Sputnik bolivariana
El brutal mercado negro de la vacuna y la impavidez de Nicol¨¢s Maduro ante el sufrimiento de nuestra gente hacen todav¨ªa m¨¢s l¨²gubre la perspectiva venezolana
Mi gente en Caracas es una panda de viejos como yo.
S¨¦ bien que el conjunto de mis panas hist¨®ricos no constituye una muestra demogr¨¢fica representativa de la poblaci¨®n venezolana que aguarda desde hace meses una vacuna.
Y en la ficha t¨¦cnica de mi sondeo deber¨ªa asentar adem¨¢s que fue hecho v¨ªa Zoom y Whatssapp entre un universo que no pasa de una treintena de compatriotas. Vaya por delante el lenguaje inclusivo: en mi muestra hay muchas m¨¢s viejas que viejos.
Es un hecho que el Gobierno de Venezuela no aporta datos confiables a las descorazonadoras cifras que, en lo que toca a la pandemia y su manejo en toda Am¨¦rica Latina, brindan desde hace tiempo los organismos internacionales y las oeneg¨¦s.
Sabemos de los 1.1 millones de casos nuevos y que nueve de los diez pa¨ªses del mundo con m¨¢s muertes recientes en proporci¨®n a su poblaci¨®n son latinoamericanos. La regi¨®n, contando las naciones del Caribe, ya suma m¨¢s de 1.200.000 fallecidos. Sabemos muchas otras cosas, casi todas ellas descorazonadoras.
Sin embargo, al leer los informes y reportajes, de ordinario muy completos, difundidos por la prensa global y las redes sociales, destaca especialmente Venezuela por la ausencia de cifras fiables de contagio y letalidad y por la inexistencia de un verdadero plan de vacunaci¨®n masivo.
La singular, aterradora opacidad venezolana es congruente con la persecuci¨®n y la censura generalizadas, caracter¨ªsticas del r¨¦gimen chavista-madurista. El no saber nada, la desaprensi¨®n de las autoridades, el sectarismo con que se ha priorizado a los jerarcas y cuadros del partido gobernante, la corrupci¨®n generalizada, el brutal mercado negro de la vacuna y la impavidez de Maduro ante el sufrimiento de nuestra gente hacen todav¨ªa m¨¢s l¨²gubre la perspectiva venezolana.
Una medida de lo que est¨¢n padeciendo los venezolanos se aprecia en las cifras de fallecimientos entre nuestros m¨¦dicos y trabajadores de la salud.
Los fallecidos del sector de la salud ¡ªm¨¦dicos y auxiliares¡ª pasan ya de 651, seg¨²n indica la organizaci¨®n ¡°M¨¦dicos Unidos¡± que hace m¨¢s de un a?o report¨® la primera muerte en el gremio. ¡°M¨¦dicos Unidos¡± denuncia desde entonces la desprotecci¨®n casi total en la que sirven al p¨²blico quienes combaten en primera l¨ªnea la pandemia. Con lo que vuelvo a mi peque?¨ªsima muestra.
Uno de mis panas hist¨®ricos muri¨® en d¨ªas pasados sin jam¨¢s recibir el mensaje de texto con el que la plataforma bolivariana ¡°Patria¡± deb¨ªa supuestamente indicarle d¨®nde presentarse para recibir la primera dosis de la Sputnik. Ten¨ªa 65 a?os, era pensionado y, valga lo que valiere el dato, chavista de u?a en el rabo.
Varios parientes suyos, exilados en Ciudad de Panam¨¢, promovieron un novenario v¨ªa Instagram desde la parroquia Nuestra Se?ora de Lourdes de esa localidad. Esto dio ideas a sus amigos agn¨®sticos quienes, para honrar la memoria del amigo, se juntaron en una meriendita v¨ªa Zoom. Result¨® natural preguntar qui¨¦nes de entre ellos han logrado vacunarse. Menos del 16 por ciento de los congregados.
La mayor¨ªa acudi¨® a alg¨²n centro para su primera dosis atendiendo a informaciones sin confirmar, brindadas por gente que se obliga a estar pendiente de la jugada en un pa¨ªs con toda clase de racionamientos. Hablo de rumores intern¨¦ticos del tipo ¡°en el Hotel Alba parece que est¨¢n vacunando a los viejos pero hay que llegar a las 4 am¡±.
Una de mis amigas, atenta a recibir la segunda dosis, y luego de hacer una fila de nueve horas a la intemperie en el Parque Miranda, al este de Caracas, fue despedida con la noticia de que se hab¨ªan acabado las vacunas. ¡°Vuelvan ma?ana, pero eso s¨ª, v¨¦nganse tempranito¡±, les dijeron entre embustes sobre la rusa, la china, la cubana. Sobre la cadena de fr¨ªo y la cantidad cr¨ªtica de viales.
La verdad era que un contingente de miembros del partido, funcionarios todos del Gobierno, acababa de llegar y hab¨ªa sido favorecido por sobre un centenar de ancianos: el caos y el bochinche clientelar que rigen Venezuela. Mi amiga increp¨®, airada, a un oficial de la Guardia Nacional que aguant¨® a pie firme el chaparr¨®n.
__?Qu¨¦ me le pusieron la primera vez?¡ª inquiri¨®, facultativo, el guardia.
__Sputnik.
__ No se preocupe, abuela. ?Es tremenda vacuna! Con eso aguanta otros ochenta d¨ªas.
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