Fin del soliloquio
La reuni¨®n entre Estado y Generalitat, la primera desde 2011, es una se?al positiva
Resultados concretos aparte, que los ha habido, la importancia pol¨ªtica de la reuni¨®n de la comisi¨®n bilateral Estado-Generalitat celebrada ayer radica en que supone un inicio de normalizaci¨®n pol¨ªtica y un indicio de incipiente normalidad institucional. Lo anormal era que desde la entrada en vigor del Estatut de 2006 es...
Resultados concretos aparte, que los ha habido, la importancia pol¨ªtica de la reuni¨®n de la comisi¨®n bilateral Estado-Generalitat celebrada ayer radica en que supone un inicio de normalizaci¨®n pol¨ªtica y un indicio de incipiente normalidad institucional. Lo anormal era que desde la entrada en vigor del Estatut de 2006 esta instituci¨®n, de consulta permanente y decisi¨®n colegiada, no hubiese funcionado regularmente desde 2011.
Ni siquiera se hab¨ªa reunido m¨¢s all¨¢ de una vez en 2018, ya con el primer Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Era algo ins¨®lito porque, en t¨¦rminos legales, debe convocarse obligatoriamente dos veces al a?o y cuantas desee cualquiera de ambas partes (art¨ªculo 183 del Estatut). Nunca lo hizo bajo los gobiernos del PP. Y en esta pasividad fue eficazmente secundado por los sucesivos Ejecutivos de la Generalitat durante la etapa del proc¨¦s secesionista.
En cuanto a la normalizaci¨®n pol¨ªtica, aunque sea solo incipiente y fr¨¢gil, el encuentro implica el primer paso del retorno de un Govern de factura independentista a la pr¨¢ctica concreta de los procedimientos auton¨®micos. Eso s¨ª, en la perspectiva de una relaci¨®n bilateral m¨¢s amplia ¡ªla mesa de di¨¢logo acordada por S¨¢nchez y el president Pere Aragon¨¦s¡ª que verse sobre los litigios, la desafecci¨®n y el desencuentro de una parte de la sociedad catalana con el conjunto de Espa?a. Pero que no excluye, de ninguna manera, la conveniencia ni la obligatoriedad de la relaci¨®n multilateral prevista y concretada en el art¨ªculo 176 del mismo Estatut. Las cr¨ªticas del PP a este encuentro, calific¨¢ndolo de premio a los desleales o buscando en ¨¦l una agenda oculta ¡ªcomo ha hecho el portavoz del partido¡ª, no ayudan a la consecuci¨®n de una mayor normalidad institucional.
Las actitudes del fugado a Waterloo, Carles Puigdemont, y de la presidenta del Parlament, Laura Borr¨¤s, que han denostado el encuentro por su ¡°apariencia de normalidad¡±, siguen situando en el extremismo inmovilista a esa parte del independentismo. La utilidad de la reuni¨®n deber¨ªa servir para que el m¨¢s pragm¨¢tico Aragon¨¨s no reincida en su absentismo en los foros multilaterales, a los que viene obligado legal y pol¨ªticamente. Es incoherente postular como prioridad propia el plan de recuperaci¨®n econ¨®mica financiado por la Uni¨®n Europea y hurtar su presencia en uno de los ¨¢mbitos donde se debate su aplicaci¨®n. El principal perjuicio que crea esa incomparecencia recae sobre la ciudadan¨ªa catalana.
Conviene insistir en esta cuesti¨®n porque el Estado compuesto en el que se organizan los espa?oles exige la corresponsabilidad de todos. El di¨¢logo y la negociaci¨®n no pueden armarse en una sola direcci¨®n, deben ser de ida y vuelta. Y no pueden circunscribirse a exhibir memoriales de agravios u orquestar campa?as publicitarias, sino que reclaman buscar soluciones a problemas reales. En la cita de ayer se consensu¨® un calendario de seis meses para el traspaso de nuevas competencias, se avanz¨® en la pol¨ªtica de becas y se adelant¨® una inversi¨®n de 1.700 millones de euros para la ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat. Los acuerdos en ¨¢mbitos como estos pavimentan, al fin, el deseable retorno a la pol¨ªtica y demuestran el completo sinsentido de los soliloquios.