Podemos y el 15-M
A la protesta de las plazas le sobraba democracia y faltaba direcci¨®n y la formaci¨®n de Pablo Iglesias capitaliz¨® el profundo malestar social
En un reciente libro, comet¨ª un grave error formal. Nada menos que cargu¨¦ sobre Jovellanos la responsabilidad de haber calificado a Godoy de ¡°infame¡±, cuando en realidad lo llam¨® ¡°monstruo¡±. M¨¢s que infame. Pero en una sociedad de la comunicaci¨®n asentada sobre las t¨¦cnicas del marketing y en el tuit, reacia a servirse de la argumentaci¨®n, hay pocas expectativas de que lo puntual sea juzgado en el marco de un an¨¢lisis de conjunto. Y lo que vale para el debate cultural, vale tambi¨¦n para la pol¨ª...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
En un reciente libro, comet¨ª un grave error formal. Nada menos que cargu¨¦ sobre Jovellanos la responsabilidad de haber calificado a Godoy de ¡°infame¡±, cuando en realidad lo llam¨® ¡°monstruo¡±. M¨¢s que infame. Pero en una sociedad de la comunicaci¨®n asentada sobre las t¨¦cnicas del marketing y en el tuit, reacia a servirse de la argumentaci¨®n, hay pocas expectativas de que lo puntual sea juzgado en el marco de un an¨¢lisis de conjunto. Y lo que vale para el debate cultural, vale tambi¨¦n para la pol¨ªtica.
Tenemos un ejemplo en el tratamiento de la reciente conmoci¨®n causada por las elecciones madrile?as y el cambio en la alianza gubernamental, con los abandonos de Pablo Iglesias, primero de la vicepresidencia y luego en sus palabras de la pol¨ªtica (como en el canto de la virgen tebana en La corte de Fara¨®n, ¡°si ¨¦l lo dice, as¨ª ser¨¢¡±). Fueron m¨²ltiples los comentarios sobre estos episodios, aunque sin aprovechar la ocasi¨®n deparada para hacer balance, ante el inicio de un nuevo ciclo pol¨ªtico con tambi¨¦n nuevas posibilidades y tensiones. Y ese balance es posible, en lo que concierne a las estructuras de comportamiento de los dos protagonistas pol¨ªticos, Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias.
Especialmente del segundo, que ha dado prueba de una impresionante coherencia en su modo de hacer pol¨ªtica. Iglesias parece un aut¨®mata programado en sus pautas de actuaci¨®n, para aplicar siempre la misma l¨®gica, aun cuando como buen actor la revista de nuevo look ¡ªmo?os y coletas¡ª, gestos y condenas b¨ªblicas contra los adversarios. Es decir, la rigidez ideol¨®gica de fondo, un manique¨ªsmo sin matices, asentado sobre la pretensi¨®n de veracidad propia de las falsas evidencias, se reviste de otro tipo de actuaci¨®n, esta din¨¢mica y vuelta hacia el exterior, tratando siempre de afirmar su primac¨ªa, en una representaci¨®n permanente de tipo teatral. No es que la mona se viste de seda y mona se queda, sino que se queda igual a si misma desplegando mil vestidos y mil caras. Todo ello carecer¨ªa de importancia, de no intervenir la carga de agresividad inherente a su concepci¨®n dualista de la pol¨ªtica y a su ansia de promoci¨®n personal.
Al abordar el personaje desde este doble ¨¢ngulo, entenderle es f¨¢cil; de otro modo, te envuelve con su ret¨®rica. A lo largo de 2019, las reservas de Pedro S¨¢nchez a su presencia en el Gobierno demuestran que conoc¨ªa muy bien a su eventual socio. ¡°No iba a dormir tranquilo¡±, lo cual indica que no interven¨ªa una simple oposici¨®n ideol¨®gica, sino que iba a encontrarse en un estado de inseguridad permanente, por las iniciativas, ocurrencias y salidas de tono propias de la t¨¢ctica del cuco de Iglesias. Ser aliados no lo resolv¨ªa, porque la noci¨®n de lealtad no existe en un pol¨ªtico heredero de la Tercera Internacional, para quien el acuerdo va unido a la exigencia de imponerse al aliado, anulando su imagen, y a largo plazo su existencia.
Ning¨²n ejemplo mejor que el espect¨¢culo de la renuncia por Iglesias a la vicepresidencia, logrando hacer invisible ese d¨ªa la importante visita de S¨¢nchez a Macron, de cara a la opini¨®n espa?ola. Ahora no cabe excluir que en una falsa salida de la pol¨ªtica, con el pe¨®n pasado de Podemos en el tablero de S¨¢nchez, tal juego se refuerce, si como es previsible Iglesias retoma el camino de la videocracia. ¡°No hubo m¨¢s remedio¡±, me confesaba una amiga socialista despu¨¦s de firmarse el acuerdo de gobierno. Los n¨²meros y la previa espantada de Rivera lo hicieron inevitable. El coste tambi¨¦n fue inevitable, aunque Yolanda D¨ªaz en Trabajo haya demostrado que la tradici¨®n realista de Comisiones permanece viva en su campo de gesti¨®n.
