Inc¨®gnitas del M¨¦xico poselectoral
El resultado de las elecciones abre un panorama m¨¢s parecido al fin de un r¨¦gimen que al nacimiento de una nueva era, como la prometida hace tres a?os por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador
Las pasadas elecciones en M¨¦xico han producido un ajuste en la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas. La hegemon¨ªa del partido oficial, el Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena), y su l¨ªder, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se mantienen y en buena medida se fortalecen a nivel territor...
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Las pasadas elecciones en M¨¦xico han producido un ajuste en la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas. La hegemon¨ªa del partido oficial, el Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena), y su l¨ªder, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se mantienen y en buena medida se fortalecen a nivel territorial con el triunfo en 11 gubernaturas estatales. Poco a poco, el partido oficial reemplaza al PRI en el control de los Estados, aunque cerca de la mitad de las gubernaturas sigue en manos de la oposici¨®n.
AMLO y Morena, en cambio, han perdido posiciones en la C¨¢mara de Diputados. Para conformar una mayor¨ªa absoluta, que les permita manejar el presupuesto, necesitan de aliados vol¨¢tiles como el Partido Verde Ecologista de M¨¦xico (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT). Para alcanzar la m¨¢s dif¨ªcil mayor¨ªa calificada requieren del apoyo del PRI, que forma parte de la alianza opositora. Movimiento Ciudadano, un partido que juega a una tercera opci¨®n entre Morena y sus adversarios, sale fortalecido en su perfil independiente.
Tambi¨¦n fue golpeado el proyecto de la Cuarta Transformaci¨®n en la Ciudad de M¨¦xico, basti¨®n hist¨®rico de la izquierda lopezobradorista. Morena perdi¨® 9 de 16 alcald¨ªas en la capital, en una jornada que verific¨® el malestar de amplios sectores de clase media, y que tambi¨¦n pudo constatarse en ciudades estrat¨¦gicas del interior del pa¨ªs como Guadalajara, Monterrey, Puebla y Veracruz.
El nuevo mapa pol¨ªtico de M¨¦xico permite ponderar mejor las condiciones en que el Gobierno de L¨®pez Obrador completar¨¢ el sexenio y se enfrentar¨¢ a la sucesi¨®n en 2024. Quedar por debajo de la mayor¨ªa calificada impide a AMLO impulsar una reforma constitucional profunda y avanzar por v¨ªa de la personalizaci¨®n desenfrenada de la pol¨ªtica mexicana, que insinuaba su proyecto de refer¨¦ndum revocatorio.
Todav¨ªa est¨¢ por ver cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n m¨¢s consistente del mandatario a los resultados electorales. Si elige la b¨²squeda de una cooptaci¨®n del PRI, el PRD o Movimiento Ciudadano, probablemente deba moderar la habitual hostilizaci¨®n verbal de opositores leg¨ªtimos, a los que descalifica a diario como ¡°maleantada¡± o ¡°mafia del poder¡±. Si prefiere la lealtad a su estilo y ret¨®rica de gobierno, el discurso presidencial seguir¨¢ siendo polarizador, pero el ritmo de las reformas perder¨¢ impulso.
Cualquier l¨ªnea que adopte el presidente podr¨ªa complicar o favorecer su proyecto de sucesi¨®n presidencial. No parece ser, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, un pol¨ªtico que en un estado de hibris incontrolable ponga en riesgo un proceso sucesorio del que depende el futuro de su partido y su proyecto. Conforme avance la segunda mitad del sexenio, la sucesi¨®n ir¨¢ convirti¨¦ndose en la prioridad del Palacio Nacional.
A la acotaci¨®n de la mayor¨ªa legislativa habr¨ªa que sumar el c¨²mulo de impugnaciones a pol¨ªticas gubernamentales, por medio de amparos, controversias y juicios constitucionales, que deber¨¢ enfrentar la Corte Suprema en los pr¨®ximos a?os. La idea de prolongar el mandato del presidente de la Corte, Arturo Zald¨ªvar, buscar¨ªa, entre otras cosas, aligerar los contrapesos judiciales al Gobierno de L¨®pez Obrador.
Otra inc¨®gnita del segundo tramo del sexenio es la relaci¨®n con Estados Unidos. En meses previos a las elecciones hubo momentos de tensi¨®n con el Gobierno de Joe Biden. Dos de ellos tuvieron que ver con los gui?os del canciller Marcelo Ebrard a Rusia, durante una visita de trabajo a Mosc¨², simb¨®licamente aprovechada por el Kremlin para mandar mensajes inquietantes a Washington, y la denuncia de los programas de la USAID a asociaciones civiles como Art¨ªculo 19 y Mexicanos Contra la Corrupci¨®n y la Impunidad (MCCI).
