Putin y Am¨¦rica Latina
El endurecimiento de la posici¨®n de Joe Biden debe llamar la atenci¨®n de la regi¨®n, donde Rusia viene desplegando una actividad cada vez m¨¢s ostensible
El martes pasado, Joe Biden declar¨® que los ataques cibern¨¦ticos que, seg¨²n insinu¨®, proceden de Rusia, podr¨ªan desencadenar una guerra real. Una guerra con balas. El presidente de Estados Unidos escal¨®, al menos en el plano ret¨®rico, el conflicto que sostiene con Vlad¨ªmir Putin desde antes de llegar a la Casa Blanca. En esta oportunidad, pronostic¨® la intervenci¨®n de Mosc¨² en las elecciones norteamericanas del a?o pr¨®ximo.
El endurecimiento de Biden debe llamar la atenci¨®n de Am¨¦rica Latina. Rusia viene desplegando en la regi¨®n una actividad cada vez m¨¢s ostensible. En los pr¨®ximos d¨ªas habr¨¢ una novedad relevante sobre ese protagonismo: los rusos participar¨¢n de las negociaciones entre el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro y sus opositores. Las tratativas se llevar¨¢n adelante en M¨¦xico, y los delegados de Putin se sentar¨¢n a la mesa a pedido de Maduro. Para acompa?ar a la oposici¨®n habr¨¢ una representaci¨®n de los Pa¨ªses Bajos.
Rusia ha sido un actor relevante en la escena venezolana. Pero ese papel se limit¨® hasta ahora a la provisi¨®n de material b¨¦lico. O a ensayar accidentados negocios energ¨¦ticos. Con la intervenci¨®n en la mesa de discusi¨®n que se establecer¨¢ la semana pr¨®xima Putin da un paso m¨¢s largo. Inicia una intervenci¨®n directa en la pol¨ªtica. Esa participaci¨®n tiene innumerables significados. Guarda una discreta simetr¨ªa con la presencia permanente de los Estados Unidos y la OTAN en el ¨¢rea de influencia de Mosc¨². Sobre todo, en Ucrania. Resalta la afinidad de Rusia con una dictadura para la cual la enemistad con los Estados Unidos es la primera coartada de supervivencia. Pero tambi¨¦n revela que el Gobierno de Putin aspira a ser parte de una soluci¨®n a la larga crisis venezolana, que tiene proyecciones sobre toda la regi¨®n.
Los venezolanos han colaborado con estos objetivos. Hasta hace pocas semanas, se daba por sentado que en las conversaciones de M¨¦xico participar¨ªa la Argentina. Maduro prefiri¨® a Putin. A pesar de la benevolencia del kirchnerista Alberto Fern¨¢ndez hacia su r¨¦gimen: se apart¨® del Grupo de Lima; retir¨® las acusaciones contra el chavismo, que se investigan en La Haya, por violaciones a los derechos humanos; e invit¨® a la vicepresidenta Delcy Rodr¨ªguez a la celebraci¨®n del d¨ªa nacional, en la embajada de Caracas, ofreci¨¦ndole un escenario para socializar con representantes de otros pa¨ªses y con dirigentes de la oposici¨®n. Tampoco Espa?a consigui¨® ser parte de las tratativas. Cuando se ofreci¨® a la oposici¨®n como acompa?ante, los partidos enfrentados a Maduro rechazaron la propuesta.
Rusia no solo funciona como aliada de la Venezuela de Maduro. Tambi¨¦n mantiene entredichos con su principal contradictor: la Colombia de Iv¨¢n Duque. En mayo, la canciller¨ªa rusa convoc¨® al embajador colombiano, Alfonso L¨®pez Caballero, para reprocharle que Duque haya se?alado que detr¨¢s de las manifestaciones en su contra se escond¨ªa el activismo cibern¨¦tico de Mosc¨². Todav¨ªa no hay noticias de que Sergu¨¦i Lavrov cite al embajador John Sullivan, de los Estados Unidos, para formularle un reclamo equivalente por las acusaciones de Biden.
