Nicaragua y Brasil: c¨®mo mueren las democracias
Ortega y Bolsonaro. ?Izquierda o derecha? Cualquier diferencia queda disuelta por la misma pulsi¨®n autoritaria
A los signos de inestabilidad pol¨ªtica que se han ido multiplicando en Am¨¦rica Latina, en las ¨²ltimas horas se han agregado dos muy inquietantes. La radicalizaci¨®n de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, donde han comenzado a encarcelar a los candidatos de la oposici¨®n para las elecciones presidenciales. Y el duelo planteado por Jair Bolsonaro al Ej¨¦rcito de Brasil a ra¨ªz de la conducta facciosa de un general en actividad, el exministro de Salud Eduardo Pazuello, quien particip¨® en un acto de campa?a en favor del presidente en Rio de Janeiro, el 23 de mayo pasado. Ortega y Bolsonaro. ?Izquierda o derecha? Cualquier diferencia queda disuelta por la misma pulsi¨®n autoritaria.
Lo que ocurre en Nicaragua es in¨¦dito a¨²n para una regi¨®n acostumbrada a que la lucha por el poder se lleve por delante cualquier norma. El mi¨¦rcoles de la semana pasada la polic¨ªa de Ortega puso bajo arresto domiciliario a Cristiana Chamorro Barrios, candidata independiente a las elecciones que se celebrar¨¢n el 7 de noviembre para elegir presidente y diputados nacionales. Chamorro ven¨ªa siendo investigada por supuesto lavado de dinero en la fundaci¨®n que presid¨ªa y que lleva el nombre de su madre, la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro. La novedad es que un tribunal de Managua la declar¨® culpable y la someti¨® a arresto e incomunicaci¨®n domiciliarios. Su abogada calific¨® su situaci¨®n como un secuestro. Chamorro es, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos de opini¨®n, la candidata m¨¢s competitiva para enfrentar a Ortega, quien est¨¢ al frente del pa¨ªs desde 2007. El mismo d¨ªa del arresto, la polic¨ªa allan¨® el diario El Confidencial, que dirige Carlos Fernando Chamorro, hermano de la candidata. Los Chamorro traen malos recuerdos para Ortega: el 25 de febrero de 1990 su madre, Violeta Chamorro, le derrot¨® en los comicios que la convirtieron en la primera mujer presidenta del continente elegida para ese cargo por el voto popular.
La prisi¨®n de Chamorro desat¨®, dentro y fuera del pa¨ªs, una ola de reclamos para que el Gobierno garantizara la libre competencia electoral. Pero Ortega pareci¨® escuchar lo contrario: el s¨¢bado ¨²ltimo detuvo al economista Arturo Cruz, tambi¨¦n candidato a presidente, por ¡°atentar contra la sociedad nicarag¨¹ense¡±. El argumento fue que Cruz transgredi¨® la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo y Soberan¨ªa. Esa norma, que el oficialismo promovi¨® en la Asamblea Nacional en enero pasado, establece que ¡°los nicarag¨¹enses que encabecen o financien un golpe de estado, que alteren el orden constitucional, que fomenten o insten a actos terroristas que menoscaben la independencia, soberan¨ªa, autodeterminaci¨®n, que inciten a la injerencia extranjera en los asuntos internos, no podr¨¢n optar a cargos de elecci¨®n popular¡±. Los delitos que permitir¨ªan la suspensi¨®n de los derechos pol¨ªticos de un ciudadano son de contornos imprecisos; y los procedimientos y autoridades de aplicaci¨®n no est¨¢n definidos. A partir de la detenci¨®n de Cruz se entiende con claridad que esas deficiencias no fueron un error sino un objetivo de los legisladores de Ortega. Toda tiran¨ªa necesita de cierta ambig¨¹edad.
La escena planteada en Nicaragua inspir¨® al Gobierno de Joe Biden a reclamar con voz muy alta por el cumplimiento de las garant¨ªas democr¨¢ticas y la normalizaci¨®n de la competencia electoral. El viernes, el portavoz del Departamento de Estado, Edward ¡°Ned¡± Price reclam¨® la inmediata liberaci¨®n de Chamorro. Y advirti¨® que ¡°las actuales condiciones de represi¨®n y exclusi¨®n no son consistentes con elecciones cre¨ªbles¡±.
Al d¨ªa siguiente, esa demanda subi¨® de nivel burocr¨¢tico y de tono. La encargada de relaciones con Am¨¦rica Latina del Departamento de Estado, Julie Chung, manifest¨® que Estados Unidos ¡°pide la liberaci¨®n inmediata del l¨ªder opositor nicarag¨¹ense Arturo Cruz. La comunidad internacional ha hablado: bajo Ortega, Nicaragua se est¨¢ convirtiendo en un paria internacional y se aleja cada vez m¨¢s de la democracia¡±.
