Pablo Iglesias, la derrota de una ilusi¨®n
Pol¨ªticos y analistas de distintas tendencias reconocen al exl¨ªder de Podemos que supo ¡°canalizar la indignaci¨®n¡±, aunque la mayor¨ªa le reprocha su ¡°cesarismo¡±
Nadie pod¨ªa imaginar que aquel chico de coleta que ametrallaba con su discurso en las tertulias de televisi¨®n se convertir¨ªa en uno de los grandes protagonistas de la pol¨ªtica espa?ola. Que el joven profesor de Pol¨ªticas, cargado de lecturas y sue?os anticapitalistas, orador enardecido en las plazas del 15-M, llegar¨ªa a encabezar los sondeos de intenci¨®n de voto. Y que un d¨ªa no muy lejano enfilar¨ªa la escalinata de La Moncloa sosteniendo una cartera de cuero con la inscripci¨®n ¡°vicepresidente segundo del Gobierno¡±.
Ni ¨¦l pod¨ªa imaginar que todo eso suceder¨ªa en muy poco tiempo. La historia de Pablo Iglesias Turri¨®n (Madrid, 42 a?os) tiene mucho de epopeya escrita a ritmo de v¨¦rtigo. En un suspiro se erigi¨® en un l¨ªder que amenazaba con poner en jaque a la ¨¦lite del pa¨ªs. Cabalgando sobre la indignaci¨®n popular tras la Gran Recesi¨®n, Iglesias, junto a otros profesores, cre¨® un partido de la nada en marzo de 2014. En diciembre del a?o siguiente, entraba en el Congreso con 69 diputados y m¨¢s del 20% de los votos. Y proclamaba que eso no era m¨¢s que el comienzo. ?l aspiraba, como dijo el viejo Marx de los communards parisinos, a ¡°asaltar los cielos¡±.
Ese fulgor irresistible se fue consumiendo a la misma velocidad con que creci¨®. Cuando Iglesias lleg¨® al Gobierno, en enero de 2020, Podemos hab¨ªa entrado en declive electoral y el tama?o de sus ilusiones ya era mucho m¨¢s terrenal: actuar como un complemento del PSOE, el aliado peque?o pero rebelde en permanente forcejeo para defender las esencias de la izquierda. Y todo sucedi¨® de nuevo vertiginosamente. En a?o y medio, ha abandonado el Gobierno y se ha retirado de la pol¨ªtica tras admitir que su figura se ha ¡°gastado¡±.
Pocos pol¨ªticos han despertado tantos entusiasmos y tantos odios. Para valorar el rastro que deja en la pol¨ªtica espa?ola, EL PA?S ha consultado a una decena de personalidades, pol¨ªticos que fueron de primera fila y otros en activo que se han mantenido al margen de los combates con Iglesias, as¨ª como analistas y cient¨ªficos sociales.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ¡°un cauce para la desafecci¨®n¡±. Al expresidente del Gobierno, que tiene una relaci¨®n de ¡°respeto y afecto¡± por Iglesias, m¨¢s all¨¢ de ¡°discrepancias pol¨ªticas e ideol¨®gicas muy claras¡±, no le cogi¨® de sorpresa su retirada. ¡°La ¨²ltima vez que habl¨¦ con ¨¦l ya le not¨¦ la impronta de una reflexi¨®n sobre su futuro y el de Podemos¡±, cuenta. Zapatero explica que siempre consider¨® positivo que la ¡°desafecci¨®n¡± que se extendi¨® tras la Gran Recesi¨®n ¡°tuviese un cauce, a trav¨¦s de Podemos, para participar en el debate pol¨ªtico¡±. ¡°Que un proyecto muy cr¨ªtico y muy alternativo al sistema tenga una representaci¨®n en las instituciones es una buena muestra de que la democracia admite la representaci¨®n pol¨ªtica de cualquiera, y m¨¢s en un caso de una fuerza muy enfocada en temas sociales¡±.
¡°La socialdemocracia tiene una teor¨ªa de gobierno y de los l¨ªmites del poder, y construir una fuerza a su izquierda es muy dif¨ªcil¡±, apunta el expresidente. La primera vez que habl¨® con Iglesias e ??igo Errej¨®n, relata, les explic¨® cu¨¢les eran los l¨ªmites que impon¨ªan la UE, el BCE y los mercados. ?Los subestim¨® Iglesias? ¡°No podemos olvidar los or¨ªgenes de su formaci¨®n pol¨ªtica ni las reminiscencias ideol¨®gicas de quien quiere cambiarlo todo e inventar un nuevo modelo¡±, responde Zapatero. ¡°Pero yo procuro no juzgar y respetar las opiniones. Eso es cultivar la democracia¡±.
