La naci¨®n partida
Que S¨¢nchez imponga los indultos asumiendo un vocabulario independentista y con los l¨ªderes separatistas reafirmando su delito lleva a un callej¨®n sin salida
Lleno de s¨ª como siempre, Pedro S¨¢nchez ha abierto una vez m¨¢s ante los ciudadanos la puerta de la ilusi¨®n. Deben olvidarse de los problemas y de las angustias presentes para mirar hacia un futuro radiante, dise?ado por un centenar de expertos, gracias al cual Espa?a se situar¨¢ a la vanguardia de Europa.
Hay una primera objeci¨®n de fondo a ¡°Espa?a 2050¡±: en estos 30 a?os por delante, pueden pasar demasiadas cosas como para dedicarse a fijar objetivos concretos, y no solo l¨ªneas generales de acci¨®n. Aun cuando los mismos sean laudables e incluyan directrices y reformas necesarias, pensemos en la distancia que nos separa de 1990. Espa?a no es una entidad que se desplace aislada en el espacio, y como dijo Keynes ¡°a largo plazo, todos muertos¡±. Resulta adem¨¢s peligroso tomar el camino hacia una meta, sin reconocer los obst¨¢culos que pueden bloquear los primeros pasos. El informe condena ¡°el cortoplacismo¡±, pero este es imprescindible: sin salir de la dram¨¢tica situaci¨®n pospandemia, la racionalizaci¨®n posterior anunciada cae por su propio peso. Lo primero ser¨ªa definir un programa de acci¨®n lo bastante preciso y flexible para afrontar la crisis y recuperar el crecimiento, que puede no coincidir con la meta a largo plazo. Encarando una tr¨¢gica desigualdad. Y sobra la omnipresente propaganda, que nubla el buen trabajo de los expertos. Siempre ¡°logros¡±, luego ¡°desaf¨ªos¡±, nunca fracasos. Todo ir¨¢ hacia lo mejor. Conclusi¨®n: ¡°Espa?a es un caso de ¨¦xito¡±.
?2050? Para empezar, es inseguro que entonces exista Espa?a. No somos el plural Reino Unido. El objetivo del president es ¡°la culminaci¨®n de la independencia¡±. ?nico contenido del di¨¢logo, la autodeterminaci¨®n, aunque el independentismo sea socialmente minoritario. S¨¢nchez intenta aplacar al tigre con los indultos; luego remover¨¢ todo obst¨¢culo a la declaraci¨®n unilateral, eliminando el delito de sedici¨®n. Con Puigdemont y la CUP encima, la t¨¢ctica es temeraria. M¨¢s a¨²n cuando S¨¢nchez seguir¨¢ adelante, sin importarle el rechazo total de los jueces. Forzar la ley para fines anticonstitucionales, de simple perpetuaci¨®n en el Gobierno, aboca a la quiebra de la divisi¨®n de poderes y, consecuentemente, a la hegemon¨ªa de un secesionismo que rechaza el marco legal espa?ol. Tambi¨¦n a la exclusi¨®n de los constitucionalistas, convertidos seg¨²n la orquestaci¨®n del Gobierno y sus medios, en un atajo de ultraderechistas obsesionados por manifestarse en Col¨®n.
Es la naci¨®n partida. Los indultos ten¨ªan pleno sentido aprovechando alguna concesi¨®n de los rebeldes de 2017 al principio de legalidad; que S¨¢nchez los imponga, con ellos reafirmando su delito y asumiendo ¨¦l un vocabulario independentista (¡°revancha¡±, ¡°venganza¡±), lleva a un callej¨®n sin salida. Tambi¨¦n para el Rey, forzado legalmente a firmarlos, lejos del deber moral como guardi¨¢n de la Constituci¨®n, que ejerciera el 3 de octubre de 2017.
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