Estos mensajes no deber¨ªan sorprender: confirman que la gesti¨®n de Biden agitar¨¢ la bandera de la calidad democr¨¢tica como un eje de pol¨ªtica exterior. Price y Chung al hablar de Nicaragua hablan de Venezuela, pero tambi¨¦n de China y, sobre todo, de Rusia.
En el caso nicarag¨¹ense, esta pol¨ªtica de Washington lleva bastante tiempo. Los buenos modales del meticuloso Kevin Sullivan, el embajador estadounidense en Managua, tienen bastante irritado a Ortega, quien el 18 de mayo se quej¨® de ¨¦l con nombre y apellido por mantener contacto con dirigentes de la oposici¨®n. Ortega tiene experiencia en el poder: el 10 de enero cumpli¨® 14 a?os en la presidencia, computando solo esta segunda etapa; porque ya fue presidente entre 1985 y 1990, y entre 1979 y 1985 coordin¨® la Junta de Gobierno. Esa experiencia de un cuarto de siglo le aconseja mirarse en el espejo de Nicol¨¢s Maduro, que est¨¢ ingresando a la peor etapa del aislamiento internacional: la posibilidad de que se abra un caso en su contra en la Corte Penal Internacional de La Haya por cr¨ªmenes de lesa humanidad.
La situaci¨®n institucional de Nicaragua deber¨¢ tratarse en la OEA, que ya hab¨ªa indicado un cronograma para que Ortega garantice, a trav¨¦s de algunas reformas, la calidad del proceso electoral a trav¨¦s del cual surgir¨¢ el pr¨®ximo Gobierno. Ortega no las cumpli¨®. Su r¨¦gimen cuenta con un frente adverso en toda la regi¨®n. Solo hay una inc¨®gnita a despejar: la posici¨®n de la Argentina, que bajo la administraci¨®n del kirchnerista Alberto Fern¨¢ndez ha iniciado una acelerada aproximaci¨®n a la dictadura de Venezuela.
En Brasil se abri¨® una crisis que demuestra que las diferencias ideol¨®gicas son accidentales comparadas con un m¨¦todo cesarista en el manejo del poder. El general Pazuello, exministro de Salud a quien Bolsonaro debi¨® relevar por el catastr¨®fico manejo de la pandemia, particip¨® de una reuni¨®n de campa?a a favor del presidente en R¨ªo de Janeiro. Como es un oficial en actividad, las autoridades disciplinarias del Ej¨¦rcito evaluaron su conducta, ajena a los reglamentos de la instituci¨®n, y recomendaron sancionarlo. Sin embargo, el jefe de esa fuerza, el general Paulo Sergio Nogueira de Oliveira, comunic¨® el jueves que suspender¨ªa el proceso contra Pazuello.
Las explicaciones informales de Nogueira, inclusive las que se ofrecieron a diplom¨¢ticos extranjeros alarmados por su resoluci¨®n, oscurecen todav¨ªa m¨¢s el horizonte. El comandante evit¨® penalizar a Pazuello por temor a que Bolsonaro, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, le desautorizara indultando a su exministro. Esa jugada le habr¨ªa obligado a retirarse, lo que abr¨ªa al presidente la posibilidad de designar una nueva c¨²pula militar, adicta a su liderazgo.
Por acci¨®n o por omisi¨®n el Ej¨¦rcito quedo sometido a la arbitrariedad del presidente. El contexto en que se produce esa politizaci¨®n preocupa a muchos dirigentes y observadores. Bolsonaro est¨¢ cada vez m¨¢s aislado del sistema de poder y, sobre todo, del electorado: sus niveles de aceptaci¨®n cayeron a un 24% en los ¨²ltimos sondeos de opini¨®n. Sobre este tel¨®n de fondo se recortan las palabras de quien fuera ministro de Defensa de Michel Temer, Raul Jungmann: en una entrevista con O Estado de S?o Paulo se?al¨® que Bolsonaro ha emprendido la senda autoritaria de Hugo Ch¨¢vez, en un intento de transferir para s¨ª los poderes institucionales de la c¨²pula militar. Cuando Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva se reunieron, hace pocas semanas, explicaron que lo hac¨ªan por el temor compartido a una regresi¨®n institucional. Algo que estaban viendo que los dem¨¢s todav¨ªa no ve¨ªan
Nicaragua y Brasil, Ortega y Bolsonaro, duplican como en un espejo los ejemplos para fortalecer la tesis del profesor Steven Levitsky. Las democracias tienen ahora una forma nueva de morir, distinta de aquella que requer¨ªa de un golpe militar. Ahora pueden ir corroy¨¦ndose por una forma de administraci¨®n del poder cuyo cometido es borrar los l¨ªmites. No mueren por un ataque externo. Mueren desde adentro.
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