La vacunaci¨®n: un ¨¦xito europeo
El actual buen desarrollo del plan de inmunizaci¨®n evidencia las virtudes de la UE
En otras circunstancias, la forma en que se est¨¢n disparando los contagios en Espa?a y otros pa¨ªses europeos hubiera forzado medidas restrictivas muy graves, el flujo de enfermos empezar¨ªa a saturar los hospitales y el nefasto panorama propiciar¨ªa una nueva hibernaci¨®n econ¨®mica. Si esta vez el escenario no es tan oscuro es gracias a las vacunas. Es un momento oportuno, pues, para constatar que, tras algunos problemas en los primeros compases, la campa?a de inmunizaci¨®n avanza a notable ritmo en la Uni¨®n Europea y es ahora mismo el reflejo de muchas de las virtudes del proyecto com¨²n y de las sociedades que lo componen. Destacan entre ellas la apuesta por una pol¨ªtica conjunta muy cohesionada, que ha logrado que todos avancemos al mismo tiempo; y una mezcla entre la gran proyecci¨®n de los sistemas sanitarios p¨²blicos, la confianza en ellos de la ciudadan¨ªa, y la alta cohesi¨®n social que, por lo general, respaldan un sostenido proceso de vacunaci¨®n.
La comparaci¨®n con Estados Unidos es significativa. La primera potencia mundial logr¨® imprimir un gran ritmo a la fase inicial de su campa?a de vacunaci¨®n, facilitado por su negativa a exportar dosis producidas en su territorio ¡ªa diferencia de una m¨¢s generosa actitud europea¡ª. Hace justo tres meses, EE UU ten¨ªa casi 20 puntos de ventaja sobre la UE en cuanto a porcentaje de personas con la primera dosis. Esto causaba entonces una leg¨ªtima decepci¨®n en Europa. La diferencia es hoy de un par de puntos, y muchos pa¨ªses europeos (entre ellos Espa?a) ya han adelantado a EE UU en ese apartado. En t¨¦rminos de ciudadanos con pauta completa la distancia es mayor, pero la din¨¢mica es la misma, y todo deja pensar que pronto la UE alcanzar¨¢ a EE UU.
El ritmo de vacunaci¨®n se ha ralentizado en EE UU no por falta de vacunas, sino por la renuencia de los ciudadanos a vacunarse. En abril se administraban m¨¢s de tres millones de dosis diarias; actualmente, un mill¨®n. El presidente Joe Biden no ha podido alcanzar el objetivo de que 70% de la poblaci¨®n adulta hubiera recibido al menos una dosis el 4 de julio, D¨ªa de la Independencia. Varios factores contribuyen a esta situaci¨®n.
El rechazo a las vacunas es una de las secuelas de la pol¨ªtica negacionista del anterior presidente, Donald Trump, y del discurso antivacunas que todav¨ªa mantienen sus seguidores. La unidad pol¨ªtica que Europa ha logrado en su estrategia de vacunaci¨®n y la hegemon¨ªa de un discurso p¨²blico basado en la evidencia cient¨ªfica redunda ahora en beneficio de toda la sociedad. La otra gran diferencia tiene que ver con la ausencia en EE UU de un sistema sanitario p¨²blico de car¨¢cter universal, cuya existencia facilita las campa?as de salud p¨²blica en pa¨ªses europeos. El hecho de que en el gigante americano la tasa de vacunaci¨®n sea inferior en la poblaci¨®n de renta m¨¢s baja y entre las comunidades afroamericana y latina dice mucho de la importancia de la cohesi¨®n social.
No cabe bajar la guardia. Problemas imprevistos pueden surgir, y no puede descartarse que, m¨¢s adelante, tambi¨¦n en la UE baje el ritmo. Por supuesto existen diferencias entre distintos pa¨ªses europeos. Pero, frente a las cr¨ªticas y dudas iniciales, es preciso reivindicar el buen progreso actual del programa. Cuando una sociedad se enfrenta a un reto como el que representa esta pandemia, tan importante es identificar los errores para poder corregirlos como las fortalezas en las que nos podemos apoyar. Y Europa ha logrado que la vacunaci¨®n se convierta en un factor de progreso y cohesi¨®n social.
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