El Gobierno de los indultos
La clave est¨¢ en la mesa de di¨¢logo entre el Gobierno espa?ol y el Gobierno catal¨¢n. Y, si se pretende que se abra una nueva etapa, es en la negociaci¨®n que se ver¨¢ su viabilidad
Con Isabel D¨ªaz Ayuso invitando al rey a violar la Constituci¨®n, con Pablo Casado sin perfil propio, atrapado entre Abascal y la presidenta, y con una manifiesta frustraci¨®n en los medios pr¨®ximos a la derecha por el fracaso de la concentraci¨®n de Col¨®n, el Gobierno tiene la oportunidad de liderar la descompresi¨®n y crear espacios para el entendimiento, para que el conflicto catal¨¢n vaya regresando a la v¨ªa pol¨ªtica. La derecha quiere guerra, la izquierda busca acercamientos. Y pone en marcha una estrategia que puede dar cohesi¨®n al Gobierno y rebajar las tensiones acumuladas estos a?os, pero que requiere paciencia y constancia ante cada adversidad. Es m¨¢s importante la pr¨¢ctica que la promesa. Cuando esta se desti?e a la hora de concretarla se multiplican las frustraciones.
S¨¢nchez enarbola la bandera de los indultos. En dos semanas el escenario ha girado a su favor, y lo que era una sugerencia sin calendario preciso ha entrado en fase de aceleraci¨®n. La movilizaci¨®n de la derecha ha evidenciado sus l¨ªmites, lo que refuerza la posici¨®n de quienes piensan que, si en la sociedad catalana hay ganas de salir de la resaca de octubre de 2017 y recuperar cierta normalidad, en el conjunto de Espa?a se va asumiendo tambi¨¦n la necesidad de superar la situaci¨®n de excepci¨®n en la que errores, perfectamente diagnosticados a estas alturas, nos metieron. En cualquier caso, el Gobierno tiene la oportunidad de demostrar que la izquierda est¨¢ dispuesta a abandonar la din¨¢mica del amigo y del enemigo, del patriota y del traidor, y recuperar los equilibrios de una democracia alarmantemente escorada hacia el poder judicial. Aunque ahora mismo parezca imposible encontrar alguna complicidad en una derecha cada vez m¨¢s instalada en el autoritarismo postdemocr¨¢tico.
Los indultos son la primera prueba de esta estrategia. Pero hay que ser conscientes de que por s¨ª solos no resolver¨¢n nada, salvo la situaci¨®n personal de los afectados. De modo que la clave est¨¢ en lo que viene inmediatamente despu¨¦s: la mesa de di¨¢logo entre el Gobierno espa?ol y el Gobierno catal¨¢n. Y, si se pretende que realmente se abra una nueva etapa, es en la negociaci¨®n que se ver¨¢ su viabilidad. Porque de ella depender¨¢ la posibilidad de crear un camino transitable o no. Una ruta de la que no est¨¢n escritas ni la estaci¨®n de llegada ni las intermedias. Y que, sin duda, vivir¨¢ vicisitudes, crisis y fracturas. Una estrategia que s¨®lo puede funcionar si muestra su eficacia y consigue arrastrar a una amplia mayor¨ªa de ciudadanos y de actores pol¨ªticos. No nos llevemos a enga?o: el independentismo seguir¨¢ all¨ª y los deseos de revancha patri¨®tica de una y otra parte tambi¨¦n. El reconocimiento mutuo deber¨ªa ser el objetivo. El recorrido lo marcar¨¢n la palabra, la negociaci¨®n y las urnas. Es la ruta democr¨¢tica. La alternativa es patria contra patria. Escojan.
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