Los ataques a Iglesias, incluso despu¨¦s de su retirada, le parecen al expresidente un ¡°mal s¨ªntoma¡±: ¡°?l hizo cr¨ªticas muy duras y tuvo su r¨¦plica. Pero creo que esta retirada deber¨ªa servir para una reflexi¨®n colectiva sobre la necesidad de rebajar los antagonismos, porque la temperatura pol¨ªtica es excesiva¡±. Zapatero cree que Iglesias seguir¨¢ siendo un ¡°referente pol¨ªtico¡± y que no dejar¨¢ de hacer ¡°aportaciones a la reflexi¨®n de las fuerzas progresistas¡±.
Jos¨¦ Bono, diagn¨®stico correcto, medicina errada. Ese primer encuentro de Zapatero con Iglesias y Errej¨®n fue en 2014 en casa de Bono, quien los reuni¨® en una cena. ¡°Vimos que quien podr¨ªa quitarnos votos al PSOE era Errej¨®n¡±, recuerda el exministro de Defensa, mucho m¨¢s cr¨ªtico que el expresidente. ¡°Debo reconocer que Iglesias es muy listo. Pronto dej¨® de llamarnos ¡®casta¡¯ y se convirti¨® en un aut¨¦ntico castizo: lleg¨® a vicepresidente y su pareja a ministra en un tiempo r¨¦cord¡±. El tambi¨¦n expresidente del Congreso dice que tiene de ¨¦l ¡°un buen concepto personal¡±, aunque, ironiza, ¡°quiz¨¢ algo menos bueno que el que ¨¦l tiene de s¨ª mismo¡±. Y evoca una frase que le oy¨® en una ocasi¨®n a Iglesias: ¡°Somos v¨ªctimas de nuestra propia lucidez¡±.
Seg¨²n Bono, Podemos ¡°ha sido m¨¢s un term¨®metro para medir la fiebre de la pol¨ªtica espa?ola que una medicina¡±. ¡°Diagnosticaron bien, pero su medicina es antigua y cargada de odio social¡±, critica. El veterano socialista atribuye el ¡°gran fracaso¡± del PSOE en las elecciones madrile?as al temor a que gobernase con Iglesias. ¡°Los ciudadanos no quieren las soluciones extremistas y ¨¦l lo lleva en su genotipo pol¨ªtico. Su ¨¦pica antifascista no motiva lo m¨¢s m¨ªnimo a quienes ya fuimos antifranquistas militantes. Adem¨¢s, ser antifascista no te convierte en dem¨®crata. Stalin era antifascista¡±. Aunque condena el acoso a Iglesias, el exministro resalta que este calific¨® en su d¨ªa los escraches de ¡°jarabe democr¨¢tico¡±. ¡°Le deseo que sea feliz y que tenga suerte en la vida¡±, concluye.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, ¡°concepci¨®n totalitaria¡±. El que fue ministro de Asuntos Exteriores con el PP ha estudiado a fondo las obras de Iglesias. ¡°Tenemos una buena relaci¨®n¡±, asegura, y recuerda algunos duelos, siempre con buen estilo, que mantuvo en el Congreso con ¨¦l, en los que Iglesias incluso alab¨® la ¡°erudici¨®n¡± de su contrincante. Margallo tambi¨¦n elogia su ¡°formaci¨®n brillante¡± y su destreza para ¡°capitalizar el descontento¡±. Por lo dem¨¢s, apenas salva nada de su legado. ¡°Tiene una concepci¨®n totalitaria de la pol¨ªtica, todo al servicio de una concepci¨®n revolucionaria, aunque no violenta. Su af¨¢n es el control total, como se ve cuando habla de los medios. Es puro leninismo¡±, sostiene.
Le achaca, adem¨¢s, que crease un ¡°movimiento ex¨®tico¡±, una suerte de ¡°peronismo en el que cabe todo¡± y lo que ¨¦l llama un ¡°partido minarete, cesarista, donde se debe obediencia ciega al l¨ªder¡±. Seg¨²n Margallo, el exl¨ªder de Podemos ¡°ha dinamitado el mapa de la Transici¨®n¡± y adem¨¢s ¡°ha podemizado al PSOE¡±. Sobre el acoso que ha sufrido, replica: ¡°Tienen la piel muy fina. A m¨ª tambi¨¦n me han hecho escraches. Y nos han llamado organizaci¨®n criminal¡±. Y sentencia: ¡°Podemos ya no existe, ha explosionado¡±.
