Ciudadanos franceses del mundo de despu¨¦s
Las elecciones regionales en Francia, marcadas por una alt¨ªsima abstenci¨®n, no han servido para saber si los votantes ya se han decidido entre las dos visiones polarizadas del pa¨ªs
Que quede claro desde el principio: la buena noticia de las elecciones francesas del fin de semana pasado es que Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen no va a gobernar ninguna regi¨®n. Rechazado en la segunda vuelta en todos los sitios en los que hab¨ªa quedado segundo en la primera y frenado en el ¨²ltimo momento en Provenza-Alpes-Costa Azul gracias a la retirada de la ¨²nica lista ecologista de izquierdas que habr¨ªa p...
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Que quede claro desde el principio: la buena noticia de las elecciones francesas del fin de semana pasado es que Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen no va a gobernar ninguna regi¨®n. Rechazado en la segunda vuelta en todos los sitios en los que hab¨ªa quedado segundo en la primera y frenado en el ¨²ltimo momento en Provenza-Alpes-Costa Azul gracias a la retirada de la ¨²nica lista ecologista de izquierdas que habr¨ªa podido presentarse, el partido de Le Pen se desploma. Ha perdido 106 cargos electos regionales y solo conserva 252 repartidos entre seis regiones. En las elecciones cantonales, celebradas esos dos domingos, la situaci¨®n es id¨¦ntica: ha pasado de 62 a 26 esca?os en ocho consejos de departamento, en lugar de los 14 en los que estaba antes presente. Estos resultados no son extrapolables a las elecciones presidenciales del a?o pr¨®ximo, pero por lo menos certifican que el partido de extrema derecha ha visto cortado su avance en las comunidades territoriales.
La mala noticia es que esta buena noticia es lo ¨²nico positivo de las elecciones regionales y cantonales, que se han caracterizado por una abstenci¨®n sin precedentes. M¨¢s de dos de cada tres franceses no han ido a votar. La abstenci¨®n ha aumentado en todos los grupos de poblaci¨®n y especialmente entre los j¨®venes, las clases populares y la mitad norte-nordeste de Francia. Consagrados por unos comicios que se parecen cada vez m¨¢s a elecciones profesionales ¡ªdado que los perfiles de los elegidos y los votantes convergen en la expresi¨®n de los m¨¢s profesionalizados, en el caso de los primeros, y los m¨¢s politizados, en el de los segundos¡ª los consejeros regionales y de departamento se suman a los consejeros municipales e intermunicipales de 2020 como los peor elegidos en toda la historia de la Quinta Rep¨²blica.
Lejos de los discursos moralizantes y culpabilizadores dirigidos a los abstencionistas por numerosos pol¨ªticos y observadores electorales, debemos insistir en que la abstenci¨®n no siempre es s¨ªntoma de despreocupaci¨®n o distanciamiento de la pol¨ªtica. Muchos ciudadanos politizados, a veces militantes activos de una u otra causa, se codean al margen de las urnas con sus compatriotas m¨¢s desinteresados o desinformados. Sin la voz de esos millones de ciudadanos ¡ªque nunca sabremos si habr¨ªan cambiado los equilibrios¡ª, Francia, el domingo pasado, se fue a la cama m¨¢s o menos en la misma situaci¨®n que al despertarse esa ma?ana. Como los ocupantes actuales de los cargos consiguieron la reelecci¨®n , el equilibrio entre la izquierda y la derecha no se alter¨®: s¨®lo cambiaron siete departamentos (la derecha sigue siendo mayoritaria en todo el pa¨ªs), as¨ª como una regi¨®n-departamento y una comunidad especial, la Isla de la Reuni¨®n y Guayana, que fueron a parar a la izquierda. La pelea por el liderazgo entre los izquierdistas y los ecologistas, que en la primera vuelta se