Regresan los intereses permanentes
Joe Biden no pod¨ªa formular mejor el principio en su discurso este martes para defender la operaci¨®n de salida de Afganist¨¢n: ¡°Me niego a seguir una guerra que ya no est¨¢ al servicio de los intereses vitales de nuestra gente¡±
La derrota en Afganist¨¢n no cierra tan solo el ciclo de la guerra global contra el terror, inaugurado por George W. Bush hace 20 a?os, con la terror¨ªfica deriva de la guerra preventiva utilizada ...
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La derrota en Afganist¨¢n no cierra tan solo el ciclo de la guerra global contra el terror, inaugurado por George W. Bush hace 20 a?os, con la terror¨ªfica deriva de la guerra preventiva utilizada para invadir Irak y derrocar a Sadam Husein en raz¨®n de unas armas de destrucci¨®n masiva que no exist¨ªan. El di¨¢metro del c¨ªrculo que se cierra es todav¨ªa m¨¢s amplio y significa el retorno a una tradici¨®n estadounidense que obliga a su Gobierno a restringir sus intervenciones en pol¨ªtica exterior exclusivamente a las ocasiones en que est¨¢n en juego sus intereses.
Joe Biden no pod¨ªa formular mejor el principio en su discurso este martes para defender la operaci¨®n de salida de Afganist¨¢n: ¡°Me niego a seguir una guerra que ya no est¨¢ al servicio de los intereses vitales de nuestra gente¡±. Entronca con una sentencia fundacional del sexto presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, que en 1821 aconsejaba a la nueva rep¨²blica ¡°no buscar monstruos en el exterior para destruirlos¡±. Y con las ideas de Henry Kissinger en su libro Diplomacia de 1994, donde se?ala que ¡°Estados Unidos sirve mejor a sus valores perfeccionando su democracia y actuando as¨ª como faro para el resto de la humanidad que imponiendo sus valores en una cruzada obligatoria por todo el mundo¡±.
¡°La era de las grandes operaciones militares para rehacer otros pa¨ªses se ha terminado¡±, ha declarado el presidente. Biden no descarta la utilizaci¨®n de la fuerza en el exterior para cazar a los terroristas que ataquen a su pa¨ªs. Ni se olvida de declarar los derechos humanos como cuesti¨®n central de su pol¨ªtica exterior. Pero no volver¨¢n los grandes despliegues militares. Y su acci¨®n en favor de los valores liberales deber¨¢ utilizar la ayuda humanitaria, la diplomacia y las sanciones econ¨®micas. Como la Inglaterra de lord Palmerston, se abre camino la idea de que Estados Unidos ya no tiene ni aliados eternos ni enemigos perpetuos, sino que lo ¨²nico eterno y perpetuo son sus intereses, algo de lo que deber¨¢n a empezar a tomar nota los europeos.
Como los grandes transatl¨¢nticos, no estamos ante un brusco viraje en la pol¨ªtica exterior de Washington, aunque la salida abrupta y precipitada de Kabul haya hecho m¨¢s visibles y espectaculares sus efectos. Fue Barack Obama quien empez¨® propiamente el viraje en 2013, en concreto cuando se neg¨® a bombardear Siria despu¨¦s de que Bachar el Asad pisara las l¨ªneas rojas marcadas desde Washington y utilizara armas qu¨ªmicas contra la poblaci¨®n civil.
Obama tambi¨¦n ten¨ªa en la mente la salida de Afganist¨¢n, pero termin¨® aceptando los argumentos de los altos mandos militares que le aconsejaban un incremento notable de tropas, el llamado surge (oleada) de 2009, para estabilizar el pa¨ªs y proporcionarle un ej¨¦rcito fiable, dos objetivos fracasados. Ciertamente, los pasos decisivos e irreversibles en el cambio de rumbo los ha realizado Trump, empe?ado desde el primer d¨ªa en abandonar Afganist¨¢n, sin que le importara ni mucho ni poco el precio pol¨ªtico a pagar, finalmente endosado a su sucesor.