?Paz por presos?
Si los ¡®indultof¨®bicos¡¯ est¨¢n errados y desbarran con aberrante desvar¨ªo, los ¡®indult¨®filos¡¯ pecan de buenismo e ingenuidad
La guerra de los indultos ha alcanzado tales extremos ret¨®ricos, con falsas acusaciones vertidas contra los felones vendidos al separatismo que apu?alan por la espalda al mancillado honor espa?ol, que parece necesario adem¨¢s de higi¨¦nico proceder a desdramatizar el conflicto, reduci¨¦ndolo a su m¨ªnima expresi¨®n: ni tanto ni tan calvo. Seamos esc¨¦pticos, como aconseja el sentido com¨²n. Los indultos no van a suponer ninguna amenaza para la integridad constitucional espa?ola, ...
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La guerra de los indultos ha alcanzado tales extremos ret¨®ricos, con falsas acusaciones vertidas contra los felones vendidos al separatismo que apu?alan por la espalda al mancillado honor espa?ol, que parece necesario adem¨¢s de higi¨¦nico proceder a desdramatizar el conflicto, reduci¨¦ndolo a su m¨ªnima expresi¨®n: ni tanto ni tan calvo. Seamos esc¨¦pticos, como aconseja el sentido com¨²n. Los indultos no van a suponer ninguna amenaza para la integridad constitucional espa?ola, como pretenden los intolerantes guardianes de la Ley que reclaman con punitiva intransigencia el cumplimiento ¨ªntegro de las penas. Pero tampoco cabe atribuir virtudes reparadoras a semejante poci¨®n milagrosa, que no parece que pueda servir de mucho a la hora de encauzar la improbable resoluci¨®n del contencioso catal¨¢n. Como dir¨ªa Hirschman, los indultos podr¨ªan resultar f¨²tiles e inofensivos, pues si no ejercieran efectos pr¨¢cticos, tampoco amenazar¨ªan con destruir nada.
Entonces, ?por qu¨¦ se rasga el espa?olismo patrio sus farisaicas vestiduras? Sin duda, estamos ante otra espuria aplicaci¨®n de la tesis de los presuntos efectos perversos de la pol¨ªtica del apaciguamiento, cuyo precedente hist¨®rico m¨¢s ominoso es la Conferencia de M¨²nich que autoriz¨® a Hitler su pol¨ªtica de hechos consumados conducente a la II GM y al Holocausto. Pero tan delirante comparaci¨®n es inaplicable al caso catal¨¢n. Y adem¨¢s, la expansiva agresi¨®n de Hitler se explica no tanto por el ¡°apaciguamiento¡± de M¨²nich como por la previa ¡°humillaci¨®n¡± impuesta al pueblo alem¨¢n por el Tratado de Versalles. Es lo que muchos advertimos que pasar¨ªa entre nosotros si la sentencia del Supremo por los hechos de 2017 inclu¨ªa unas penas desproporcionadas que provocar¨ªan como respuesta el resentimiento de los catalanes: v¨¦ase mi columna premonitoria Humillaci¨®n o apaciguamiento del 20 de noviembre de 2018.
Pero si los indultof¨®bicos est¨¢n errados y desbarran con aberrante desvar¨ªo, los indult¨®filos pecan de buenismo e ingenuidad, al creer que la indulgencia penitenciaria podr¨¢ abrir un sendero de desescalada en el atolladero catal¨¢n. Es verdad que el art¨ªculo de Junqueras en Ara resulta prometedor pues suena a rectificaci¨®n y prop¨®sito de enmienda. Pero que de ah¨ª se pueda iniciar un c¨ªrculo virtuoso de cesiones mutuas no hay indicio alguno, pues para eso har¨ªa falta un pacto previo de compromiso rec¨ªproco, por el estilo del ¡°Paz por Presos¡± del Acuerdo de Viernes Santo en el Ulster. Es verdad que el perd¨®n a los presos ya lo va a poner S¨¢nchez encima de la mesa (y quiz¨¢ la reforma del delito de sedici¨®n como pista de aterrizaje a los pr¨®fugos de B¨¦lgica). Pero ?qu¨¦ van a ofrecer a cambio Aragon¨¨s o Junqueras? Har¨ªa falta que se comprometieran por su parte a algo m¨¢s, no digo ya a renunciar a la unilateralidad, lo que ser¨ªa deseable, pero s¨ª al menos a respetar el imperio de la ley, conditio sine qua non de toda democracia. Apaciguamiento a cambio de legalidad, es decir, indultos a cambio de rule of law. Sin ese minimalismo democr¨¢tico nunca habr¨¢ paz.