presentaron en alianzas de geometr¨ªa variable y en la segunda se unieron de forma desigual, no se ha resuelto: el Partido Socialista y los ecologistas no han ganado casi nada. El primero ha conservado sus mayor¨ªas y presidencias de gobiernos regionales, mientras que los segundos tienen cada vez menos triunfos, la mayor¨ªa de las veces gracias a alianzas de izquierda; el Partido Comunista contin¨²a su lenta descomposici¨®n y ha perdido el ¨²ltimo departamento que le quedaba, mientras que la Francia Insumisa, comprometida en varias alianzas, reserva sus fuerzas para las elecciones presidenciales de 2022. En cuanto al partido de Emmanuel Macron, no se descubre nada al decir que se confirma, a menos de un a?o de las presidenciales, que no tiene a su favor ninguna consolidaci¨®n ni ning¨²n equilibrio de poder con la derecha hist¨®rica. Es decir, en el mejor de los casos, solo es posible reprochar a quienes han desertado de las urnas una cosa: que, al abstenerse, han contribuido a dejar al frente de los gobiernos locales a personas con unas opiniones tan irrevocables que es dif¨ªcil ver c¨®mo podr¨ªan trastocar el juego pol¨ªtico o revolucionar las pol¨ªticas p¨²blicas territoriales.
Y, aun as¨ª, no faltan problemas y cuestiones urgentes, como no falta tampoco la necesidad de transformar dr¨¢sticamente las formas de actuar de la pol¨ªtica y los programas. Hace ya varios a?os que proliferan las movilizaciones: los chalecos amarillos, las manifestaciones por el clima, las protestas feministas contra la violencia sexual y los asesinatos de mujeres, las movilizaciones contra la reforma de las pensiones, la lucha contra la puesta en marcha de la aplicaci¨®n Parcoursup y la multiplicaci¨®n de los ataques contra la libertad acad¨¦mica, la reivindicaci¨®n de la reproducci¨®n asistida para todas, las denuncias de los casos de racismo y violencia policial¡ Y eso sin contar las huelgas, las manifestaciones, las cajas de resistencia para ayudar a las limpiadoras de los hoteles de lujo, los manifestantes heridos, los sanitarios dedicados a la lucha contra la covid, los repartidores en bicicleta y otros damnificados de lo que algunos llaman la nueva econom¨ªa. La derecha habla de orden, m¨¦rito, la nueva naci¨®n, la Rep¨²blica; se persigue a los inmigrantes, los sin techo, los parados, un ¡°islamismo de izquierdas¡± inexistente; se recupera sin verg¨¹enza el vocabulario reaccionario de los de ¡°no se puede decir m¨¢s¡±. Se presenta a candidatos descaradamente opuestos al matrimonio para todos, a un ministro acusado de violaci¨®n, a personas sacadas de los terrenos de Reagrupamiento Nacional. En la izquierda, hablan de reducir las desigualdades y las discriminaciones, de una rep¨²blica distinta; pero tardan en ponerse de acuerdo, en plena era del antropoceno y de la revisi¨®n de la historia de Francia a trav¨¦s del prisma del colonialismo, sobre c¨®mo construir una sociedad m¨¢s democr¨¢tica e inclusiva. Para evitar los peores efectos del cambio clim¨¢tico, el patriarcado y el capitalismo, se inventan relatos que suscitan la envidia del mundo que ser¨¢; se intenta que salgan elegidos m¨¢s j¨®venes, m¨¢s personas no blancas, m¨¢s mujeres.
La abstenci¨®n y los juegos de alianzas complican la interpretaci¨®n de los resultados de estos comicios. Pero s¨ª podemos decir que, entre las dos visiones polarizadas del futuro, los votantes franceses no han decidido (?todav¨ªa?) elegir ninguna de las dos.
Vanessa J¨¦rome es doctora asociada en el Centro Europeo de Sociolog¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas (CESSP), Paris 1 Panth¨¦on-Sorbonne.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia