No ir¨¦
Subir propulsado hasta donde no hay aire puro sino que falta absolutamente el aire es un capricho insano. Y m¨¢s para ver la tierra como un globo nublado
Puede que alguno de ustedes est¨¦ ya ahorrando para pagar el pasaje. El precio actual es exorbitante, pero acu¨¦rdense de lo que costaban los primeros tel¨¦fonos m¨®viles, total hace nada, y ahora los regalan al comprar una lavadora. ?Ser¨¢ por dinero! Lo que s¨®lo es cuesti¨®n de dinero suele conseguirse antes o despu¨¦s si uno lo desea de veras. Se lo aseguro, cr¨¦anme: no me interesa, no pienso ir. Al turismo espacial, digo. Siempre que oigo ese t¨¦rmino me acuerdo de lo que contest¨® Borges sobre los viajes espaciales: ¡°Bueno, todo viaje es espacial, ?no?¡±. Pues eso. Si tengo que trasladarme, con lo bien que se est¨¢ en casa, que sea a un lugar donde haya gente a la que uno quiera o pueda llegar a querer, no donde no hay nadie. Los romanos, que eran gente civilizada, gustaban de los paisajes donde se vieran campos f¨¦rtiles, jardines, villas bien cuidadas: el locus amoenus deb¨ªa ser un lugar al que apeteciera mudarse, no del que hubiese que huir aterrorizado por lo vertiginoso de los precipicios o el furor de las olas. Las perspectivas que fascinan por lo inh¨®spito son un invento de los rom¨¢nticos, que lo estropean todo con sus exageraciones. Pascal lo dijo mucho mejor: ¡°Me espanta el silencio de esos espacios infinitos¡±, Y que est¨¦n llenos de cachivaches y basura arrojada desde la tierra no los hace m¨¢s gratos...
Subir propulsado hasta donde no hay aire puro sino que falta absolutamente el aire es un capricho insano. Y m¨¢s para ver la tierra como un globo nublado y no como un hogar, que tambi¨¦n son ganas. Eso s¨ª, puedes flotar cabeza abajo cinco minutos, placer de dioses... En cuanto a los millonarios que compiten obscenamente por ir a esas alturas, encaramados en su fortuna, me permito recordar lo que dijo Maurice Baring: ¡°Para saber lo que Dios piensa del dinero, no hay m¨¢s que fijarse en a qui¨¦n se lo da¡±.
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