Es una opini¨®n extendida que Podemos constitu¨ªa la expresi¨®n pol¨ªtica del 15-M. M¨¢s bien deber¨ªa decirse que Podemos capitaliz¨® el profundo malestar social y pol¨ªtico del 15-M. Recuerdo a mi colega Monedero en una noche de la Puerta del Sol, cargado de papeles, sin duda para proporcionar carga ideol¨®gica al movimiento, pero por su intervenci¨®n en la ruidosa asamblea de Abtao tras las elecciones europeas, sabemos que no sali¨® satisfecho. Al 15-M le sobraba democracia y faltaba direcci¨®n.
D¨ªas despu¨¦s del estallido social de 2011, utilic¨¦ en estas p¨¢ginas la met¨¢fora del nuevo Job que se cansa por fin de aguantar las tropel¨ªas de los falsos dioses, tanto PP como PSOE, si bien por su acefalia corr¨ªa el riesgo de ir hacia el caos o hacia una nueva opresi¨®n. Era una advertencia tomada de Gene Sharp. En tal encrucijada, los fundadores de Podemos tuvieron el acierto de elaborar una respuesta a la demanda social, incorporando las m¨¢s que justas reivindicaciones populares, solo que desde una visi¨®n pol¨ªtica previamente establecida, al servicio de la estrategia leninista de Pablo Iglesias.
La cuesti¨®n es clave para la trayectoria de Podemos, que incorpora formalmente la exigencia de democracia efectiva del 15-M, desde unos planteamientos que la niegan, los del grup¨²sculo antisistema Contrapoder, surgido en la Facultad de Pol¨ªticas hacia 2005. Sus l¨ªderes, Pablo Iglesias y Monedero, vienen de un comunismo en crisis, el primero desde los movimientos antiglobalizaci¨®n, con su carga de violencia nunca abandonada. M¨¢s Anguita. Nada de democracia representativa, su conquista de la Facultad parti¨® de los escraches violentos contra pol¨ªticos del centro-derecha. La democracia era campo de lucha, el horizonte su superaci¨®n a lo Ch¨¢vez. La meta, central desde entonces para Pablo, es la obtenci¨®n de un poder sin concesiones al pluralismo. Lo lograr¨¢n entonces mediante la colaboraci¨®n de autoridades acad¨¦micas. Y la minor¨ªa activa suscrib¨ªa toda ruptura con el orden establecido, fraternizando as¨ª con los grupos pro-ETA: el acto fundacional de Contrapoder fue un homenaje al terrorista De Juana Chaos y en los boicots actuaron juntos. La amistad con Bildu tiene antecedentes,
El primer boicot para impedir la conferencia de una diputada centrista, al grito abertzale de ¡°vosotros fascistas, sois los terroristas¡±, fue la ocasi¨®n para que el joven Iglesias pusiera en marcha su inversi¨®n del lenguaje, al modo del Arbeit macht frei. Patadas (omitidas) e insultos para callar a un dem¨®crata, eran a su entender algo sublime: un nuevo ¡°gesto de Ant¨ªgona¡±. Y la conquista del espacio universitario se afianzaba al extenderse al poder acad¨¦mico, llegando a estas p¨¢ginas. Visto lo ocurrido hasta las europeas, el ascenso resistible del grupo parec¨ªa un remake actualizado de la pel¨ªcula La ola de Dennis Gansel.
Una muestra de c¨®mo las innovaciones democr¨¢ticas resultaban subvertidas por Iglesias, fue la democracia directa digital, importada del Movimiento 5 Estrellas italiano y convertida en c¨¢mara de registro por el ¡°centralismo cibercr¨¢tico¡± de Iglesias. Se?uelo de oferta hiperdemocr¨¢tica para la captaci¨®n de masas, mando ¨²nico y exclusiones luego: ah¨ª reside la crisis de UP. Por eso Iglesias busca otra v¨ªa.
Queda por saber el alcance de la contaminaci¨®n del patr¨®n Iglesias sobre S¨¢nchez, propenso al autoritarismo y a condicionar la elecci¨®n racional por el marketing. De ah¨ª que el balance oficial de su pol¨ªtica sobre la pandemia est¨¦ lastrado en su credibilidad por la experiencia de una total subordinaci¨®n a la imagen del l¨ªder, manipulaciones recurrentes incluidas, desde el 8-M hasta el eslogan de que ¡°la alarma es el pasado, la vacunaci¨®n el futuro¡±. ?Cu¨¢nto costar¨¢ la euforia?
?Y el esp¨ªritu del 15-M? Hoy en el Gobierno tiene un solo nombre: Yolanda D¨ªaz. Eso s¨ª, fascinada por Julio Anguita.
Antonio Elorza es profesor de Ciencia Pol¨ªtica.