No cuestion¨® L¨®pez Obrador los programas de colaboraci¨®n y financiamiento de agencias federales de Estados Unidos en s¨ª, como es habitual en otros gobiernos latinoamericanos como el cubano, el venezolano o el nicarag¨¹ense. De hecho, poco antes de las elecciones, el peri¨®dico La Jornada anunciaba que la USAID y su representante en M¨¦xico, Bruce Abrams, impulsaban un incremento de la asistencia a M¨¦xico y Centroam¨¦rica, como parte de una nueva estrategia regional coordinada por el secretario de Estado, Antony Blinken, y la vicepresidenta Kamala Harris. El Gobierno mexicano ha presentado el incremento de la asistencia y la colaboraci¨®n de EE UU como una respuesta positiva a las demandas del presidente L¨®pez Obrador de frenar la emigraci¨®n ilegal con el desarrollo regional. Sin embargo, la agenda de Estados Unidos, como pudo verse en la visita reciente de la vicepresidenta Harris, no excluye temas inc¨®modos tanto para Guatemala como para M¨¦xico como el esquema de seguridad, el combate al narcotr¨¢fico, la lucha contra la corrupci¨®n y la impunidad y el respeto a la autonom¨ªa de la sociedad civil y la libertad de prensa.
Mientras gobern¨® Trump, L¨®pez Obrador y el canciller Ebrard desarrollaron una diplomacia prioritariamente volcada a la firma del nuevo tratado de libre comercio con EE UU. La amistad de AMLO y Trump ofreci¨® al Gobierno de M¨¦xico un marco c¨®modo y distendido, pero inhibi¨® la tradicionalmente activa pol¨ªtica exterior mexicana. Fuera de algunos gestos importantes, como el rechazo al golpe de Estado en Bolivia y la concesi¨®n de asilo al presidente Evo Morales, M¨¦xico se ausent¨® de Am¨¦rica Latina.
Ahora, bajo una Administraci¨®n estadounidense que retoma el cl¨¢sico activismo liberal y lanza un plan tan ambicioso en Centroam¨¦rica, al Gobierno de L¨®pez Obrador se le estrechan las opciones para desarrollar una pol¨ªtica exterior latinoamericana. El presidente mismo no ha mostrado mayor inter¨¦s en ese proyecto, pero es evidente que sectores de Morena y la canciller¨ªa, que estuvieron involucrados en el Grupo de Puebla y que han impulsado las visitas de los presidentes Alberto Fern¨¢ndez, de Argentina; Luis Arce, de Bolivia, y la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff, lo tienen como prioridad.
Dos v¨ªas por las que podr¨ªa avanzar una diplomacia latinoamericana de M¨¦xico, en los a?os que quedan a L¨®pez Obrador, son la reciente oferta de un espacio de mediaci¨®n para la oposici¨®n venezolana y el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro, y la relaci¨®n cultural con Cuba. A diferencia de otras gestiones similares en el pasado, esta vez ni el Gobierno de Maduro ni los l¨ªderes de la oposici¨®n se desmarcaron de la propuesta de mediaci¨®n que hiciera el canciller Marcelo Ebrard en una conferencia matutina de L¨®pez Obrador.
Una de las mayores expectativas de la llegada de Morena al poder fue un relanzamiento de las relaciones con Cuba, que luego de un debilitamiento y una crisis entre los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, se recuperaron en los sexenios de Felipe Calder¨®n y Enrique Pe?a Nieto. Con L¨®pez Obrador, ese relanzamiento no se ha producido, pero de tener lugar seguramente eludir¨¢ las zonas de inversi¨®n y cr¨¦dito, que m¨¢s necesita Cuba y m¨¢s castiga Estados Unidos, y se limitar¨¢ a alg¨²n formato de colaboraci¨®n cient¨ªfica y cultural.
El M¨¦xico que emerge de las elecciones intermedias y se adentra en la ¨²ltima fase del Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y Morena ofrece un panorama de acotaci¨®n del poder del presidente y el partido oficial, de lucha interna por la sucesi¨®n presidencial y de menor capacidad de reformas estructurales y activaci¨®n de la pol¨ªtica exterior. Un M¨¦xico m¨¢s parecido al fin de un r¨¦gimen que al nacimiento de una nueva era, como la prometida hace tres a?os.
Rafael Rojas es historiador.