Consulta popular: una salida democr¨¢tica para Colombia
Colombia, a diferencia de Chile, no necesita Constituyente pero s¨ª debe acudir al constituyente primario para legitimar profundas reformas sociales.
El estruendo del paro nacional iniciado el pasado 28 de abril a¨²n retumba en toda Colombia, mientras parece congelada la mesa de negociaci¨®n entre el gobierno y los dirigentes de la protesta y crece la zozobra sobre el futuro colectivo. Es el momento de superar la debacle social, salvar la democracia, recuperar la econom¨ªa, reconciliar a Colombia y trazar una nueva ruta para vivir en paz.
Colombia se encuentra en un perverso juego de suma cero, en el que mientras los extremos tensan la cuerda, la derrotada es la sociedad. Prevalece la incertidumbre, el des¨¢nimo se apodera de la gente, lo social colapsa, la econom¨ªa entra en declive y reina el miedo como factor paralizante del accionar pol¨ªtico. La toxicidad del lenguaje pol¨ªtico aceita con maestr¨ªa el salto a otro abismo de perplejidad.
Por ello hay que encauzar al pa¨ªs a una salida para superar el d¨¦ficit hist¨®rico de equidad, inclusi¨®n y desarrollo. Es indiscutible que la Covid-19 impact¨® todas las previsiones, obstruyendo por ejemplo el cumplimiento de los Planes de Desarrollo. Una partitura anterior a la pandemia que no puede ser la respuesta. Es prioritario ajustar ya los planes de desarrollo y de inversiones con una amplia participaci¨®n ciudadana.
La agenda legislativa tampoco se sintoniza con lo que pasa en la calle. Mientras el Congreso legisla a control remoto, el pa¨ªs gira a velocidades exorbitantes exigiendo respuestas institucionales a profundas fallas del modelo econ¨®mico, pol¨ªtico y social no atendidas. Las nuevas generaciones est¨¢n en la primera l¨ªnea de una protesta que ha sido reprimida con fuerza y respondida con poca empat¨ªa. La soluci¨®n a la aguda crisis exige soluciones realistas que se apoyen en el terreno de la constitucionalidad democr¨¢tica. Es hora de marchar unidos hacia reformas estructurales aplazadas por d¨¦cadas. Acortemos el camino dando el primer paso ya.
Colombia est¨¢ inmersa en una tormenta perfecta que de no resolverse acertadamente puede llevarse por delante la democracia. El populismo y el autoritarismo acechan, la polarizaci¨®n no cesa, el pa¨ªs se desangra, la pobreza crece, el desempleo no disminuye. La violaci¨®n a los derechos humanos ha puesto a Colombia en el ojo de la comunidad internacional. La pandemia profundiz¨® los problemas y hoy somos m¨¢s vulnerables. Crece la desconexi¨®n entre la sociedad y la pol¨ªtica, mientras el liderazgo social se expresa en las calles. Duele que la protesta que de d¨ªa es pac¨ªfica, en la noche se cubre de abusos y vandalismo.
Ante este panorama muchos han comenzado a perder la confianza en que surjan de la mesa de negociaci¨®n del paro acuerdos que provoquen cambios inmediatos. ?Entonces, qu¨¦ hacer para superar esta crisis? La respuesta es simple: aplicar la Constituci¨®n, fortalecer la democracia y empoderar las voces ciudadanas. Es momento de escuchar, entender, proponer y actuar. Colombia, a diferencia de Chile, no necesita Constituyente pero s¨ª debe acudir al constituyente primario para legitimar las reformas.
Alcanzar ese objetivo pasa por las urnas y las herramientas de participaci¨®n ciudadana que est¨¢n en la Carta Pol¨ªtica. Es la hora de poner los temas de la mesa de la negociaci¨®n en el escenario constitucional apropiado: una consulta popular sobre las grandes reformas sociales que necesita Colombia.
Una consulta popular con iniciativa ciudadana libre, para que la sociedad tenga la opci¨®n de definir los lineamientos en materia de equidad social, reactivaci¨®n econ¨®mica y concertaci¨®n que se requiere. Una consulta que recoja la expresi¨®n un¨¢nime de rechazo a la violencia y las violaciones a los derechos humanos; el silencio de las armas y el repudio de la justicia por mano propia.
Una consulta popular para que la ciudadania se exprese ya sobre las pol¨ªticas necesarias en campos como: la inclusi¨®n productiva de los j¨®venes y la creaci¨®n de oportunidades; la renta b¨¢sica y el fortalecimiento de la protecci¨®n social; el acceso y la calidad del derecho a la salud; la generaci¨®n de empleo y el trabajo decente; la equidad con la mujer; la reforma de la justicia; la reforma de la polic¨ªa hacia su acercamiento a la ciudadan¨ªa; el retorno al campo y la seguridad alimentaria; acciones de reconocimiento y diversidad; y la institucionalizaci¨®n del di¨¢logo social para arbitrar el conflicto social.
Una consulta popular como herramienta para transformar a Colombia y dejar atr¨¢s los odios, superando obst¨¢culos que han impedido las grandes reformas que alimentan la inconformidad y la protesta ciudadana. Las urnas ser¨¢n el punto de convergencia. Ser¨¢, adem¨¢s, un proceso pac¨ªfico contra el miedo, la incertidumbre y la desconfianza. Una soluci¨®n pol¨ªtica en manos de los ciudadanos.
Pero es imperativo desmarcar esta ruta de ambiciones electorales y del proceso electoral de 2022. La urgencia de hoy no es alimentar el envanecimiento y las pretensiones presidenciales de nadie sino abrir un espacio de unidad que permita solidificar un acuerdo nacional sobre la ruta y el contenido de las reformas. Para salir del manique¨ªsmo de la ideologizaci¨®n partidista, los sectores sociales del pa¨ªs deben estimular plataformas y movimientos ciudadanos nacionales y locales que encaucen tanta energ¨ªa hacia las reformas necesarias, con los nuevos liderazgos que promueve la juventud.
Hay que recuperar la cordura y la calma. La victoria de los j¨®venes hace 30 a?os fue la Constituci¨®n de 1991. El legado hist¨®rico de los j¨®venes hoy es hacer posible una agenda de profundas reformas sociales, que tienen que concretarse ya en las urnas mediante una consulta popular de iniciativa ciudadana. Esa es una salida viable, institucional e inmediata que se construye con los liderazgos colectivos que hoy florecen en las calles de Colombia. No despilfarremos esta gran oportunidad.
Fernando Carrillo Fl¨®rez es exprocurador general de la Naci¨®n de Colombia
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