce. Desde el inicio de la pandemia se aplica la pol¨ªtica de no acompa?antes en las consultas m¨¦dicas. Al generalizarse esta medida, se han incluido maternidad y pediatr¨ªa. Esto ha supuesto que ning¨²n padre, en la sanidad p¨²blica, haya podido ver una ecograf¨ªa de sus beb¨¦s y que nos estemos perdiendo las revisiones m¨¦dicas. Queda patente que el ¨²nico paciente es la madre, y el padre es un mero acompa?ante. Se supone que nuestra sociedad no iba en esa direcci¨®n. Quiero ser un buen padre y disfrutar de la paternidad, y me lo ponen dif¨ªcil nada m¨¢s empezar.

Marc Fonollosa Rallo. Madrid

Aprender implica participar

Debido a la pandemia, muchos centros educativos han implantado un modelo en que algunos alumnos asisten presencialmente a clase y otros se conectan online. Funciona como soluci¨®n temporal, pese a sus defectos. El problema es que muchos entusiastas anuncian que este sistema ha llegado para quedarse. Algunos alumnos prefieren asistir online: evitan desplazamientos y pueden hacer otras cosas en clase sin que los docentes nos enteremos (o eso creen). Pero aprender no es algo pasivo a lo que asistir como espectador. Aprender implica participar, y si bien los alumnos no tienen por qu¨¦ saberlo, s¨ª deber¨ªan saberlo las administraciones educativas.

Cristina Ruiz-Poveda. Madrid

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