Pegasus, una trama capilar
La libertad individual y el Estado de derecho no resistir¨ªan al impacto de este sistema de espionaje que es, por su propia naturaleza, totalitario
La revoluci¨®n tecnol¨®gica en los sistemas de comunicaci¨®n parec¨ªa augurar un futuro de creciente libertad y posibilidades ilimitadas. Incluso la naturaleza humana se transformar¨ªa, de acuerdo con las enso?aciones del utopista Fourier. La realidad ha sido bien distinta. El avance de la inteligencia artificial, el tel¨¦fono m¨®vil y sus aplicaciones se han convertido en un arma de doble filo al desarrollar t¨¦cnicas que hacen posible un control de alcance ...
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La revoluci¨®n tecnol¨®gica en los sistemas de comunicaci¨®n parec¨ªa augurar un futuro de creciente libertad y posibilidades ilimitadas. Incluso la naturaleza humana se transformar¨ªa, de acuerdo con las enso?aciones del utopista Fourier. La realidad ha sido bien distinta. El avance de la inteligencia artificial, el tel¨¦fono m¨®vil y sus aplicaciones se han convertido en un arma de doble filo al desarrollar t¨¦cnicas que hacen posible un control de alcance ilimitado sobre la vida de las personas. Tiene lugar una extensi¨®n digital de nuestras vidas que difumina la frontera entre lo p¨²blico y lo privado. Ese control puede actuar como instrumento pan¨®ptico al servicio de las dictaduras para protegerse de sus ciudadanos, tal que China o, en el caso de las democracias, para protegerlos frente la amenaza del crimen y terrorismo. Ahora, con las revelaciones del Proyecto Pegasus, vemos aparecer una herramienta de espionaje de funcionamiento capilar, no solo contra periodistas, defensores de los derechos humanos y abogados, sino contra los centros de decisi¨®n en las democracias.
Seg¨²n una investigaci¨®n publicada por Le Monde y The Guardian, el software de espionaje Pegasus, desarrollado por la compa?¨ªa israel¨ª NSO Group, ha sido utilizado para hackear los tel¨¦fonos de cr¨ªticos y disidentes desde los Gobiernos iliberales de Hungr¨ªa, India, Ruanda y Azerbaiy¨¢n, entre otros. El software, altamente intrusivo, activa furtivamente los micr¨®fonos y c¨¢maras de los m¨®viles. Con ¨¦l, Marruecos podr¨ªa acceder a los tel¨¦fonos del presidente franc¨¦s, Macron y gran n¨²mero de activistas argelinos en ?frica, Estados Unidos y Espa?a. La libertad individual y la democracia est¨¢n en juego.
La informaci¨®n revelada supone una transformaci¨®n radical del concepto de poder en la comunicaci¨®n, un vuelco de desenlace desconocido. Hasta ahora, reg¨ªa un sistema, jer¨¢rquico y monol¨ªtico, centrado en potencias como Estados Unidos, China o Rusia, las cuales, en virtud de su superioridad econ¨®mica y tecnol¨®gica, controlaban, de arriba abajo, a los actores perif¨¦ricos (o intentaban controlarse entre s¨ª)
Con la utilizaci¨®n abusiva del programa Pegasus, se a?ade otro riesgo, la aparici¨®n de un Gran Hermano difuso que invierte las relaciones en el orden mundial. Marruecos pasar¨ªa a controlar a su principal socio comercial y colaborador en la lucha contra el terrorismo, Francia. Nos encontramos ante un libre mercado de eliminaci¨®n de la libertad, donde un enjambre de autocracias, con intenciones diversas, adquieren la capacidad de interferir en terceros pa¨ªses. La responsabilidad del Israel de Netanyahu es evidente, ya que es el Estado israel¨ª quien autoriza y avala la exportaci¨®n a NSO. Dada la eficacia de los servicios de inteligencia israel¨ªes, es inconcebible que no tuviesen conocimiento de su uso. Surge la pregunta ?con qu¨¦ finalidad?
De momento, aun en el pa¨ªs m¨¢s afectado, Francia, se ha limitado a un cambio de tarjetas de m¨®viles en el Gobierno. Las relaciones bilaterales pesan en su respuesta. Lo que est¨¢ en juego es, no obstante, grave. La libertad individual y el Estado de derecho no resistir¨ªan al impacto de este sistema de espionaje, por su propia naturaleza totalitario.