El juego ruso en el Caribe se completa con un v¨ªnculo muy activo: el que une a Putin con la dictadura cubana. Desde Mosc¨² lleg¨® un respaldo expl¨ªcito a Miguel Diez-Canel, y una advertencia contra cualquier intervenci¨®n externa, cuando se desataron las movilizaciones callejeras en su contra.
Estas escaramuzas se recortan sobre el tel¨®n de fondo de una diplomacia novedosa ligada a la pandemia: la provisi¨®n de vacunas a aliados latinoamericanos por parte de Mosc¨². Un comercio cuya extraordinaria publicidad no consigue ocultar grandes dificultades pr¨¢cticas.
En diciembre pasado, Maduro anunci¨® la compra de 10 millones de vacunas Sputnik V, elaboradas por el centro de investigaciones Gamaleya y comercializadas por el Fondo Ruso de Inversi¨®n Directa (RDIF). Hasta ahora solo fueron inmunizados tres millones de venezolanos, con la Sputnik y la china Sinopharm. La semana pasada la ONG M¨¦dicos Unidos denunci¨® que se ha interrumpido la llegada de la segunda dosis, ocasionando un gran problema sanitario.
Las dificultades para suministrar esa segunda dosis han provocado una crisis en la propaganda rusa. En India, el laboratorio Dr. Reddy, que comercializa la Sputnik V, anunci¨® hace dos semanas que dejar¨¢ de hacerlo por la imposibilidad de garantizar la segunda aplicaci¨®n. India es el principal destinatario de la invenci¨®n rusa, y Gamaleya ha autorizado su producci¨®n local a partir del ¨²ltimo trimestre de este a?o. Noticia que convive con la realizaci¨®n de maniobras conjuntas de barcos de Rusia y de India en el mar B¨¢ltico.
Mientras los Estados Unidos lideran la censura contra el agravamiento autoritario de la dictadura de Daniel Ortega, en Nicaragua, Lavrov recibi¨® a su colega Denis Moncada para anunciar, con sospechosa imprecisi¨®n, que la Sputnik V ser¨¢ producida en Managua dentro de alg¨²n tiempo.
El gobierno de Luis Arce, de Bolivia, tambi¨¦n enfrentado con Washington, es otro de los destinatarios de la vacuna formulada en Gamaleya. Pero tambi¨¦n all¨ª el programa vacunatorio colaps¨® y ahora la ministra de Salud, Alejandra Hidalgo, busca conseguir otro producto que pueda ser combinado con la Sputnik V, por la carencia de segundas dosis.
El plan de Putin, convertirse en una soluci¨®n a la pandemia para sus aliados de Am¨¦rica Latina, tuvo su mayor percance en la Argentina. All¨ª se filtr¨® una carta de la asesora presidencial Cecilia Nicolini, encargada de negociar la adquisici¨®n de vacunas, al directivo del RDIF Anatoly Braverman. En ese mensaje, Nicolini expres¨® con dramatismo las dificultades en que se encontraba el Gobierno de Fern¨¢ndez para llevar adelante su esquema de inmunizaci¨®n. Le reproch¨® a Braverman no responder siquiera sus reclamos, aun cuando la Argentina se hab¨ªa comprometido mucho con el ¨¦xito del emprendimiento sanitario ruso. Para completar su lamento, la funcionaria comunic¨® al funcionario de Putin que un miembro de su equipo hab¨ªa contactado al laboratorio Richmond, que produce la Sputnik en el pa¨ªs, para establecer una sospechosa intermediaci¨®n en el suministro del producto.
Estos avances y contratiempos de Putin cobijan significados que van m¨¢s all¨¢ de la diplomacia sanitaria. Revelan la intenci¨®n de Rusia de presionar a los Estados Unidos en su tradicional ¨¢rea de dominio. Y que, a falta de un poder¨ªo econ¨®mico y comercial, como el que exhibe China, esa acci¨®n debe respaldarse en la pol¨ªtica. Exhiben, por lo tanto, la indeclinable vocaci¨®n de los rusos por ser actores en el ajedrez global. Y, al mismo tiempo, desnudan sus enormes limitaciones para alcanzar ese objetivo.
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