Gabriel Rufi¨¢n, ¡°la voz de toda una generaci¨®n¡±. ¡°No siempre nos hemos llevado bien¡±, admite el portavoz de ERC en el Congreso, lo que no impide las alabanzas: ¡°Como a todas las personas grandes, la historia se encargar¨¢ de ponerlo en su lugar y de enterrar esa criminalizaci¨®n que se ha hecho de ¨¦l. Ya sucedi¨® con Julio Anguita, otra especie de enemigo p¨²blico n¨²mero uno. Ha pasado con todos los l¨ªderes de la izquierda y siempre pasar¨¢. Tambi¨¦n con Yolanda D¨ªaz, le buscar¨¢n a ver si rob¨® un caramelo¡±. Para Rufi¨¢n, el exvicepresidente supo dar voz ¡°a toda una generaci¨®n¡±. ¡°Fue capaz de verbalizar las sospechas, las angustias, las rabias, la desafecci¨®n, el dolor que hab¨ªa en la calle. Mucha gente pensaba: ¡®Este tipo dice lo que yo pienso¡¯. Fue cuando nos dimos cuenta de que nos hab¨ªan enga?ado¡±, manifiesta. Con todo, Rufi¨¢n opina que a Iglesias le ha sucedido en ocasiones lo mismo que reconoce que le suced¨ªa a ¨¦l en sus comienzos en la pol¨ªtica: ¡°Tard¨¦ en darme cuenta de que no solo es importante lo que digas, sino c¨®mo lo digas¡±.
El portavoz de ERC niega que el exl¨ªder de Podemos haya actuado como ¡°el puente¡± entre su formaci¨®n y el PSOE. ¡°No es as¨ª¡±, rechaza. ¡°Nosotros casi siempre negociamos directamente con el PSOE¡±. En la cuenta de sus errores, se detiene en uno: ¡°No haber evitado la repetici¨®n de elecciones en 2019. Por culpa de eso, tenemos 52 diputados de Vox¡±.
Gaspar Llamazares, contra la ¡°estrategia populista¡±. Aunque el excoordinador de IU nunca se entendi¨® con Iglesias, arranca con un reconocimiento similar al de Rufi¨¢n: ¡°Fue un soplo de aire fresco y supo poner voz a las aspiraciones de toda una generaci¨®n¡±. Y tambi¨¦n lamenta el ¡°acoso intolerable¡± contra ¨¦l. La gran diferencia de Llamazares con el exl¨ªder de Podemos estriba en la ¡°estrategia populista¡±, que, seg¨²n ¨¦l, conduce a la ¡°demolici¨®n de las instituciones intermedias¡±, al ¡°debilitamiento del sistema parlamentario¡± y a la conformaci¨®n de organizaciones pol¨ªticas que funcionan ¡°por la relaci¨®n directa entre el l¨ªder y la masa¡±. Esa estrategia, seg¨²n Llamazares, ha conducido a la ¡°polarizaci¨®n¡± y ha ¡°contaminado a todos los partidos¡±.
El exl¨ªder de IU se?ala que, con Unidas Podemos en el Gobierno, se han logrado ¡°conquistas sociales¡±, pero tambi¨¦n se ha agudizado ¡°esa noci¨®n de la pol¨ªtica en la que prima la imagen sobre el contenido¡± y se han provocado ¡°peleas innecesarias¡±. Llamazares no tiene claro el futuro de la organizaci¨®n sin Iglesias: ¡°Aqu¨ª se puede aplicar aquello de que ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio¡±.
M¨®nica Oltra, elogio de la retirada. ¡°Iglesias ha tenido un gesto extraordinario¡±, subraya la vicepresidenta valenciana y l¨ªder de Comprom¨ªs. ¡°Ha sido una figura determinante en la pol¨ªtica espa?ola y retirarse as¨ª, poniendo por encima el inter¨¦s colectivo, no lo ha hecho nunca nadie¡±. Oltra rechaza la frecuente acusaci¨®n contra Iglesias de haber alimentado la crispaci¨®n: ¡°Esa es la visi¨®n del establishment, que es incapaz de responder a las fuerzas pol¨ªticas que cuestionan las reglas del juego. El acoso y derribo que ha sufrido ha sido intolerable¡±.
Una de las apuestas de Iglesias fue la de las confluencias con formaciones nacionalistas como Comprom¨ªs, que acab¨® decant¨¢ndose por el partido de Errej¨®n. ¡°Ha habido una aceleraci¨®n del tiempo tan grande, con ciclos electorales tan cortos, que nos han faltado tiempo de maduraci¨®n y serenidad para consolidar las cosas. Todo parece haberse vuelto ef¨ªmero¡±, justifica.
