El estruendo de fondo de la pol¨ªtica

Los veranos sol¨ªan ser el momento en el que la aceleraci¨®n se aminoraba, cuando se entraba en ese maravilloso territorio temporal del ¡°par¨¦ntesis estival¡±. Para los periodistas en servicio, los que deb¨ªan permanecer al pie del ca?¨®n, era la pesadilla porque deb¨ªan enfrentarse al horror vacui de semana tras semana sin noticias. Esto, qu¨¦ duda cabe, es parte de ese mundo que hemos perdido, aquel en el que de vez en cuando hab¨ªa tiempo para la reflexi¨®n, para detenerse a pensar o leer todas aquellas novelas que se iban aplazando, incluso para recuperar, aunque solo fuera en una tarde tonta...

Los veranos sol¨ªan ser el momento en el que la aceleraci¨®n se aminoraba, cuando se entraba en ese maravilloso territorio temporal del ¡°par¨¦ntesis estival¡±. Para los periodistas en servicio, los que deb¨ªan permanecer al pie del ca?¨®n, era la pesadilla porque deb¨ªan enfrentarse al horror vacui de semana tras semana sin noticias. Esto, qu¨¦ duda cabe, es parte de ese mundo que hemos perdido, aquel en el que de vez en cuando hab¨ªa tiempo para la reflexi¨®n, para detenerse a pensar o leer todas aquellas novelas que se iban aplazando, incluso para recuperar, aunque solo fuera en una tarde tonta, el aburrimiento que uno recordaba de la infancia. El aburrimiento, quiz¨¢ la actividad humana m¨¢s injustamente denostada. Injustamente, digo, porque es de las pocas actividades que se caracterizan por la ausencia de actividad. Su t¨¦rmino en alem¨¢n lo dice todo, Langeweile, que en sentido literal significa ¡°permanecer largamente¡±, mantenerse suspendido en el tiempo. Quien se aburre se sale de la corriente temporal. Heidegger lo llamaba ¡°el murmullo de fondo de la existencia¡±, la dimensi¨®n en la que uno cae cuando se abandona de s¨ª mismo y de cuanto le rodea. ?Pueden imaginar un mejor plan para estas vacaciones?

Pues no, prohibido aburrirse, prohibido desconectar; en suma, prohibido descansar. Hay que seguir estando al tanto de todo. La l¨®gica informativa, la continua e ininterrumpida aportaci¨®n de novedades, ha acabado por colonizar todas las dimensiones de nuestra existencia. Este mes de julio he visto con horror c¨®mo mi smartphone me recordaba que ¡°el tiempo de uso de su dispositivo¡± hab¨ªa aumentado m¨¢s de una hora diaria respecto del mes anterior. Y como yo casi solo lo uso para informarme, eso significaba que ni siquiera durante la can¨ªcula consegu¨ªa desconectar. Imposible aburrirse, imposible no estar distra¨ªdo.

F¨ªjense, acabo de mencionar el t¨¦rmino clave, ¡°distracci¨®n¡±. Y lo es porque tiene un doble sentido: por un lado equivale a entretenimiento, y, por otro, significa ¡°apartar la atenci¨®n¡± de algo. Cuando estamos distra¨ªdos no nos fijamos en lo que debi¨¦ramos. Y esta segunda acepci¨®n es la que me interesa, porque tengo la convicci¨®n de que hay un exceso de pol¨ªtica como entretenimiento, que nos dejamos llevar por la acelerada sucesi¨®n de noticias, y que esta misma din¨¢mica es la que puede estar ¡°apartando nuestra atenci¨®n¡± de cosas sobre las que deber¨ªamos estar m¨¢s vigilantes. En alg¨²n momento hay que parar esta maquinaria para concentrarnos en lo verdaderamente relevante.

Nuestra pol¨ªtica crea un inmenso estruendo de fondo. O¨ªmos el ruido, pero no captamos su melod¨ªa. Y est¨¢n pasando demasiadas cosas, muchas de ellas preocupantes, como para no detenernos a analizarlas. La pol¨ªtica es demasiado importante para convertirse en una mera distracci¨®n o ¡°pasatiempo¡± ¡ªvean, en este t¨¦rmino late el terror ante el aburrimiento¡ª o para dejarla al albur de lo novedoso. Somos incapaces para el aburrimiento, pero quiz¨¢ no tanto para la reflexi¨®n. Les pongo tarea para este verano: ?cu¨¢les son los temas sobre los que deber¨ªamos estar pensando; cu¨¢les debemos rescatar de esa extra?a forma de olvido que consiste en el continuo fluir de noticias? Tratar¨¦ de traerlos a esta columna.