Yo nac¨ª en un pueblo de la Espa?a vac¨ªa
Los lectores opinan sobre la despoblaci¨®n interior, la retirada de tropas de Afganist¨¢n, el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª y sobre el 15-M
En aquellos tiempos ¡ªa mediados del siglo XX¡ª mi pueblo crec¨ªa, pero en la d¨¦cada siguiente comenz¨® el declive poblacional hasta reducirse a la cuarta parte en el presente. El Banco de Espa?a ha advertido, en su reciente informe anual, de la amenaza que existe sobre estas poblaciones si no se canalizan las ayudas con criterio de eficiencia como se viene haciendo en otros pa¨ªses europeos. Pr¨®ximamente, muchas de estas poblaciones mejorar¨¢n sus infraestructuras, condici¨®n necesaria para atraer a personas j¨®venes. Pero no ser¨¢ suficiente hasta que otras personas de la zona utilicen las ayudas, a?adiendo recursos propios o ajenos, para crear empresas transformadoras o de servicios que aprovechen los recursos agr¨ªcolas o tur¨ªsticos locales.
Francisco Vicente Valero. C¨¢diz
Espa?a ha cumplido en Afganist¨¢n
El pasado 13 de mayo, en la base a¨¦rea de Torrej¨®n, Felipe VI recibi¨® a pie de pista a los ¨²ltimos militares espa?oles que hab¨ªan estado desplegados en Afganist¨¢n. Con este acto se cerraban dos d¨¦cadas de misi¨®n en ese remoto pa¨ªs tan castigado por la guerra. Atr¨¢s qued¨® el trabajo de m¨¢s de 30.000 militares en sucesivos contingentes, precedido de muchos meses de intensa preparaci¨®n antes de su despliegue en suelo afgano, a m¨¢s de 6.000 kil¨®metros de casa. All¨ª quedaron cientos de operaciones de combate y miles de patrullas en zona hostil. Pero tambi¨¦n qued¨® nuestra labor de apoyo a las leg¨ªtimas autoridades afganas, nuestro af¨¢n de modernizar su ej¨¦rcito y su polic¨ªa, y de ayudar a jueces y funcionaros en su intento de levantar un Estado viable. Y qued¨® tambi¨¦n nuestra asistencia a una poblaci¨®n sumida en la pobreza: hospitales, agua corriente, centros agr¨ªcolas, carreteras, escuelas¡ Todo a base de esfuerzo y coraje; pero tambi¨¦n, y sobre todo, de la vida de los 100 militares y dos int¨¦rpretes ca¨ªdos. Hoy no sabemos qu¨¦ ser¨¢ de Afganist¨¢n ni c¨®mo afrontar¨¢ la lucha contra el fanatismo talib¨¢n. En cualquier caso, los militares espa?oles hicimos nuestra parte por ese pa¨ªs, y siempre nos sentiremos orgullosos de ello.
Manuel Sierra. Pamplona
Por favor, parad
Ese el mensaje de las Naciones Unidas: por favor, parad. Parad, pero sin que intervengamos. Parad sin que potencias mundiales dejen de proveer de armamento que despu¨¦s ser¨¢ utilizado en los ataques. Parad sin que se informe consecuentemente de un conflicto de tal calibre. Por favor, parad, no vaya a ser que se den cuenta de que el silencio y la omisi¨®n nos hacen c¨®mplices.
Pilar Cort¨¢zar Guti¨¦rrez. M¨¢laga
Recordando el 15-M
El 15-M resonar¨¢ en nuestras cabezas como el intento de la necesidad de un cambio. Dicho movimiento abraz¨® la esperanza y se la ofreci¨® a una sociedad, especialmente a los j¨®venes, como un aire de actualizaci¨®n y de renovaci¨®n. Un aire oxigen¨® una sensaci¨®n, un malestar que dio fruto a este movimiento que utiliz¨® las plazas como escenario de protesta. En este 15-M vemos c¨®mo con el paso del tiempo se ha ido quedando sin ox¨ªgeno, sin ganas, sin palabras¡ solo en un recuerdo. Un recuerdo dentro del ba¨²l de la extensa historia de este pa¨ªs.
Rodrigo Basanta Mart¨ªn. San Sebasti¨¢n de los Reyes (Madrid)
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