Incompetencia global
Afganist¨¢n puede ser la puntilla para un sistema multilateral en descomposici¨®n desde hace tiempo por su incapacidad para cumplir el mandato para el que fue concebido
La declaraci¨®n de Ant¨®nio Guterres, secretario general de la ONU, resultaba en buena medida pat¨¦tica. Sus palabras tras la reuni¨®n extraordinaria del Consejo de Seguridad para analizar la reciente situaci¨®n en Afganist¨¢n no pod¨ªan ser otras: fin de la violencia, respeto de los derechos humanos ¡ªespecialmente de las mujeres¡ª, necesidad de combatir el terrorismo, de sentarse a negociar el futuro del Gobierno afgano. Eran lo que ten¨ªan que ser¡ y no pod¨ªan ser m¨¢s vac¨ªas. Como si a estas alturas de la historia a los talibanes les importara mu...
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La declaraci¨®n de Ant¨®nio Guterres, secretario general de la ONU, resultaba en buena medida pat¨¦tica. Sus palabras tras la reuni¨®n extraordinaria del Consejo de Seguridad para analizar la reciente situaci¨®n en Afganist¨¢n no pod¨ªan ser otras: fin de la violencia, respeto de los derechos humanos ¡ªespecialmente de las mujeres¡ª, necesidad de combatir el terrorismo, de sentarse a negociar el futuro del Gobierno afgano. Eran lo que ten¨ªan que ser¡ y no pod¨ªan ser m¨¢s vac¨ªas. Como si a estas alturas de la historia a los talibanes les importara mucho lo que diga la ONU; como si el pueblo afgano pudiera esperar mucho de la comunidad internacional.
Fue la ONU la que ampar¨®, hace 20 a?os, la misi¨®n que llev¨® a Estados Unidos, y a la OTAN, a tratar de combatir el terrorismo en suelo afgano. Es cierto que el liderazgo estadounidense ha ido marcando la pauta y que el resto de aliados ha bailado al son de su m¨²sica, sin cuestionarse el impacto de la retirada, pese a todas las alertas de lo que pod¨ªa ocurrir.
Es cierto tambi¨¦n que Naciones Unidas tiene un importante despliegue en el pa¨ªs, en el que 18 millones de personas necesitan de ayuda humanitaria para poder vivir. Pero, en cuestiones de seguridad y gobernanza, ante el aterrador futuro que viene, la ONU ni est¨¢, ni se la espera.
Para hacer frente a situaciones as¨ª, en las que el conflicto armado interno pone en serio peligro a la poblaci¨®n civil, y para romper el mantra de la no injerencia, naci¨® en 2005 el principio de la responsabilidad de proteger. Enunciado ante la verg¨¹enza de la comunidad internacional por su pasividad en Ruanda, primero, y en los Balcanes, despu¨¦s, las pocas veces que se ha invocado solo han generado controversia. La m¨¢s flagrante, la de Libia, en la que el objetivo de defender a la poblaci¨®n (humanitario) mut¨® r¨¢pidamente en el del cambio de r¨¦gimen (pol¨ªtico), con captura y muerte del dictador televisadas en directo.
Ahora, cuando los afganos ven amenazados sus derechos m¨¢s fundamentales, parece misi¨®n imposible, sin l¨ªder que la promueva, y con Rusia y China tomando posiciones para sacar el mejor provecho a la nueva realidad.
No es solo la reputaci¨®n de Estados Unidos la que sale maltrecha de esta crisis. Afganist¨¢n puede ser la puntilla para un sistema multilateral en descomposici¨®n desde hace tiempo por su incapacidad para cumplir el mandato para el que fue concebido: actuar de modo eficaz a la hora de prevenir los conflictos y asegurar la construcci¨®n y el mantenimiento de la paz.
Ah¨ª est¨¢ Siria como recordatorio permanente. Ah¨ª est¨¢ la propuesta de Mario Draghi de utilizar el G-20 para buscar soluciones colectivas. Como presidente de turno, ya ha convocado una reuni¨®n para el 26 de agosto, citando expresamente el papel destacado que tendr¨¢n China, Rusia, Arabia Saud¨ª y Turqu¨ªa.