Inquietante abstenci¨®n en Francia
La baja participaci¨®n en las elecciones regionales es un s¨ªntoma que no debe subestimarse
Las elecciones regionales francesas del 20 y el 27 de junio han supuesto una derrota democr¨¢tica colectiva. Un 66% de votantes se abstuvo en la segunda vuelta, un nivel similar al de la primera. En la Francia moderna, solo hay un precedente comparable: el refer¨¦ndum que en 2000 acort¨® el mandato presidencial de siete a cinco a?os. Para muchos votantes, esta era una convocatoria de segundo rango, al contrario que las presidenciales, donde la tasa de participaci¨®n suele ser alta. Pero la desafecci¨®n es un fen¨®meno de fondo que puede estar agrav¨¢ndose. Algo falla cuando 30 millones de ciudadanos renuncian a ejercer el derecho de voto. Y, en todo caso, obliga a la cautela a la hora de extraer conclusiones para las presidenciales de 2022, que, seg¨²n los sondeos, deben ser cosa de dos: el presidente centrista, Emmanuel Macron, y la l¨ªder de extrema derecha Marine Le Pen. Ambos salieron derrotados de las regionales.
El fracaso en las regionales de La Rep¨²blica en Marcha (LREM) de Macron es irrefutable, pero al mismo tiempo el presidente mantiene una popularidad elevada y a¨²n es el favorito para la reelecci¨®n. LREM no ha ganado ni es decisiva para formar gobierno en ninguna regi¨®n. Como hace un a?o en las municipales, ahora se evidencia que se trata de un ente extra?o, sin implantaci¨®n local ni dirigentes, un partido tan identificado con el presidente que, cuando este salga de escena, no est¨¢ claro que sobreviva. Macron ya demostr¨® en 2017 que pod¨ªa conquistar la presidencia sin un gran partido detr¨¢s; en 2022 conf¨ªa en repetirlo. Aquella victoria part¨ªa del supuesto de que los viejos partidos y la vieja pol¨ªtica hab¨ªan quedado obsoletos y se impon¨ªa una nueva manera de ganar elecciones y gobernar.
El resultado de las regionales obliga a revisar esta apreciaci¨®n. Si hay ganadores, estos son la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) y otros dirigentes en su ¨®rbita, y, en menor medida, el Partido Socialista (PS). LR y PS mantienen las regiones en las que gobernaban, un premio a la gesti¨®n local y a la continuidad, aunque dif¨ªcilmente estos resultados locales se traducir¨¢n autom¨¢ticamente en victoria a escala nacional, donde Macron y Le Pen siguen dominando. Y, sin embargo, Macron no puede sentirse seguro cuando los viejos partidos resisten pese a sus esfuerzos para laminarlos, y cuando, de las regionales, surgen l¨ªderes conservadores como Xavier Bertrand, reelegido en la regi¨®n norte?a de Altos de Francia, con posibilidades de romper el duopolio Macron-Le Pen y disputarles la presidencia. Sobre todo, ni Macron ni sus oponentes pueden ignorar que los ciudadanos se han desentendido masivamente de estas elecciones. Cuando dos de cada tres electores renuncian a las urnas, nadie puede proclamarse vencedor.
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