Aitor Esteban, ¡°la realidad es m¨¢s complicada¡±. Para el portavoz del PNV en el Congreso, los mayores m¨¦ritos de Iglesias son haber contribuido a crear ¡°un partido de la nada que en cinco a?os¡±, pese a ¡°errores de bulto y algunas contradicciones¡±, ha logrado entrar en el Gobierno. La inc¨®gnita ahora es ¡°si Podemos aguanta como organizaci¨®n, ya que, tras la marcha de otros l¨ªderes, ten¨ªa tintes muy personalistas¡±. Y si Iglesias va a dejar la organizaci¨®n ¡°completamente en manos de otras personas, o se mantiene en una segunda l¨ªnea¡±. De su trayectoria, Esteban extrae una lecci¨®n: ¡°Como otras figuras emergentes de la llamada nueva pol¨ªtica, desde un cierto adanismo, apuntaba muy alto, a asaltar el cielo, como dec¨ªa ¨¦l. Al final el mundo te va colocando ante la realidad, m¨¢s complicada de lo que parece¡±.
Ignacio S¨¢nchez-Cuenca, lo positivo del populismo. ¡°Es un personaje excesivo, para lo bueno y para lo malo¡±, opina el soci¨®logo y escritor de quien ¡°logr¨® encarnar el esp¨ªritu del 15-M¡± y conectar con el ¡°sentimiento de insatisfacci¨®n¡± de la sociedad. Eso s¨ª, con una actitud ¡°personalista y narcisista¡±, que le llev¨® a ejercer el liderazgo de una manera ¡°muy autoritaria¡± y a prescindir de ¡°todo el que no formase parte de su camarilla incondicional¡±. Otra cosa son los ataques que ha sufrido, se?ala S¨¢nchez-Cuenca: ¡°La campa?a contra ¨¦l ha sobrepasado los l¨ªmites admisibles en un sistema democr¨¢tico¡±.
Frente a otras opiniones, el soci¨®logo defiende que el populismo ¡°tiene un lado inquietante, pero tambi¨¦n una dimensi¨®n positiva¡±: ¡°Es un elemento corrector de lo que ha dejado de funcionar en una democracia representativa¡±. En ese sentido, Podemos, seg¨²n ¨¦l, ha ofrecido una lecci¨®n al PSOE: ¡°Hay que ser m¨¢s permeables a lo que sucede en la sociedad, salir del ensimismamiento, no estar tan pendientes de lo que dice Bruselas¡±. Por el contrario, cree que el partido de Iglesias pec¨® de un ¡°exceso de voluntarismo¡±: ¡°La posibilidad de darle la vuelta al calcet¨ªn de la Transici¨®n era muy remota¡±.
Cristina Monge, de la esperanza a la decepci¨®n. La polit¨®loga tambi¨¦n cree que ¡°las ¨¦lites¡± desataron contra Iglesias ataques ¡°que no son de recibo en una democracia europea¡±. Pero, al tiempo, destaca que ¡°igual que despert¨® muchas esperanzas, ha acabado generando decepci¨®n¡±. Iglesias aprovech¨® la ¡°ventana de oportunidad del 15-M con mucha fe, empuje y liderazgo¡±. Solo que ese mismo liderazgo, opina Monge, fue devorando al partido: ¡°Al final, la organizaci¨®n era ¨¦l¡±. La polit¨®loga s¨ª cree que el lenguaje de Podemos ¡°ha aportado crispaci¨®n¡±. Y le achaca una ¡°obsesi¨®n enfermiza por el sorpasso al PSOE¡±. ¡°Su principal problema es que ha acabado pareci¨¦ndose mucho a la antigua IU¡±, remacha.
Daniel Bernab¨¦, el giro progresista. El escritor y periodista, buen conocedor de la trayectoria de Iglesias, lo define con un s¨ªmil muy del gusto de este: ¡°Es ese personaje que en toda serie introduce cambios de argumento¡±. ¡°Ha acertado en todas las grandes decisiones¡±, sostiene, ¡°pese a que, cuando Errej¨®n se fue, le daban por muerto¡±. Sobre la acusaci¨®n de cesarismo, Bernab¨¦ defiende que fue una reacci¨®n de Iglesias a ¡°maniobras poco ¨¦ticas para arrebatarle el control del partido¡±, que atribuye fundamentalmente al sector de Errej¨®n.
Su mayor contribuci¨®n, asegura, ha sido ¡°girar la pol¨ªtica espa?ola hacia el progresismo¡±. ¡°El propio Pedro S¨¢nchez es una reacci¨®n del PSOE a Podemos¡±, afirma. Entre sus errores, un estilo ¡°a veces arrogante y teatral¡± y, sobre todo, la compra del chalet. Su ca¨ªda le deja una conclusi¨®n inquietante: ¡°Se puede destruir a un pol¨ªtico machac¨¢ndolo con acusaciones falsas. Eso es adulterar la democracia¡±.
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