Las llamas avisan
Los incendios del Mediterr¨¢neo exigen otras respuestas a fen¨®menos extremos
El paisaje de cifras provisionales que deja tras de s¨ª el fuego este verano en el Mediterr¨¢neo es dif¨ªcil de asimilar. En Grecia quedan 116.000 hect¨¢reas arrasadas desde finales de julio, dos muertos y cientos de casas destruidas en Eubea, el Peloponeso y Atenas. Poblaciones enteras han perdido todos sus medios de vida. El pa¨ªs logr¨® el viernes dar por controlada la situaci¨®n (no quedan grandes...
El paisaje de cifras provisionales que deja tras de s¨ª el fuego este verano en el Mediterr¨¢neo es dif¨ªcil de asimilar. En Grecia quedan 116.000 hect¨¢reas arrasadas desde finales de julio, dos muertos y cientos de casas destruidas en Eubea, el Peloponeso y Atenas. Poblaciones enteras han perdido todos sus medios de vida. El pa¨ªs logr¨® el viernes dar por controlada la situaci¨®n (no quedan grandes focos activos), gracias a la tregua facilitada por la lluvia y una bajada de temperaturas. Al mismo tiempo, en Turqu¨ªa han muerto ocho personas atrapadas por el fuego. En Italia, donde se han registrado 48,8 grados, perdieron la vida cinco personas en incendios. Al otro lado del mar, en Argelia, las llamas dejaron m¨¢s de 70 fallecidos. En buena parte de Espa?a y Portugal, la situaci¨®n ante la ola de calor es de riesgo extremo. La cadena de horrores, que puede no haber terminado, nos recuerda que el Mediterr¨¢neo debe adaptarse cuanto antes a ser la trinchera de Europa en las consecuencias del cambio clim¨¢tico.
Es un error culpar al cambio clim¨¢tico de un incendio concreto, ya que desv¨ªa el debate. El culpable es la imprudencia, el accidente o el pir¨®mano, que han sido combatidos con ¨¦xito a trav¨¦s de concienciaci¨®n y sanciones. El n¨²mero de incendios est¨¢ bajando. Pero lo que est¨¢ haciendo la emergencia clim¨¢tica es convertir cualquier incendio en potencialmente devastador, fuegos en los que los equipos de emergencia no pueden hacer nada m¨¢s que evacuar las poblaciones en el camino. Los expertos comenzaron a ver este fen¨®meno en 2017. En los ¨²ltimos cuatro a?os, Portugal, California y Australia han sido los laboratorios tr¨¢gicos de este tipo de incendios incontrolables. Bomberos con d¨¦cadas de experiencia se enfrentan a fuegos que superan todo lo que aprendieron cuando empezaron en el oficio.
Estos megaincendios explotan sobre la sequedad y las altas temperaturas provocadas por el cambio clim¨¢tico, sin el cual no se pueden explicar. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del Panel de Cambio Clim¨¢tico de la ONU, presentado esta semana, los fen¨®menos extremos seguir¨¢n aumentando en intensidad y frecuencia al menos durante todo este siglo, en el mejor de los escenarios posibles. Eso ya no tiene remedio. M¨¢s sequ¨ªas y calor har¨¢n que el riesgo de incendios gigantescos sea extremo durante d¨¦cadas. La cuesti¨®n ahora es adaptarse a ese mundo.
Aunque ninguna inversi¨®n en medios de extinci¨®n humanos y materiales sobra, la respuesta t¨¢ctica ha sido desbordada por la realidad. Los pa¨ªses en primera l¨ªnea de este fen¨®meno deben poner el foco en la prevenci¨®n estrat¨¦gica. Contribuye a la tormenta perfecta una gesti¨®n de los montes hist¨®ricamente enfocada en la extinci¨®n. Debe centrarse en la limpieza de material combustible del monte antes de que las altas temperaturas lo conviertan en una pira lista para arder. En el caso europeo, ya es habitual la movilizaci¨®n de recursos de unos pa¨ªses a otros en estas emergencias, una coordinaci¨®n solidaria imprescindible, pues se puede esperar que cada vez m¨¢s los grandes incendios superen el ¨¢mbito local e incluso nacional, desbordando los recursos de los pa¨ªses. Solo cabe preguntarse qu¨¦ pa¨ªs ser¨¢ el siguiente. El Mediterr¨¢neo est¨¢ en la primera l¨ªnea del cambio clim¨¢tico. Lo que estamos viendo es un ensayo del futuro. Los gobiernos y la UE deben pensar y articular ya las respuestas a los incendios de ese futuro.