La guerra de Padrino
Sorprende ver que en Venezuela los pol¨ªticos de oposici¨®n tienen todav¨ªa miramientos a la hora de hablar de nuestros militares
No hace mucho, uno de los caimacanes de la satrap¨ªa venezolana, un exoficial que acompa?¨® a Hugo Ch¨¢vez en su fracasada intentona golpista de 1992 y ha sido diputado de la facci¨®n de Diosdado Cabello en todas las asambleas fulleras del chavismo desde 1998, se jact¨® en un programa de televisi¨®n de la superioridad del Ej¨¦rcito bolivariano al compararlo con el colombiano.
Este hombre, famoso por dicaz y desaforado, cuyas disparatadas bravuconadas causan hondo desconsuelo pues revelan la condici¨®n intelectual de quienes sojuzgan mi patria, conjeturaba una guerra entre nuestros pa¨ªses en la que los cazas interceptores rusos, comprados en a?os de vacas gordas, permitir¨ªan dar cuenta de los ej¨¦rcitos colombianos en un santiam¨¦n.
El diputado militar mostraba un mapa de Colombia y, usando como puntero su pluma Montblanc Meisterstuck Gold de 700 d¨®lares, hac¨ªa notar a los televidentes el curso del r¨ªo Magdalena.
Con arrogancia de nuevo rico, m¨¢s propia de la Venezuela saudita de los a?os 70 que del erial socialista del siglo XXI donde la pandemia diezma a mis depauperados compatriotas sin vacuna, el chafarote compart¨ªa en horario matutino detalles de lo que deber¨ªa ser un plan ultrasecreto, el plan Hindenburg-Luddendorff chavista para acabar con la oligarqu¨ªa bogotana.
¡°Esa gente no tiene sino un solo r¨ªo¡±, explicaba, ¡°y lo cruzan siete puentes. Nuestros aparatos SU-30 pueden llegar al coraz¨®n de Colombia en tan solo once segundos despu¨¦s del despegue y destruir los siete puentes colombianos, paralizando por completo el pa¨ªs¡±.
Al verlo, tan bocazas y fachendoso, tan ignorant¨®n e irresponsable, tuve consciencia una vez m¨¢s de cu¨¢nto da?o ha causado nuestro militarismo. En especial a la imaginaci¨®n pol¨ªtica.
Sorprende ver que en Venezuela los pol¨ªticos de oposici¨®n tienen todav¨ªa miramientos a la hora de hablar de nuestros militares. Entristece advertir que la estrategia opositora que ha prevalecido en Venezuela ha sido, justamente, la m¨¢s militarista.
Desde 2002 esa estrategia no ha sido otra que exhortar a la poblaci¨®n a que se haga matar en las calles en procura del desquiciamiento supremo que justifique el golpe militar ¡°constitucionalista¡±.
Se ha movilizado una y otra vez a la ciudadan¨ªa para una ¡°revoluci¨®n naranja¡± a la ucraniana con miras, a la larga, de celebrar elecciones al tiempo que se conspira inconducentemente con militares torturadores para dar un golpe a corto plazo.
Siempre se nos ha dado a entender, claro, que un tal golpe es solo una primera y breve y forzosa parada en la ruta a la reconciliaci¨®n democr¨¢tica.
En toda figuraci¨®n ret¨®rica del futuro, nuestro pol¨ªtico de oposici¨®n se ofrece a presidir una idealizada restauraci¨®n de lo que hab¨ªa antes de Ch¨¢vez e, inmancablemente, reserva un lugar para las inmensas reservas democr¨¢ticas de la ¡°instituci¨®n armada¡± con las que habr¨¢ que contar el d¨ªa de la reconciliaci¨®n.
El b¨¢rbaro que hablaba de bombardear los puentes sobre el Magdalena es para m¨ª, sin embargo, indistinguible, en su xenofobia guerrerista, del general chaparrito y mofletudo que en los a?os cincuenta persegu¨ªa a civiles y robaba a manos llenas y hac¨ªa amagos con sus aviones, igual que los hizo Ch¨¢vez con sus tanques.
Aparte el dispendio en armamento y las bravatas, aparte los insondables narconegocios y los expolios del Arco Minero, el Ej¨¦rcito venezolano no sirve para nada de lo que convencionalmente se espera de los hombres de armas.
No solo el ELN y una ¡°disidencia¡± de las FARC le causan bajas y hacen prisioneros a sus oficiales y efectivos de tropa en los territorios fronterizos con Colombia, sino que bandas de maleantes que campean en nuestras favelas, como las de los c¨¦lebres Coqui y Wilexis, les arrebatan a los cuerpos armados de Maduro el control de populosos distritos capitalinos cada vez m¨¢s vastos.
Tal vez al ponerlo as¨ª parezca que dejo de lado las connivencias y las complicidades entre el madurismo, la antigua insurgencia colombiana y los malandros caraque?os que los m¨¢s conocedores no dejan de se?alar.
La sorpresa, sin embargo, est¨¢ en que ni las amenazas de Trump y sus halcones ni las zalamer¨ªas de la coalici¨®n Guaid¨® durante 2019 y 2020 no hayan logrado mover un ¨¢pice las lealtades militares al r¨¦gimen de Maduro tanto como a buen seguro lo est¨¢n haciendo las embarazosas derrotas sufridas por los imp¨¢vidos generales Padrino y Ceballos a manos de irregulares de la frontera.
A m¨ª, al menos, solo de pensarlo y tal como suele decirse, me entra un fresquito.
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